Meridian Brothers: trópico alienígena
Nada parece inmutable; al menos no en nuestro universo. Los procesos de transformación son perpetuos, aunque por momentos en el arte no sean tan evidentes. Es por eso que resulta sorprendente encontrar a creadores que se saltan todos los parámetros imaginables.
Dejo correr Salvadora Robot, el quinto disco de los colombianos Meridian Brothers y, antes de pensar en otra cosa, me remito hasta Albert Einstein y su infinita capacidad de imaginar. Celebremos que existan personas inconformes con lo ya conocido y que intuyan otras posibilidades en el porvenir. Así, entre sonoridades de una Latinoamérica que se reinventa, me remonto a dos frases del filósofo de la ciencia. La primera: “Nunca pienso en el futuro. Este llega lo suficientemente rápido”. Y es que los Meridian nos catapultan hacia otra dimensión en tiempo y espacio; nos hacen creer que estamos en el futuro y que los sonidos tradicionales del continente han colisionado con otras partículas musicales de la cultura occidental.
La segunda cita del genio alemán: “La religión del futuro será cósmica. Una religión basada en la experiencia y que rehúya los dogmatismos”. Se trata pues de entrecruzar disciplinas, estéticas y géneros para lograr una emulsión sonora en que la parte experimental de la llamada música culta forme parte de la renovación de los ritmos latinos a través de agregarles sonidos electrónicos, sampleos y sintetizadores.
El compositor, guitarrista y cantante Eblis Álvarez es quien conceptualizó tan alucinada y alucinante propuesta tras estudiar música electroacústica en Colombia y composición electrónica en Dinamarca. Cuenta que un universo inédito de posibilidades se le reveló tras adentrarse en la obra de Ligeti. Decidió que aquello podía aplicarse a la cumbia y la champeta —tan identificadas con el acervo popular de su país.
El periodista Óscar Adad es quien ha dado con una de las mejores definiciones para lo que hace este grupo harto renuente para con las clasificaciones, anotó que es como si “Karlheinz Stockhausen bailara y tocara con Totó la Momposina”.
No extraña, pues, que un músico y teórico tan solvente como Eblis forme parte del ambicioso proyecto Ondatrópica —con el inglés Quantic— y también del grupo Frente Cumbiero, en los que se cruzan tradición y modernidad. De hecho, en el disco Frente Cumbiero Meets Mad Professor le dio una naturaleza dub a piezas concebidas más orgánicamente.
Lo más curioso es que Meridian Brothers es un proyecto en el que ha invertido más de 15 años con distintas alineaciones, siempre inspirado en la vastedad freak de lo que hacían The Residents y buscando un punto de encuentro entre el son y la salsa con una psicodelia cósmica.
El resultado pareciera un performance tropical, un lanzamiento intempestivo de manifiestos desde una América Latina en la que lo alienígena también es lo tribal.
Teniendo en su pasado la escritura de obras para cuarteto de clarinetes y saxofones, y la paulatina resonancia que fue alcanzando Desesperanza (La distritofónica, 2012), un disco apoyado también por el sello británico Soundway, que los ha empujado fuerte en Reino Unido y Francia (en Alemania publica con Staubgold), Meridian Brothers han sabido aguardar y perseverar hasta llegar convertirse hace poco en una de las recomendaciones especiales de la reputada tienda londinense Rough Trade.
Aun con lo vanguardista de Salvadora robot (Soundway, 2014), se percibe el influjo de una gran tradición popular en un país que posee costas en el Atlántico y en el Pacífico y que se halla a mitad del continente; Colombia es un complejo mosaico popular que ahora es reconstruido desde una perspectiva excéntrica. Allí están distintos ritmos ya conocidos pero tratados con un desparpajo imaginativo. Por ejemplo, el famosísimo Vallenato suena como si emanará de una película de ciencia-ficción en “El festival vallenato”.
La cumbia al estilo peruano –la chicha— aparece en “Jefe inido vengará”, y ese tema ha sido pretexto para que los Meridian hayan explicado que no se sienten solos; citan a proyectos como Dengue Dengue Dengue, Velandia y la Tigra, King Koya o Chicha Libre como puntos de encuentro para una sensibilidad parecida.
Así le dan la vuelta al estilo caribeño del son en “De mi caballo, como su carne”; al mismo tiempo brindan un homenaje explícito a sus admirados The Residents y abren el disco con una insólita “Somos los residentes” —el cual es muy evidente en su búsqueda sonora—. En “Doctor Trompeta” habrá quien se acuerde de la banda sonora de los filmes del Santo “El enmarascarado de plata” —en un ir y venir de efectos parecidos al Theremin—, mientras que en “El gran pájaro de los Andes” incluso hay algunos chispazos jazzísticos.
Con Salvadora Robot, los Meridian Brothers han confirmado que ellos inventan un trópico alienígena, que pasan por un estupendo momento y han encontrado seguidores atentos; no en vano formarán parte de la edición conmemorativa de los veinte años de Rock al Parque, el festival gratuito más grande de América Latina. Mientras tanto Eblis Álvarez ha colocado el compilado Cancionero psicodélico, que se puede conseguir gratuitamente en la red a través del portal En Órbita.
Electrónica chatarrera, experimentalismo, ritmos latinos reinventados… todo cabe en el delirante universo de los Meridian Brothers; abróchese los cinturones con cáscaras de plátano macho y prepárese para despegar en un nave espacial con forma de palmera y colores fosforescentes.