México 86, electropop emergente y el homenaje a Ciëlo
En el ciclo de la vida unos se van y otros llegan; de eso trata esta historia. En 2008 fue asesinado en Madrid, Coco, la mitad del dueto electropop Ciëlo, un proyecto que comenzó en Perú y luego dio el salto a Europa. Ellos trabajaron siempre desde una independencia radical. A la postre dejaron como legado dos discos: Un amor mató al futuro y Paraíso vacío.
Con el tiempo el grupo se volvió de culto y su ironía en las letras sedujo también a varios colegas seguidores de ese tecno primigenio, que se alimentaba de Cocteau Twins, Soft Cell y Depeche Mode, entre otros. Fue imposible que el grupo siguiera pero su obra continua latiendo. Así que resulta muy atractivo que ahora que se cumplen los diez años de la disquera Molécula Records han editado Interferencias, un compilado multinacional de 11 temas y de descarga gratuita.
En este compilado también incluyen talento emergente, como México 86, proyecto del periodista y escritor Alejandro Mancilla; conversamos con él para echar un vistazo al pasado, conocer sus pasiones y establecer el origen de esta nueva incursión musical.
Llamar a un nuevo proyecto “México 86” reviste mucho de nostalgia, de esa valoración por lo viejo que está tan de moda. ¿Cómo fue que tomaste la decisión de utilizar este nombre? ¿Quién te acompaña en este aspiración?
Sí, pero además de la nostalgia y el gusto por la música y cultura pop de esos años, fue para desmarcarnos de esta época en que abundan los “The” y de muchos grupos mexicanos que cantan en inglés. Es una especie de declaración de principios. Por otro lado, y aunque suene contradictorio, soy un poco esceptico con eso de valorar tanto el pasado, no creo que necesariamente sea mejor. Me gusta la nostalgia, como cuando aspiras un perfume que usabas de niño y se activan esas sensaciones, pero el riesgo es que a veces te decepciona eso que antes creías intocable. Te podría decir que buscamos un nombre que tuviera varias lecturas y no sólo la obvia, algo nacionalista también, y en ese sentido más directo no puede ser. Este proyecto surgió con un amigo llamado Omar Estevez, quien también toca con el grupo Deer Murray. Llevamos meses, o años quizás, reclutando cantantes pero creo que somos un poco exigentes.
¿Qué es lo que te aporta el electropop, estilo que al parecer te despierta una enorme pasión?
Descubrí que se podía hacer música sin saber tocar necesariamente una guitarra o una batería. Muchos de mis héroes de toda la vida provienen del punk, del DIY, tipos que de repente se pusieron a hacer pop con sintetizadores. Hay dos que me mostraron el camino: Daniel Melero, quien alguna vez dijo que el futuro del rock estaba en un cuarto con una o dos personas haciendo música en su computadora y no en un garage, donde todos llevan un rol y hay una democracia. Me gusta más lo minimalista, la introspección, y por eso hacer música en soledad y con aparatos a los que les das órdenes se me da más que estar en un cuarto de ensayo con cuatro personas queriendo aportar cada uno su gusto en una canción. Por otro lado, Jorge González, de Los Prisioneros, de igual modo alguna vez comentó que los nuevos grupos de rock son como los antiguos baladistas, como la parte convencional de la música. Y es cierto, yo prefiero escuchar mil veces a un güey con unos samplers haciendo cosas interesantes, o digamos a Los Macuanos, de México, o Sobrenadar, de Argentina, que a una banda de rock como Los Daniels o DLD (que ya sólo por el nombre los evito), por mencionar ejemplos que se me vienen a la cabeza. Es la misma fórmula arrogante de rock pop estandar de toda la vida, y el electropop siempre ha sido la alternativa en ese sentido.
¿Te interesa utilizar la tecnología de punta o prefieres rodearte de aparatos vintage?
Más bien ocupo los recursos que me gustan, sin importar la época. Si compro un sinte que, digamos, usaba OMD, ¿cuál es la gracia? Va a sonar por momentos a un intento de OMD. Antes sí pretendía buscar sonidos de ciertas cosas, como los teclados del Mundo Feliz, de Fobia, o la caja de ritmos de Automatic, de The Jesus and Mary Chain; me ponía a investigar que drumsets o sintes ocupaban, pero ahora como que me da igual tratar de emular esos sonidos.
Tengo otro dueto llamado Dixybait, que lleva como 3 años en receso, y con él grabamos las primeras canciones en una PC vieja. Ya luego compramos unos sintes, primero un microkorg que no es ni vintage, ni moderno. Actualmente, programamos las cajas de ritmos en una computadora y le agregamos capas de teclados; uso un korg, un Novation Mininova y muchos casiotone de juguete. En la canción del tributo a Ciëlo, toqué los teclados y produjé la canción con Omar en la voz y una chica invitada llamada Brianda qué| no sé si vaya a seguir en el proyecto.
Definitivamente escoger “Gris Moderno” fue una decisión tremenda; ¿Suscribes también ese lado de ironía y de autocrítica hacia el mundo indie? “Todos los modernos escuchan los mismos discos” es toda una provocación, que además tiene a The smiths en el estribillo.
Tengo una relación amor-odio al respecto. Creo que la ironía en la canción está muy bien alcanzada, además de que es una autocrítica de lo que antes era de culto y de repente se volvió del dominio público. Ellos venían de Silvania, grupo ambient/shoegaze muy avanzado en varios niveles. Me parece que “Gris moderno” acaba dándole glamour a esas mismas imágenes de las que se burla, por ejemplo, la frase “todos los modernos, esperan un avión rojo” me transmite muchas cosas, aunque lo hayan dicho como sarcasmo. Para ellos los “modernos” son los otros, no ellos; pero luego adoptan ese papel cuando dicen “todos los modernos se irán de este país”, tal vez como un autorreferencia a su emigración de Perú. En fin, seguro Mario y Coco (QEPD) tienen una idea diferente. Por otro lado, la idea que a Joy Division actualmente lo escuchen hasta en un puesto de esquites, es muy reveladora; aunque me tachen de fascista musical, no me late la idea. Para terminar, en nuestra versión, le cambiamos la letra: en lugar de “Odio los Smiths” le pusimos “Amo a Los Smiths”.
¿Qué opinión tenías acerca de Ciëlo, analizándolos desde la distancia?
Me gustó que rompieran con su pasado de Silvania para hacer algo muy diferente, apelando a sus raíces tecnopop y con letras tan inteligentes. Creo que tenían grandes canciones y un sentido muy claro de los conceptos. Su primer disco, Un amor mató al futuro, me encanta desde el título, recuerdo que lo distribuía Ejival en su sello, se lo compré vía mail y se tardó meses en enviarlo, pero cuando lo hizo, a manera de disculpa, me envió sin costo un CD de Silvania editado por Índice Virgen.
¿A qué atribuyes que entre España y México no tengamos una relación tan intensa en cuanto a música propositiva?, es decir, nos llegan las cosas más comerciales y banales, en general. ¿Acaso el idioma no debería ser un vínculo importante?
Creo que sí la hay, pero de manera súper subterranea, si es que te pones a escarbarle, cuando no debería ser así… y se lo atribuyo al mal gusto de los programadores de radio e incluso de algunos medios, además de un excesivo culto a lo anglosajón. Creo que sería bueno que en lugar de que las referencias sean siempre la NME o Pitchfork, volteemos a ver cosas bien interesantes que se hacen en aquel país o en la misma América. Ahora mismo, El Último Vecino o Linda Mirada, por mencionar dos agrupaciones españolas, deberían ser conocidas en México y toda latinoamérica. O Como Diamantes Telepáticos, Sobrenadar o Matilda, de Argentina. Pero es que siempre ha sido así, Mecano en su época tecno era de culto en México, lo mismo que Pegamoides o Aviador Dro, un Pingüino en mi ascensor, etc. Es triste, y no porque no me gusten las bandas inglesas, que es el país de donde proviene casi toda la música que escucho, pero creo que para el público mexicano sería interesante escuchar grupos hispanohablantes, el problema es que muchas veces no saben ni siquiera que existen.
¿Consideras que es complicado alternar las funciones de periodista con las de músico? ¿Siempre andará por allí la idea de que “el crítico es un músico frustrado”?
No, si le das su espacio a cada cosa y no confundes los roles. Siempre existirá ese estigma, pero la frustración se puede dar en todos lados, simplemente al estar tan enrollado en algo de manera natural te va jalando hacia otras cosas que tienen que ver. De hecho conocí a mucha gente del medio cuando les llevaba el disco de Dixybait para reseñas y de ahí me invitaron a escribir. Es negativo cuando te dedicas a atacar a los demás o sacar tus frustraciones, pero eso va más para quienes se asumen como músicos; yo no me considero músico ni me interesa esa parte académica del asunto, más bien hago canciones lo mismo que me interesa escribir cuentos.
¿Cómo se dio que te invitarán a participar en Interferencias? ¿Ya conocías a la gente de Molécula Records?
Sí, con ellos tengo relación desde hace tiempo. De hecho, con Dixybait, ellos nos publicaron un CD y un vinilo. Hace ya seis o siete años, sólo teníamos un demo (Dixybait) que en su momento fue muy bien reseñado por Rafa Saavedra y Walter Schmidt, y donde colaboramos con gente como Nacho Canut. Entonces, de la nada, Molécula nos ofreció editar un disco. Yo desde que los descubrí, me latió, porque estaban divulgando a bandas que me gustaban como La Monja Enana, y compilados diversos con grupos como Gasca, L-Kan, Denvër, Las Robertas, Lemonfly etc. Para este disco tributo a Ciëlo, Arlo Guzmán, el director del sello (e integrante de Delicado Sónico), me invitó cuando estaba germinando la idea y se me ocurrió hacerlo con este nuevo proyecto de México86.
¿Cuáles son los planes con México 86? ¿Es tu único proyecto en activo o tienes otros en marcha?
Tengo otro proyecto llamado Miedo a las chicas que es un poco naive. Con Dixybait estamos grabando cosas y con México86 también, la idea es sacar un disco o canciones aisladas. También tengo un proyecto de ponediscos que se llama Nunca fui moderno.
¿Qué otras versiones de Interferencias te parecen las más logradas?
Me laten la de Unvölistanding, que es “Líneas rectas”, la de Cineplexx (“No futuro”), la de Estrellita mi Alegría; pero creo que mi favorita es la de Bla, que son integrantes de L-Kan. El balance se me hace bueno en general, no sé que haya opinado Mario, el otro Ciëlo.