Tierra Adentro

Me gustaría poder hablar de dos artistas, uno de performance y otro de escénicas, pero también de performance y escritura. Ellos son Tania Bruguera, de Cuba, y Emilio García Wehbi, de Argentina. Un punto en común entre ellos es que, entre las entrevistas que puedan buscar sobre ellos, ambos hablan constantemente de investigación. Investigación y escritura de textos literarios, ensayos, discursos para presentar y para crear su obra,  (una mezcla de realidad, con activismo y  cuestiones estéticas). ¿Por qué para mí ellos son artistas mientras otros ciudadanos que hacen acciones no lo son? Porque investigan, piensan, reflexionan y, a partir de ahí, crean acciones poéticas, escénicas y performativas que son realmente contundentes en términos artísticos y que, por lo tanto, llegan al público desde el lugar de lo sensible y no sólo desde el discurso político o social. A partir de la denominada «escena expandida» habría que aclarar que todo sigue siendo relativo en cuanto al nivel estético y de rigor que tiene un artista cuando hace un performance o puesta en escena a partir de testimonios y de ciertas dramaturgias. La investigación en la que me aboco a estudiar desde hace algunos años, tiene que ver con la relación entre la investigación, la creación de teatralidad y la puesta en espacio de esa acción, discurso y pensamiento. La creación simbólica es sumamente importante a la hora de crear cualquier acción, no sólo artística sino política, la eficacia de esa acción, en muchos casos, cambia completamente lo que se puede realizar en el espacio público. Es decir, el movimiento Yosoy132, el Occupy Wall Street o cualquiera de los movimientos surgidos en distintos países durante los últimos años, nos han hecho darnos cuenta de la eficacia o decaimiento delas organizaciones; esta realidad contundente en la esfera política, (cuánto y cómo hace un político una buena campaña para llegar a ser votado, en el supuesto de que no compre votos, digamos, sino en una campaña democrática para la representatividad), es básica para saber que de la eficacia de las acciones viene de vuelta la respuesta de un público. Es por esto que también las acciones performáticas tienen en su composición un discurso, una investigación detrás y la trayectoria en acción, en práctica, del oficio de quien la realiza.

El trabajo de Tania Burguera y Emilio García Wehbi se remonta a décadas atrás, cada uno con caminos muy diferentes, la primera con un activismo político y social mucho más fuerte que el segundo, pero no comparables puesto que ambos son artistas con caminos y experimentaciones muy distintas.

Y yo me pregunto de pronto, ¿en México, en qué mundo viven los artistas? Por qué los escenógrafos no tienen un discurso claro de artista, ni estético ni político, y en contraposición, ¿por qué los artistas que tienen un discurso político no tienen sensibilidad artística? En ese sentido, noto en ambos casos una falta total de visión ante lo que realmente es el arte. El arte como participación de la comunidad, como comunicación  y creación de pensamiento y realidad. Se dice a veces que el teatro mental de algunos autores como Strindberg, o el teatro de la palabra de Pasolini, o el teatro simbólico de Kantor, el arte político hoy, como ayer, es importante, pero nunca se ha dicho que este arte no requiera de rigor y de investigación.

Dicha investigación no es puramente científica, aunque a veces se basa en eso, en indagar sobre un texto, sobre un concepto para escribir, escribir significa pensar, significa poder comunicar una idea, poder crear un espacio abstracto fuera de la realidad, del aquí y el ahora para transportar al espectador a un universo distinto y que ahí pueda reflexionar sobre un punto de vista específico o de un tema que nos concierna a todos. Los valores, la realidad, la injusticia, la historia, los sentimientos, los pensamientos, las situaciones: pobreza, migración, crisis, capitalismo, muerte, vida, control, sistema, gobierno, amor, pareja.

Los temas de los que trata el arte no son infinitos, se relacionan con las ideas sobre vida y muerte,  pero también con lo que pasa en el medio, quizá, para no pasar la vida así de corrido sin parar un segundo y mirar lo que hay del otro lado de la cotidianidad, lo que hay detrás del salir temprano hacia la oficina, en las ciudades, o en el campo, para conocer sobre cómo piensan los demás, para saber que no soy sólo yo y mi conciencia, o mi inconsciencia sobre el mundo, para pensar en cómo vivir, cómo viven otros, de qué manera el mundo cambia.

Estos temas los estudian las ciencias y, por supuesto, las artes. Ambos requieren, para poder indagar sobre esto, de un sistema de pensamiento, un sistema de investigación, unos generalmente con sistemas de contenidos metodológicos de prueba y error, otros con sistemas simbólicos de hechos-creación (aunque la ciencia también crea, sino qué es la clonación y la biogenética). Jugar a ser Dios, quizá,  a que podemos cambiar el entorno. Esto no se puede lograr sin técnicas ni estructuras, esto no se puede lograr sin procedimientos que el artista va generando a lo largo de su trayectoria para darse cuenta de qué es lo que funcionó y lo que no.

Prueba y error, creación y destrucción. El rigor y la disciplina son fundamentales para conseguir resultados valiosos. En este sentido, cuando la obra de un artista trasciende, ya sea en el presente o para ser descubierta a través del tiempo, es porque ha tenido un método de trabajo. Van Gogh lo ha tenido al igual que Gauguin, Björk lo ha tenido al igual que Madonna. Los artistas de performance lo tienen, los que generan atención, quienes generan algo en el espectador. Cualquier arte tiene a quienes generan o no expectativas.

La investigación, especialmente hoy, para el arte contemporáneo se ha hecho parte del proceso de la obra. Antes la investigación se hacía en el taller, en la intimidad del trabajo; hoy, esa investigación se ha convertido en parte de la obra, explica mucho de ella, porque la obra no siempre se trata de un producto terminado, sino de algo que se expone para ser llevado a casa por otro, para ser pensado por el otro. Debido a eso, ya no se trata de conclusiones, sino de preguntas que puestas dentro de una estructura que crea simbolismo, que no está puesta así nada más sin una dramaturgia, sin una estructura. Hoy, un artista debe saber conscientemente  cuál es su método de escritura, cuál es su método de análisis, cuál es su forma de llegar a un texto, de investigar un acontecimiento, de llevarlo a otro espacio, al artístico, a una realidad extracotidiana.

La investigación es estructura y técnica, pero es también poesía, o es lo que lleva a que ésta exista, y eso es lo que hacen tanto Emilio García Wehbi como Tania Bruguera, de quienes recomiendo mucho seguir su obra.


Autores
(Ciudad de México, 1978) es dramaturga, escritora de narrativa y ensayo, directora teatral e investigadora. Sus textos se han llevado a escena y se han presentado en festivales de dramaturgia en Canadá, España, Argentina y México. Recibió el Premio Airel de Teatro Latinoamericano, Toronto, 2013 por su obra Palabras Escurridas y el Premio Internacional de Ensayo Teatral 2013 por Territorios textuales. Sus relatos se editan tanto en México como en España. Actualmente prepara dos nuevos montajes con su compañía Mazuca Teatro e imparte el seminario El teatro como territorio de la palabra en 17, en el Instituto de Estudios Críticos.