La pintura y poesía inquieta de Kenia Cano
Creo que las artes deben huir de la sobreespecialización promovida por los nuevos planes de estudio en las universidades. Me interesan los artistas que no se ciñen a una sola disciplina, sino que navegan entre distintas áreas en busca de una mayor profundidad creativa, y que, al mismo tiempo, en cada disciplina revelan algo íntimo y profundo de su propia experiencia en el mundo. Algo así pienso del trabajo de Kenia Cano (Ciudad de México, 1972), poeta, pintora, artista multidisciplinaria cuya obra se desborda de las categorías tradicionales que propone la crítica del arte. Una de las características que más disfruto de la obra de Cano es su honestidad descarnada y sensual. Siento cercana su poesía aunque ella hable de la experiencia de ser mujer y yo sea hombre. Quizá en el fondo hay algo compartido, tal vez porque a través de sus imágenes me gusta experimentar otra visión del mundo.
Kenia Cano nació en Cuernavaca, Morelos cuando comenzó el verano del 72. Se ha desempeñado principalmente como poeta, pintora y tallerista, aunque recientemente ha explorado con proyectos que involucran a la música como eje poético. En 2010 fue merecedora del Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer, por su libro Las aves de este día. De ese poemario son los versos:
En el centro del mundo hay un laurel
y desde ahí los pájaros desploman
despuntan anuncian la caída
el canto en cada ojo
cubren ensanchan abren sus alas
También ha publicado los poemarios Oración de Pájaros (2003), Acantilado (2000), Tiempo de hojas (1995) y Hojas de una sibarita indiscreta (1994). Uno de sus libros más recientes fue Autorretrato con animales (Antología poética) (2013) que editó el Instituto de Cultura de Morelos en la colección La Hogaza.
Autoretrato con animales es un libro que condensa muchas de las obsesiones y temáticas que habitan la obra de Kenia Cano. La más obvia es la aparición de distintos animales: conejos, tigres, perras, jirafas, y también de especímenes mínimos como los insectos: abejas y hormigas, por ejemplo. ¿Qué son estas criaturas?, ¿metáforas de qué? El poeta Marco Antonio Campos dice sobre esto: «Cuando la autora se adentra en la descripción de los animales nos deja ver que también son ella». Y es verdad, pero son ella en la medida de las cosas que están a nuestro alrededor nos configuran y viceversa. A veces los animales son su propio reflejo o el pretexto para reflexionar sobre sus propios miedos, deseos o incluso sobre la propia escritura. La vida animal la obliga a cuestionarse sobre la escritura y la naturaleza de la poesía: «Ella se sienta y duda si son signos o la poesía del mundo los tiene ya tomados/ escritos/ esto la atemoriza un poco». Las aves son figuras que se repiten a lo largo de su obra, a veces como la metáfora eterna del anhelo de la libertad, o como la representación de su interior femenino, libre y sensible.
Los poemas de Kenia Cano se pueden leer a través de distintos planos y capas, ese cruce de mundos enriquece su propuesta. La idea de palimpsesto brota al leer su obra por la especie de juego entre borraduras y sobre escritura de textos íntimos, y por las diferentes obras que inspiran su trabajo (piezas musicales, figuras de la cultura pop, anécdotas autobiográficas). Kenia Cano también evoca a pintores como Balthus, Lucien Freud o Utamaro en sus textos y nos obliga a vislumbrar su poesía a través de los colores y las técnicas de sus distintas propuestas pictóricas. Al mismo tiempo nos devuelve la reinterpretación visual de su mismo poema, ya que gran parte de su obra incluye algunas ilustraciones suyas.
El poema, nos dice Cano: «debe ser corto/desprender un aroma penetrante e incómodo/ parecido a los días en que no sabemos dónde poner el cuerpo/ y buscamos una excusa para atarnos al deseo de otro/ pues el propio no basta».
Parte de su obra literaria ha sido incluida en las antologías Anuario de poesía del Fondo de Cultura Económica (2007); El sol desmantelado. W.H. Auden revisitado, (2007); Poesía erótica (2007); Antología de letras (2004); Les lieux de l’écriture (2003); Árbol de variada luz. Antología de poesía mexicana actual (2003); Espiral de los latidos (2002) y Efraín Huerta: el alba en llamas (2002).
Ha recibido distintos premios y reconocimientos entre los que destacan el Primer Premio en el Salón de Arte Visual Contemporáneo en Morelos de forma consecutiva en 2009 y 2010. También ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, primero como joven creadora, luego como creadora con trayectoria y recientemente como Creadora en el Sistema Nacional de Creadores.
Como pintora ha tenido exposiciones individuales en el Jardín Borda, en la LITM Gallery en Nueva York, en Francia en la Galerie Aix Positions. Sus piezas de técnicas mixtas van desde la pintura a gran formato, la ilustración, el collage y la intervención de objetos cotidianos. Si quieren conocer más de su obra pueden entrar a su página en Pintores Mexicanos: http://www.pintoresmexicanos.com/keniacano/
Recientemente ha incursionado en proyectos que mezclan la poesía, la música, los visuales y la meditación. Su proyecto cuenta con la participación de los músicos Marcos Miranda y Omar González y se han presentado en distintos foros como el Centro Cultural España, sie7eocho y el Centro Shri en Cuernavaca.
Esta semana presenta su nuevo libro de artista, Imágenes sin propósito para la boca inquieta de mi padre que le edita Astrolabio, proyecto artesanal que tiene su sede en las barrancas de la capital morelense y que encabeza la también poeta Marina Ruiz. Además las Tertulias Literarias: 4 Letras les dedica una lectura magistral en su cuarta edición.