El espejo de filos
El espejo de filos
El amor es rey pero el deseo gobierna, y sea el castigo ante el incumplimiento de su ley. Por rebelde me encuentro no entre la espada y la pared sino entre la espada y la espada. El cuerpo solloza tocado por el sexo de esta oscuridad. Húmeda de lágrimas por los que estuvieron en mí, y me irguieron con sus sogas de ternura. Veo los labios besados, entre espada y espada, en ese espejo de filos. Si he de perder al menos les cantaré este poema, el aullido de mi diafragma, de animal atónito ante su Luna ultrajada por las montañas. Entre espada y espada, resta sonreírle al filo. Que venga como alguna vez se acercó el amor, a enceguecerme con su brillo.
Anotaciones para un futuro poema
Desde una habitación crepuscular donde las cortinas oscilan sin viento, quiero describir el sonido acuático de los murciélagos y el recorrido del tren a medianoche. Dar con mis palabras un marco al cuadro de lo fugaz. Hablar el idioma de las vías soltando chispas de electricidad. Sin evocar el pasado ni adelantarme al futuro, escribir con mi lengua coloquial, lo que pueda arrebatarle a la realidad.