Los apoyos a la creación artística en el mundo
México fue pionero en el sistema de becas y apoyos a creadores de arte. En el ámbito latinoamericano, Conaculta se posicionó como el precursor en este tipo de sistema, como líder en recursos financieros destinados a la cultura y con el número más alto de becas otorgadas. La lección que ha dejado es la de un Estado en constante diálogo con los creadores, un diálogo no siempre correspondido por parte de los creadores o de las instituciones.
La concentración (y la desconcentración en los distintos estados del país) de los apoyos en una institución, como se hizo en México, han convertido al FONCA en un paradigma del sistema de apoyos gubernamentales. Países como Chile o Argentina desarrollaron programas similares al mexicano después de cinco o seis años de establecido el proyecto en México. A continuación se muestra una serie de países que no sólo destacan por sus altos estándares educativos, sino también por sus altas inversiones en los creadores de arte.
Argentina
Cuatro años después de creado el FONCA en México, en 1993, el gobierno argentino, a través de su Ministerio de Cultura, creó el Fondo Nacional de las Artes, un programa que comparte el espíritu del mexicano; la diferencia se encuentra en que el estímulo se otorga también a artesanos, filósofos y a proyectos de investigación de corte académico. El apoyo mensual que se otorga es de diecinueve mil pesos mexicanos, aproximadamente, y sólo se da a un creador por disciplina y por año.
Chile
En 1992, se instauró el Fondo Nacional para el Desarrollo Cultural y las Artes (FONDART) y el Fondo del Libro y la Lectura, dependientes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes chileno (CNCA), órgano rector de las políticas públicas culturales. Estos fondos, que se otorgan anualmente a artistas, también funcionan para los editores y creadores de colecciones editoriales y edición de libros que se unieron a un programa educativo. En Chile, de acuerdo con su programa, no se concibe la creación sin un plan que integre la educación de los lectores. El estipendio es único, anual y ronda entre los cien mil y doscientos cincuenta mil pesos mexicanos. Los pagos más altos son para las artes escénicas.
España
En España, a diferencia de otros países de lengua hispana, la idea sobre los apoyos a los creadores está concebida desde la academia o desde fundaciones culturales. El Ministerio de Cultura español funge, por un lado, como una red de conexión entre creadores y los programas independientes que existen, como las Becas Fulbright o Iberescena; por otro, emite convocatorias con propósitos muy específicos, como la edición de libros y/o revistas culturales, promoción de la lectura, traducción literaria y proyectos de animación de la lectura. En relación con los escritores, el ministerio español se ha sumado a la red HALMA, organización con sede en Berlín que conjunta veintiséis centros literarios en veintiún países de Europa. En colaboración con la asociación, ofrece una beca anual que consiste en una estancia en Bélgica y Hungría.
Colombia
Poco antes de los años cuarenta, Colombia construyó sus institutos culturales gubernamentales. En 1968 se creó el Instituto Colombiano de Cultura, que funcionó como entidad descentralizada que velaba por la creación artística, pero fue en 1997 cuando comenzaron a construir las políticas culturales a través del Plan Nacional de Cultura, aún vigentes, y que contemplan los apoyos a creadores. Su sistema de becas, con un modelo similar al del FONCA, otorga tres tipos de apoyo: a la creación nacional (teatro, literatura, danza, pintura, música, etcétera), a la movilidad internacional de creadores e investigadores de literatura, y un apoyo destinado a la creación literaria, a la lectura y el libro. El apoyo anual es de cien mil pesos, aproximadamente. El monto varía por disciplina y se otorgan alrededor de doscientas becas.
Islandia
Islandia es el país con más escritores, más obras publicadas y más libros leídos per cápita en el mundo. Hay una frase que refleja ese fenómeno: “Todo el mundo da a luz a un libro”. Sorprende que a pesar de ello este país no cuente con un sistema de becas por parte de su Ministerio de Cultura. Como el departamento de gestión cultural español, el islandés funge como una red de comunicación entre artistas e instituciones. Las autoridades islandeses están centradas en la educación de los distintos niveles académicos, desde la educación primaria hasta la profesional. La única aportación del gobierno a los creadores son los apoyos en instituciones académicas como la Universidad de Reikiavik, la Universidad de Islandia y la Universidad de Akureyri.
Finlandia
El sistema educativo finlandés es considerado como el mejor de los evaluados por el informe de 2003 del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés). Se divide en dos tipos de formaciones a partir de los dieciséis años: la teórica, que se imparte en las escuelas secundarias superiores y las universidades, y la profesional, impartida en las escuelas profesionales. Como Islandia, este país cuenta con una gran tradición literaria, aunque aquí se inclina al arte poético. Los apoyos a creadores, como en diversos países europeos, provienen de asociaciones locales o internacionales de escritores, y de su Ministerio de Cultura. A diferencia de Suecia o Islandia, Finlandia sí destina una parte de su presupuesto oficial a becas para creadores de arte (con un sistema similar al mexicano), para asociaciones culturales con proyectos relevantes, y a bibliotecas, teatros, orquestas y museos.
Australia
El gobierno australiano, a través de su Ministerio de Cultura, cuenta con uno de los programas de becas para artistas y fondos para organizaciones culturales más completos en el mundo. Sus políticas públicas, enfocadas a la subvención de los creadores, comenzaron a funcionar en 1986. El australiano se considera uno de los más programas más ambiciosos: además de otorgar apoyos anuales y en todos los estados, cuenta con un departamento que forma lectores y espectadores, otro que cuida de los derechos de autor y con un oficial anticensura que vigila que el gobierno no influya en los contenidos artísticos. Parte de sus programas otorgan recursos para proyectos web y el acceso al acervo cultural en línea, reconocimientos a los editores independientes y apoyo a todas las disciplinas artísticas, donde también incluye televisión, diseño y expresiones indígenas. Para Australia, la cultura es una industria, y con esa visión conformó un sistema de exención de impuestos y de apoyo a pequeñas industrias culturales.
En cada convocatoria se contemplan alrededor de treinta categorías, y se becan de tres a cinco creadores u organizaciones. Las categorías, como jóvenes artistas, incluyen la subvención a programas mercadotécnicos, de desarrollo y propiamente de creación; lo mismo sucede en cada disciplina. Como el proyecto mexicano, el australiano auspicia, por ejemplo, residencias en otros países, investigación académica y apoyos a curadores de arte.
Los apoyos económicos van, aproximadamente, de sesenta y dos mil a trescientos setenta mil pesos mexicanos por año. Los institutos rectores están divididos en cuatro áreas (sur, norte, este y oeste), y cada uno otorga casi mil millones de pesos para alrededor de trescientos quince programas.