¡Mierda, Novo!
Titulo: Escribir con caca
Autor: Luis Felipe Fabre
Editorial: Sexto Piso
Lugar y Año: México, 2017
Salvador Novo se anticipa en muchos de sus propios títulos, publicados e inéditos, al ensayo Escribir con caca de Luis Felipe Fabre, cuyo tema no es otro que una lección de gastroenterología sobre la figura y la amplia obra del mismo Novo. Pareciera que desde sus primeros títulos en prosa como En defensa de lo usado hasta Las locas, el sexo, los burdeles, Novo hablaba abiertamente sobre el detritus fecal del cual le gustaba servirse para escribir en contra de todos, incluso en contra de sí mismo, ejercitando formas poéticas como el endecasílabo que, por ejemplo, en su obra poética —la que él consideraba de seriedad y que para Fabre representa uno de los proyectos más radicales de la poesía hispanoamericana del siglo XX—, no cultivó sino como un mero recurso de ocasión, en concreto en los sonetos que celebraban el Año Nuevo. Si su obra poética renovó las formas y contenidos en el panorama literario de América Latina, sus poemas satíricos terminaron por romper a figuras y personajes de la escena cultural mexicana, como a Diego Rivera.
Como el primer libro de Novo que reunía Poemas y ensayos, Fabre divide este ensayo en tres capítulos de diversos registros en los que inicia con una écfrasis de la pintura El taxi, en la cual Manuel Rodríguez Lozano retrata a un jovencísimo Salvador Novo viajando en la noche capitalina enfundado en una bata azul satinada, hasta una delirante variación en verso sobre el descenso de Novo al inframundo de alcantarillas rellenas de excremento, pieza que lo mismo puede ser leída como el acto único de una puesta en escena que como un poema que dialoga de tú a tú con las poesías de Novo, las de seriedad y las de sátira.
Escribir con caca es el resultado de una colonoscopía post mortem a Novo que, como en las realizadas en seres vivos, comienza en el ano, sigue por el recto y se adentra por el colon permitiendo que observemos las obras incompletas, inéditas, estancadas o secretas de Novo, y así continúa la visita por el largo intestino delgado, cruza la boca del estómago cerca del hígado que nunca detiene el derrame de bilis, pues también ésta le sirve a Novo para quemarle la cara a sus enemigos; luego pasa juntito al corazón que ya nada canta ni baila e, increíblemente, sale por la boca, como si de un poema recitado se tratara, o mejor dicho del throw shade que en el argot gay refiere al acto de opacar, burlarse de un amigo o conocido, al grado de denunciarlo públicamente y faltarle al respeto.
Fabre explica que justamente esta destreza para atacar fue el sino fatal de Novo. Haber sido una shady bitch que empuñaba sonetos en vez de unas tijeras o una secadora de pelo lo volvió blanco del desprecio, que como un bumerán lo atacó desde muy distintos lados políticos: tanto la izquierda como la derecha se ensañaron en su contra, más por joto que por diablo. Y más por ostentar poseer un ano que por ocultarlo a la usanza de la doble moral. Si en vida el poeta escribe con caca, en la muerte también, pues defecar es una de las funciones corporales que se mantienen después de morir. Y para Novo no es ajena. Novo obra así después de morir con la aparición de libros póstumos como Sátira o La estatua de sal que le sirven a Fabre para observar quién era nuestra reinona, qué comía y cagaba.
Para el mexicano el albur no consiste en hablar del culo de otros hombres para señalarlos objeto de deseo, propio o ajeno, pese a que se lea como acto homofóbico, pero no, puesto que para ellos el albur es divertimento y plantea la moral de no quebrarse ante otro macho semejante, o ante un ser inferior como el homosexual o la mujer. El macho intelectual mexicano no suele aceptar que tiene ni ano, ni cola, ni mucho menos fecundidad ahí. Una cuestión anal que Novo sabía usar, y que usó como banderilla para herir a los toros: con el culo, a sentones, en endecasílabos. En esta línea histórica Fabre cuenta que el macho mexicano es un intelectual, y escribe poemas, y está sodomizado por el sistema político reinante, y hasta ha merecido el Nobel de Literatura. Es así como Octavio Paz ocupa un sitio clave para el libro de Fabre sobre Novo. Fue Paz quien señaló que Novo no escribió con sangre —como los poetas que celebran a los héroes— sino con caca. Y para quien no lo sepa, Luis Felipe Fabre se encarga de revelar el secreto de los poetas: la poesía se origina en el ano.
Escribir con caca se suma a Leyendo agujeros. Ensayo sobre (des)escritura, antiescritura y no escritura, primer libro ensayístico de Fabre en el que el autor se comprometió en explorar esa ruta que va del poema a su imposibilidad. La imposibilidad que siempre ha sido el sino de la poesía.