Mujeres sin cuello
Uno de los premios de dramaturgia más importantes a nivel nacional es el “Mancebo del Castillo”, cuya peculiaridad es que para aspirar a él debes tener menos de 35 años de edad a la fecha de la publicación de la convocatoria.
Este premio ha servido de plataforma para dramaturgos ahora consagrados y con carreras internacionales, un caso específico es el de Gibrán Portela, cuya obra, titulada Alaska, merecedora de dicho galardón en el 2008, ha sido representada en Nueva York, Chicago, Rusia y diferentes estados de la República Mexicana.
En estos días se anunció al nuevo ganador de este reconocimiento por lo que, aprovechando la euforia, entrevisté a Carlos Iván Córdova, sonoroense, lingüista, poeta y dramaturgo, quien se hizo merecedor de dicho premio el año pasado por su su obra Mujeres sin cuello y cuya puesta en escena —parte del beneficio otorgado por el Teatro Helénico y Conaculta— estrenará la siguiente semana.
Itzel Lara: Nos podrías explicar un poco cómo fue tu proceso creativo, qué tomaste como punto de partida para realizarlo, los problemas que tuviste…
Carlos Iván: Siempre trabajo a partir de vivencias o con diálogos que escuché por ahí —deberíamos de buscar un vocablo equivalente al de voyeur para los que nos gusta oír la intimidad ajena— aunque al final no quede nada del material empírico en el texto. Esta es la obra que menos tiempo me tomó escribir. Por lo general dejo descansar mis textos mucho tiempo, después los retomo y depuro; este proceso lo llevo sobre todo porque me importa mucho la obra en su totalidad y la secuencia del diálogo. Salió todo relativamente pronto, tal vez porque sabía cuales eran mis anclas temáticas. De principio quise trabajar un leve suspenso con humor negro en un universo acotado. Al principio quise trabajar tres personajes, pero el texto mismo elidió al tercero conforme avanzaba. Creo que no pude evitar la influencia de todas esas obras maravillosas que se construyen con un par de personajes.
IL: ¿Cuál fue tu experiencia dentro del taller que se imparte como uno de los beneficios del premio?
CI: Fue un intercambió nutrido entre tres expertos del teatro (los jurados) y mis intenciones como dramaturgo. La ventaja que hay en tener lectores inmediatos con cosmovisiones teatrales particulares es muy grande; sobre todo porque los puntos en los que coincidieron respecto al texto fue lo que me decidí a atacar. Claro, al final uno siempre toma lo que le funciona íntimamente, pero el taller fue una buena referencia para sopesar lo que la pieza lograba y en qué áreas se quedaba anémica.
IL: ¿Cómo ves la confrontación entre los personajes y las actrices que encarnaron a los protagonistas de tu obra, la enfermera y la niña tronco?
CI: Realmente muy conmovedor. El trabajo de transformación de las actrices es impresionante. Mahalat Sanchez y Patricia Yañez, bajo la dirección de Ginés Cruz, han hecho una labor generosa y temeraria, y no precisamente me refiero al desnudo, sino a la manera de encarnar registros tan pedestres y oscuros como los propone el texto.
IL: Hablando sobre tu trabajo con la productora y el reparto, ¿cómo sentiste el texto ya montado y qué reflexiones tienes respecto a tu escritura y el montaje?
CI: Si tomo en cuenta que la obra se hizo con un grupo de creativos bastante entusiasta, puedo decir que el texto se ha nutrido demasiado en casi todos los sentidos. Me gusta la idea de que la obra confronte un personaje defeño con uno sonorense; que la autoría de la obra sea de un sonorense pero que esté dirigida por un defeño (Ginés Cruz), creo que esto crea un contrapunto interesante. La labor del dramaturgo es sólo inicial, uno propone un peso de las palabras, un universo, un solipsismo y lo que sigue es ver qué elementos explotan y cuáles se despliegan. El texto no es autónomo ni es una partitura que se siga al pie de la letra, como en la música, es más bien un punto de encuentro, aristas que sólo se aprecian en el buen trabajo de la gente involucrada en el proyecto.
IL: ¿Qué puede esperar el público asistente a la puesta en escena?
CI: Un montaje generoso que busca entablar un diálogo con lo humano. Y bueno, el trabajo de las actrices es una de las varias virtudes de esta obra.
Mujeres sin cuello estrena este 15 de agosto en el teatro La Gruta del Centro Cultural Helénico y termina el 31 de octubre. Todos los viernes 8:30 pm.
Acotación:
El festival DRAMAFEST inició el lunes pasado sus actividades, cabe destacar que además esta emisión festeja los 10 años de la producción de este evento que es puente fundamental entre creadores contemporáneos de diferentes países.
La programación se puede consultar en su página oficial.