La parte blanda
Le habéis visto:
sigue ahí el simio
llevándose las manos
a la boca, ahí sigue,
con el pelo revuelto,
los ojos vacíos y la camisa
colgando malamente
sobre el cuerpo.
Es vuestro hermano:
de tal modo idéntico
a vosotros mismos.
Os sonríe con todos
los dientes
porque él,
(que fue bendecido
con la invisibilidad
de los espejos),
está privado
de la capacidad de querer
ser lo que no
es. De desear
ser nada, de desear
ser todo
plumas, por ejemplo.
Vosotros sois
los imitadores.