Tierra Adentro
La palabra contra el silencio. Elena Poniatowska ante la crítica

Titulo: La palabra contra el silencio. Elena Poniatowska ante la crítica

Editorial: UNAM/ Era

Lugar y Año: México, 2013

Selección y prólogo : Nora Erro-Peralta y Magdalena Maiz-Peña

No son pocos, lamentablemente, quienes le escatiman méritos literarios a Elena Poniatowska (París, Francia, 19 de mayo de 1932). Varios salieron a relucir en cuanto se dio a conocer que ella había obtenido el Premio Cervantes y lo confirmaron la semana pasada cuando se le entregó en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, al norte de Madrid. Me parece que esa actitud de menospreciar la obra de Poniatowska se debe a múltiples factores: para empezar, a que es mujer y el prejuicio de que una mujer escriba y gane premios aún es lastre en nuestro machista ambiente literario, pues no recuerdo tal magnitud de protestas cuando le concedieron el mismo premio a un escritor tan menor como Sergio Pitol. Y por otra parte, a que es periodista y no “escritora”, a que el género preponderante en que se desarrolla no es literario, de manera que con eso quieren anular también su narrativa (un poco como quienes diferencian “escritor” de “periodista” como si los periodistas no escribieran también).

Otra razón de peso entre quienes le regatean a Poniatowska su lugar en la literatura mexicana, es que sus opiniones políticas, su declarada militancia de izquierda, su activismo en contra de las desigualdades e injusticias que viven muchas minorías pesan más que su obra literaria. Es por eso que para responder a esas críticas extraliterarias, circunstanciales y viscerales, es fundamental leer este libro compilado por Nora Erro-Peralta y Magdalena Maiz-Peña, La palabra contra el silencio publicado dentro de la colección de escritores ante la crítica en la que también se han preparado tomos sobre José Emilio Pacheco, Augusto Monterroso, Juan Rulfo, Carlos Monsiváis, Octavio Paz y otros. En este, dedicado a compilar ensayos sobre la obra de Poniatowska, escriben José Joaquín Blanco, Gabriela Cano, Margo Glantz, Sara Poot, Marta Lamas, Héctor Manjárrez, José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Sara Sefchovich y con textos muy escuetos Sergio Pitol y Juan Rulfo, entre otros.

De esa manera, todos juntos, echándonos montón, como decimos habitualmente, nos develan en estas páginas los aciertos y virtudes de la obra de Poniatowska. En total son treinta y ocho ensayos los que componen La palabra contra el silencio. Las compiladoras los han dividido en cuatro apartados y afirman que en ellos hay “una pluralidad de modelos críticos” que muestran “una atrevida interrogación socio-cultural, política y literaria de su obra [de Poniatowska]”. Así, Blanco y Manjárrez escriben los mejores ensayos, el primero sobre cómo desde sus primeras obras ya se veía la obra futura de la Poniatowska que admiramos en este fin y principio de siglo, dice; el segundo, asegura que es “una escritora de primera línea” y cómo muestra al lector hechos sociales invisibilizados por la historia oficial. Por su parte, Lamas y Cano se enfocan en la parte feminista, fundamental aunque no única en la obra de Poniatowska. Se ha consensuado que en su obra existen diversos registros y tonos, propios de una narradora tan versátil, pues Poniatwska ha registrado el habla popular, con sus coloquialismos y su sintaxis característica, pero aún así se reconoce más en Juan Rulfo y Juan José Arreola, y se niega en los casos de las mujeres, como Elena Garro y Poniatowska. Por si fuera poco, el reciente reconocimiento de la crónica como género literario en parte se debe gracias a la obra de Poniatowska, junto con la de Novo, Monsiváis y José Joaquín Blanco.

También se ha dicho que Poniatowska les ha dado un lugar privilegiado a las mujeres en su obra. Lo cierto es que, contrario a lo que su detractores han hecho, ella ha escrito libros sobre las vidas y obras lo mismo de hombres que de mujeres fundamentales para nuestra cultura: sobre la primera esposa de Diego Rivera, la pintora Angelina Beloff, escribió Querido Diego, te abraza Quiela (Era, 1978); a Tina Modotti dedicó Tinísima (Era, 1992); sus Siete cabritas (Era, 2000) son Nellie Campobello, María Izquierdo, Rosario Castellanos, Nahui Ollin, Frida Kahlo, Elena Garro y su tía, la poetisa Pita Amor; así como en años más recientes se ha dedicado a la fotógrafa Mariana Yampolsky, al caricaturista Miguel Covarrubias y a la pintora Leonora Carrington. Sin embargo, los más recordados han sido Juan Soriano, niño de mil años (Plaza y Janés, 1998) y Octavio Paz, las palabras del árbol (Plaza y Janés, 1998). Recientemente, Poniatowska publicó El universo o nada (Seix Barral, 2013), una biografía de quien fuera su esposo, el astrofísico Guillermo Haro, quien ya había aparecido como personaje en su novela La piel del cielo, con la que recibió el premio Alfaguara en 2001. Y actualmente escribe la biografía de Lupe Marín, la segunda esposa de Diego, luego de Jorge Cuesta y musa de Juan Soriano.

Seguramente se recordará el capítulo del Quijote en que le roban el burro a Sancho y que por artes inexplicables reaparece capítulos más adelante, pues hasta el mismísimo Cervantes se perdió en el laberinto de su novela. Pues bien, nosotros lectores del siglo XXI ahora sabemos quién se lo robó. En su discurso de aceptación del premio Cervantes, Poniatowska se llamó “la Sancho femenina” y por esas palabras el caricaturista Pedro Sol de El financiero le hizo este cartón.