Tierra Adentro

Titulo: Una introducción a Octavio Paz

Autor: Alberto Ruy Sánchez

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Lugar y Año: México, 2013

Colección: Breviarios

La obra poética de Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998) es parte de su pensamiento, pues, como varios críticos han dicho, Paz ante todo fue poeta, de manera que incluso de su poesía pueden surgir discrepancias. En particular, comulgo muy poco con sus ensayos, por ejemplo los dedicados a sor Juana, Villaurrutia o Cernuda; sin embargo, su poesía la he leído con detenimiento y deleite, si bien no es una poética que siga. Por otra parte, la vida y la obra de Paz son difíciles de abarcar, algunos han intentado, por una parte, unas cuantas biografías (Poniatowska, Monsiváis o Sheridan) y otros se han centrado en la biografía literaria o intelectual (Aguilar Mora, Gimferrer, Ulacia, Verani, González Torres y recientemente Evodio Escalante) sin prescindir del todo de aquella parte fundamental que es la vida del poeta. Hacerlo de un autor como Paz, tan polémico, tan cercano todavía, hace complicadas ambas tareas.

Alberto Ruy Sánchez, por su parte, se ha limitado a escribir Una introducción a Octavio Paz, originalmente escrita para un diccionario de escritores que se publicó en Nueva York, después se publicó en Joaquín Mortiz en 1990 y al año siguiente ganó el Premio José Fuentes Mares de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Ahora reaparece en esta edición del Fondo de Cultura Económica corregida y aumentada hasta la muerte de Paz, ocurrida en abril de 1998. Ruy Sánchez la define desde las primeras páginas no como “un ensayo crítico sino una sustanciosa ficha informativa”. Un ejercicio de síntesis que “ha servido tanto a alumnos y profesores en las escuelas como a cualquier persona interesada en conocer algunas claves de la obra de Octavio Paz”. Sin aspirar a ser una obra totalizadora sino, como su nombre lo indica, una introducción (no “la” introducción), ciertamente cumple su cometido de acercamiento a la vida, obra y pensamiento del poeta.

Para empezar, Ruy Sánchez abre con una clave paciana: “su concepción de la poesía como revelación y lucidez, creación dentro de la historia y no de espaldas a ella, clave de conocimiento y acción”, pues para Paz el poeta “ejerce una manera excepcional de lucidez en el mundo”. En este libro, Ruy Sánchez divide la obra de Paz en cinco etapas, lo que llama “círculos vitales”. Así, el primero, el llamado “Círculo de tierra”, abarca desde su nacimiento hasta 1943. Al final de este librito, Ruy Sánchez cita unas palabras de Paz que, me parece, aclaran ese primer círculo: “creo que el niño es la semilla de creación del hombre. Todo lo que hacemos está ya en el niño”. Son los años de la vida en Mixcoac, del viaje a Los Ángeles, del abuelo, el padre y la madre célebres por su poema “Pasado en claro”, pero también el de su tía Amalia con la que se identificaba más, los estudios en las escuelas cercanas y luego la preparatoria en San Ildefonso, las primeras revistas, la misión educativa a Yucatán, el matrimonio con Elena Garro con quien viaja a una España en guerra y los primeros libros, todo eso antes de los 23 años.

Después, en 1933, Paz publicó sus primeros poemas en la plaquette Luna silvestre, de los que después abjuró de manera que los siguientes diez años, según él mismo, se la pasó “corrigiendo borradores de borradores”. A lo largo de esos diez años, Paz publicó otros libros de poemas: ¡No pasarán!, Raíz del hombre, Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España y Entre la piedra y la flor. A diferencia de Luna silvestre y Raíz del hombre, los otros libros tienen reminiscencias de la poesía social y comprometida que se escribía en esos años. Es por eso que Paz los eliminó casi en su totalidad de sus antologías poéticas y sólo reaparecieron hasta sus obras completas. En ellos todavía no aparece el Paz que escribe su obra bajo la impronta del Tiempo y la Historia, el “poema-memoria” que será medular en su poesía: “Piedra de sol”, “Nocturno de San Ildefonso”, “Pasado en claro”, “1930: Vistas fijas”, “Elegía interrumpida”, el multicitado “Intermitencias del oeste (2) (Canción mexicana)” o “Epitafio sobre ninguna piedra”.

Las siguientes etapas, o como las llama Ruy Sánchez: “Círculo de aire”, “Círculo de fuego”, “Círculo de agua” y “En la espiral”, confirman lo que Paz dice desde el título de uno de sus poemas más representativos, pues su poesía se propone dejar en claro su pasado: ajustar cuentas sin concesiones, no ver el pasado con nostalgia sino tomarlo por los cuernos. Eso sucede particularmente en los poemas que he citado arriba, y en otros más. En esas etapas están la incursión en el surrealismo, las diferencias políticas, los verdaderos primeros libros (Libertad bajo palabra, en primer término), las misiones diplomáticas, la India y el Oriente y un nuevo matrimonio. Pero, dice Ruy Sánchez, algunos datos de la vida del poeta sólo ayudan a comprender mejor su obra, no la explican ni la agotan “porque los hilos que unen vida y obra son sutiles y complejos”.

Sin embargo, Ruy Sánchez cae en algunas inexactitudes y en eso que en su propio libro sobre Paz Aguilar Mora llama “glosas saturadas de admiraciones”, pues magnifica algunos puntos. Dice que Paz se hizo anarquista junto con un compañero en la secundaria, juntos emprendieron una huelga y pasó dos noches en una celda, pero no aclara el motivo que causó la mencionada huelga. Cuando habla sobre Barandal, la revista estudiantil que Paz y sus compañeros de preparatoria hicieron y nombraron así por los barandales de San Ildefonso, dice que en “ella le descubrían a su generación, las vanguardias literarias del siglo”. No creo que Barandal, siendo una modesta revista estudiantil, haya tenido tanta resonancia, además, por el tiraje limitado y porque los redactores eran estudiantes como los otros y prácticamente desconocidos; la cosa sería distinta cuando años después emprende, junto con otros amigos, la aventura que fue Taller, a pesar de su corta existencia.