Tierra Adentro
Fotografía por Pixabay.

El plano secuencia (long take, en inglés) es una técnica cinematográfica en la que se expone una escena de larga duración sin cortes. La acción se filma como si siguiéramos lo que sucede con los ojos, es decir, su poder expresivo viene de la capacidad mimética que carga: nos hace creer —de manera mucho más convincente que el montaje— que vemos la acción “en vivo”. Esto es porque la vida real sucede en plano secuencias. Interrumpidos quizá sólo por el sueño, observamos el mundo en una sola toma, sin cortes. Al igual que en un plano secuencia, la vida no tiene juegos plano/contraplano, no hay zooms ni se rompen los ejes. El long take es el sueño húmedo del Kino Glaz de Dziga Vértov.

En Buffalo 66 (dir. Vincent Gallo) se hace evidente esta parentela entre cámara, ojo y plano secuencia. Durante una cena, están Billy (Vincent Gallo) y sus padres que discuten por un cuchillo, vemos la pelea como si nosotros estuviéramos en la cuarta arista de la mesa, se pasa al contraplano y notamos que la cámara es la mirada de Layla (Christina Ricci) y la nuestra.

La razón de que el plano secuencia no sea muy usado es que requiere bastante capacidad técnica del camarógrafo, además, hay que hacer coreografía con los actores (quién entra, por dónde, que no se cruce, que la cámara no les pegue en la mollera), tener bien calculada la amplitud de la toma, las herramientas para grabarlos cuestan bastante, es complicado manejar los cambios de iluminación, pueden salir las sombras del equipo técnico. Cualquier error —imperceptible al momento de grabar— puede arruinar horas de planeación.

Como casi todo en el cine, es más fácil verlo que explicarlo. Dejo dos ejemplos de plano secuencias perfectos:

1. Goodfellas (dir. Martin Scorsese), en la secuencia del restaurante

Este plano secuencia está grabado con un steadicam, dispositivo que permite tener la cámara “en mano” sin que se note el pulso del cinefotógrafo o los movimientos que hace a la hora de respirar o caminar, además se pueden hacer tomas muy cercanas al sujeto o giros dramáticos sin perder la estabilidad de imagen que se tendría con un trípode. Si mal no recuerdo, la escena de Dany, cuando recorre el Hotel Overlook, en The Shining (dir. Kubrick), fue de las primeras en ser grabada con steadicam. Aquí, cómo hacer un steadicam con un pollo.

2. Touch of evil (dir. Orson Welles), en la secuencia inicial

Orson Welles y Rusell Metty (director de fotografía) utilizaron, para esta escena, una cámara montada en una grúa de grabación (o “cabeza caliente”). Por eso, a diferencia de Goodfellas, en ésta, la cámara se eleva y baja, como si estuviera volando. Aquí una grúa de grabación de las más modernas (creo). Se ve bien, hace tomas excelentes y cuesta más que un riñón en el marcado negro.

 

Los plano secuencias que (malamente) recuerdo

Los que enumero abajo son plano secuencias que me dejaron un gran sabor de boca cuando apenas estaba empezando a ver cine de manera consciente, en búsqueda de lo que me gustaba y no me gustaba que sucediera en una película. En el momento que quise escribir sobre los long take, vinieron a mi mente estas secuencias de manera automática. He de confesar que ninguna es tan larga como los ejemplos de Kubrick, Welles o Scorsese. Incluso algunas tienen cortes y más parecerían un ejemplo de slow cutting (montaje que usa tomas más largas del estándar del cine comercial: 15 segundos). Ninguna de estas películas tiene desperdicio.

1. Soy cuba (dir. Mijail Kalatozov), en la escena del funeral

Película rusa filmada en Cuba. Los soviéticos aplicaron todo su conocimiento de cine heredado de Einsenstein, Pudovkin y Kuleshov para filmar un plano secuencia normal, efectivo sin ser memorable, hasta que, sin decir agua va, la cámara sale volando por una ventana. Literalmente, sale volando y atraviesa la bandera cubana. Violines a todo lo que dan. He sorprendido en pleno llanto a un par cuando ven este plano secuencia. Definitivamente, es uno de los grandes del cine mundial. Es necesario mencionar la primera escena de Soy Cuba; no es un plano secuencia tan dramático pero está bastante bueno.

2. Tenebre (dir. Dario Argento), en la escena de uno de los tantos asesinatos

http://www.youtube.com/watch?v=VcrLD94jc88

Los subgéneros no son muy bien apreciados por cierta crítica (hollywoodense). Según esta perspectiva, las películas buenas son las realistas, los dramas históricos, las historias de judíos sobreponiéndose al fascismo nazi. Sin embargo, Kubrick ha demostrado que una película de terror puede ser una obra de arte. En este caso, Dario Argento (máximo representante de un sub subgénero: el giallo) crea un plano secuencia interesante. Se supone que una de las virtudes del plano secuencia es evitar objetos que dificulten la visión, es decir, no dejar que una mesa o un mueble estorben a la escena. A Argento no le importó y en esta secuencia vemos mucha pared, mucho techo. Pareciera un error de planeación pero el efecto que se crea, junto con la música de Goblin, resulta en incontrovertible suspenso. Además, hay topless.

3. Stalker (dir. Andréi Tarkovski), en la secuencia del sueño

Si Chris Marker hacía cine ensayo y si Godard hacía novelas en formato de película, Tarkovski hacía cine poemas. Stalker dura casi tres horas y es pesada como pocas. Tiene muchas tomas largas (muy largas), contemplativas si se les puede llamar así. La vi por primera vez hace más de diez años en un cineclub de la Facultad de Medicina de la UAEM. Me acompañó mi padre. En una secuencia, los tres personajes principales se suben a uno de esos vagones para andar en las vías del tren. Al principio de la escena, mi padre se durmió. Cuando se despertó, estaba preocupado: ya no entendería la película. Se dio cuenta que seguía la misma escena. Volvió a dormirse; de nuevo, despertó pensando que no entendería. Seguía la misma escena. Priceless.

4. The Blair Witch Project (dir. Daniel Myrick), en la escena final

Gran película de terror, que si bien no inventó el formato found footage sí lo popularizó y, además, lo llevó a una de sus máximas expresiones. La historia es buena y esta escena, en donde Mike y Heather son colocados a la manera que Rustin Parr lo hacía con sus víctimas, es una que quedó grabada en demasiadas cabezas. El final Rec no habría sido posible sin ésta.

5. Chinesisches Roulette (dir. Rainer Werner Fassbinder), en la escena del travelling circular

Drama a la germana, es decir, cosa seria. Fassbinder, el enfant terrible del Nuevo Cine alemán, junto con su incondicional Michael Ballaus (camarógrafo de Scorsese y Coppola) realizó una película ruda y directa. Este plano secuencia, además, suma un travelling circular: desesperación en una vista de 360 grados.

Nota: Fassbinder hizo la primera versión de Matrix. Se llama Welt am Draht.

 

Los falsos plano secuencias que (malamente) recuerdo

Éstas son secuencias con tomas largas que en mi cabeza, eran plano secuencias. Pero son películas tan buenas que merecen ser recomendadas.

6. Aguirre, der Zorn Gottes (dir. Werner Herzog), en la secuencia final

Esta secuencia está formada por dos long takes: uno, donde Aguirre (Klaus Kinski) reflexiona sobre sí mientras camina por la balsa, es un esquema simple, un monólogo en off más los chillidos de unos tarseros (spoiler: hay maltrato animal); el segundo, un travelling de acercamiento que llega hasta Aguirre y se convierte en un travelling circular. No había otra forma de representar la muerte de un dios.

7. Deus e o Diablo na terra do sol (dir. Glauber Rochar), en la secuencia final

Glauber Rocha es un gran director brasileño. Son necesarias más retrospectivas y estudios críticos de su obra. Caetano Veloso musicaliza la escena final de Deus e o Diablo. Esta película me convenció de que, cuando todo se va al caño, sólo queda correr. El que se caiga, se queda. Plus: grande Corisco, es la mejor muerte en el cine, aparte de ésta; aunque le pisa los talones a cualquiera del invencible Ricky.

8. Los caifanes (dir. Juan Ibáñez), en la escena del automóvil

Los rudos también lloran —Julissa, qué guapa era—. En sí, el plano secuencia es muy corto; sigue la botella mientras todos le entran “a pico”. Los caifanes es una gran película, algunas veces experimental, otras desgarradora. Merece ser vista varias veces. Uno de mis nuevos héroes es El Gato. Oscar Chávez tampoco cantaba mal las rancheras.


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
(Chihuahua, 1986) vivió en Toluca y ahora en el Distrito Federal. Próximamente será maestro en filosofía. Ha publicado en las revistas Los bastardos de la uva, F.I.L.M.E., Icónica, Registromx y El portal de Toluca. En este momento forma parte de Kinotecnia cineclub.