Tierra Adentro

Titulo: Estancia de ánimas

Autor: Armando Salgado

Editorial: Fondo Editorial Tierra Adentro

Lugar y Año: México, 2013

Libro de vocación decimonónica concebido alrededor del lúcido malditismo de los poetas vinculados al simbolismo francés, Estancia de ánimas (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2013), de Armando Salgado (Uruapan, 1985) rebasa el interés cultural por tales registros históricos y literarios y finca sus planteamientos en la perennidad y universalidad de los conceptos de insurrección y marginalidad como actitudes de fidelidad a uno mismo, a la insumisa naturaleza del arte y, sobre todo, a la esencia crítica e independiente del espíritu humano.

Mediante la recurrencia de la aberración, el absurdo, la formulación satírica y un lenguaje que desafía la lógica, elude los convencionalismos del gusto burgués y linda parcialmente con el surrealismo, Estancia de ánimas constituye una propuesta con un aporte subversivo afanado en ofrecer una lectura alternativa del temperamento creador, afín a la vehemencia, el impulso revelador y el poder asociativo que lo caracteriza, capaz de trastocar y reconfigurar la realidad.

No es por ello gratuito el título del volumen, que si bien dispone un ejercicio de evocación a Rimbaud, Verlaine, Nerval y Horacio Quiroga, entre otros, se mueve en la indecisa zona de transición que conforman la muerte y la memoria y que en los casos felices encuentra resolución en la trascendencia, esa suerte de existencia ulterior por la que los grandes autores difuntos dan cabida a una tradición: se hacen leyenda o mito y persisten en el mundo por encima de los anacronismos.

En este sentido, Armando Salgado ha desarrollado una relación de textos de estructura heterogénea que fluctúa en la paradójica dualidad de la fatalidad y la fama póstuma, el pasado y el presente, el infierno y el purgatorio, lo que le permitió habilitar una dimensión imaginaria en que las variables de tiempo y espacio tienden a abolirse para amasar un escenario donde todo no sólo es posible, sino verosímil. Francisco Hernández conversa con el propio Rimbaud y éste discurre sobre Rilke en la colonia Condesa. Estancia de ánimas convierte lo espectral e invocativo en un vívido diorama en que las épocas ceden a la eterna contemporaneidad de un linaje poético.

Tres apartados se reparten el índice: Agonías, Grimoriums, Caprichos. Agonías se disgrega a la vez en A.C. y D.C. y centra en Rimbaud, Cristo de la poesía moderna y modelo radical cuya precoz sabiduría y pronto abandono de la escritura, aunados a un prematuro deceso ocurrido en Marsella a los treinta y siete, lo convirtieron en el parteaguas de la lírica occidental. Armando Salgado asume a Rimbaud a la luz del papel fundante que desempeña en el contexto del género, ratificando así sus cualidades mesiánicas que incluyen la inteligencia visionaria y la aptitud para conciliar lo antiguo y lo futuro. Feliz coincidencia.

Grimoriums, el segundo segmento, remite por la denominación al poema “Prosa” de Mallarmé, a quien Verlaine aborda igualmente en la semblanza generacional que emprende en Los poetas malditos (1884). Ahí Mallarmé apunta:

¡Hipérbole! de mi recuerdo
no sabes levantarte
triunfalmente, grimorio
en un libro de hierro:

por la ciencia instalo el himno
de entraña espiritual
en la obra de mi paciencia,
atlas, herbarios, rituales.

El grimorio es, sí, un manual de hechicería, y Estancia de ánimas deviene en un tablero de conjuros, una ouija para representar con el peso de la miseria física o el desamparo moral el periplo de las almas sofocadas por el demonio de la agudeza, la sensibilidad, la clarividencia.

Cierra el volumen un tercer tramo, Caprichos, con el que Armando Salgado rinde tributo a la música. El fantasma de Paganini, otro genio del XIX, recorre ahora un puñado de poemas que insisten de manera indirecta en el destino trunco y la soledad metafísica del artista que abdica a sus delirios, subyugado ante el abismo de la belleza terrible de la que hablaba Rilke y que perturbó el sueño de los románticos. Lo poético se convierte un estado de gracia y un nivel de angustia que va de la hoja en blanco al pentagrama, uniendo a la letra y el sonido armónico en torno a la enfermiza obsesión del buen oído.

“La Poesía, próxima a la idea, es Música por excelencia: no consiente inferioridad”, observa el citado Mallarmé en un célebre ensayo. Bajo la advocación de esta frase, Armando Salgado gradúa el desenlace de Estancia de ánimas reiterando la fraternidad consustancial de la literatura y la melodía en virtud de la amplia connotación de la palabra poética como metáfora de un orden ulterior, un ritmo cósmico que regula con proporción la danza de las causas y los efectos, de los seres y las cosas, y del que participa simultáneamente la fuerza de cualquier proceso de búsqueda interior, chorro de incesante rebeldía.


Autores
(Baja California, 1972) es poeta y ensayista, doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. El año de 2007 fue incorporado al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) en la disciplina de letras.