Tierra Adentro
Azucena Godínez.

No es secreto que el movimiento teatral en Guadalajara ha cobrado fuerza en los últimos tiempos, nombres como Jorge Fábregas, Hugo Salcedo o Beto Ruiz ya son referentes obligados de la escena; es por ello que en esta ocasión, paso los reflectores a Azucena Godínez Montes, joven dramaturga nacida a principios de la década de los ochenta.

La maestra en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid y  también directora de teatro, ha comenzado a abrirse paso en el difícil panorama escénico, obteniendo anheladas becas como la de la Fundación para las Letras Mexicanas, en 2010 y el Programa de Estímulos a la Creación y al desarrollo Artístico del estado de Jalisco, en el 2011. Diversas obras de su autoría se han llevado a la escena, entre ellas: Súperheroechicas al rescate, Hasta que la muerte nos separe, The pig, Currículum Sexual, Adelitas, Mujer-pecado, Mujer traición.

En esta ocasión,  expondré un fragmento de la obra Simón y la mujer caballo que forma parte de su  libro En altamar, editado a cargo del Instituto Mexiquense de Cultura y próximo a publicarse en 2014.

Agradezco la confianza y comparto con gusto una muestra de su trabajo.

Simón y la mujer caballo

Por Azucena Godínez Montes

Fragmento

IV

Josefine: ¿Por qué Dios permite estas cosas?

Simón: ¿Qué quieres decir con “estas cosas”?

Josefine: Esto, tu y yo, nosotros.

Simón: ¿Alguna vez te han dicho que eres muy cursi?

Josefine: Me lo repites a diario.

Simón: Pues eres muy cursi.

Josefine: Ya sé, Simón, ya sé que soy muy cursi.

Simón: Aclarado el punto, sigue caminando.

Josefine: ¿No has pensado que cuando lleguemos con el médico las cosas serán distintas?

Simón: Claro que lo he pensado, por eso vamos.

Josefine: De regreso tendrás que venir caminando.

Simón: Con tacones, por supuesto.

Josefine: ¿Con tacones?

Simón: Me gustan los tacones, ¿hay algo de malo con eso?

Josefine: No, no, nada  de malo.

Simón: Tú deberías alegrarte, ya no vendrás en cuatro patas.

Josefine: Me alegra mucho, aunque confieso que extrañaré cargar tus maletas.

Simón: Te dejaré cargarlas de vez en cuando.

Josefine: Gracias.

Simón: No es que me guste que cargues mis cosas.

Josefine: Lo sé, Simón, es por mi bien.

Simón: Qué bueno que lo entiendas.

Josefine: Sólo mientras me acostumbro a las nuevas circunstancias.

Simón: Exacto, después, cada quien por su lado.

Josefine: No volveremos a vernos.

Simón: Nunca.

Josefine: Jamás.

Simón: Aunque, puedes llamarme de vez en cuando.

Josefine: ¿Puedo?

Simón: Si me necesitas.

Josefine: Lo  haré si te necesito.

Simón: De acuerdo.

Silencio.

Simón: Debes confesar que será extraño que no volvamos a vernos.

Josefine: Sí, supongo que lo será.

Simón: ¿Cuántos años tienes, Josefine?

Josefine: No es correcto preguntarle la edad a una dama.

Simón: ¿Cuántos años tienes, Josefine?

Josefine: Cuarenta y cuatro.

Simón: ¿Cuarenta y cuatro? Eres un caballo longevo. Será difícil acostumbrarse a andar en dos patas después de tanto tiempo.

Josefine: Cuarenta y cuatro no son tantos. ¿Tú cuántos tienes?

Simón: Ya lo sabes, cuarenta y cuatro también.

Josefine: Aunque la gente dice que me veo de treinta y cuatro, en la plena flor de mi edad.

Simón: No creas en todo lo que dicen.

Josefine: No, no siempre les creo, pero estoy de acuerdo con ellos cuando me miro al espejo.

Simón: Bah, te halagas a ti misma.

Josefine: Para nada, procuro ser lo más objetiva posible.

Simón: Nadie es cien por ciento objetiva.

Josefine: ¿Te parece que soy muy vieja?

Simón: No, no tanto.

Josefine: Gracias.

Simón: ¿Por qué?

Josefine: Por decirme piropos

Simón: ¿Yo cuando…?

Josefine: Yo también te quiero.

Simón: Deja de decir tonterías.

Josefine: No es tontería decir que te quiero.

Simón: Está bien, puedes decirme que me quieres cuantas veces te venga en gana, pero siempre debes tener en cuenta que no eres mi primer caballo.

Josefine: Lo sé, Simón, no tienes por qué repetírmelo. (Llora con relinchos.)

Simón: No llores, Josefine, no llores.

Ella sigue llorando.

Simón: No soporto verte llorar. Escucha, dije que no eres mi primer caballo pero no me dejaste terminar. No eres mi primer caballo pero sí eres mi favorita.

Ella deja de relinchar.

Simón: A ver, ¿quién es mi caballo favorita?

Ella para la trompa.

Simón: Una sonrisa, sonríe, hermosa caballito.

Ella por fin sonríe.

Simón: ¿Ya ves? Eres tan hermosa cuando enseñas los dientes. Estoy seguro de que, si ganaras un concurso de carreras por una nariz, te verías preciosa en la foto del recuerdo, llegando a la meta.

Josefine: No me vuelvas a decir esas cosas, son muy feas.

Simón: Palabra de macho.

Ella para la trompa esperando beso.

Simón: Anda, que se hace tarde.

*

Sin duda un texto brillante y  peculiar que será muy bien recibido en el mundo del teatro impreso. Le auguramos lo mejor al libro  En altamar y a su talentosa autora.

 


Autores
Ciudad de México, 1980. Dramaturga. Autora de Aún no recuerdo su rostro (FETA 2014). Fue Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2011) y de Jóvenes Creadores, FONCA, (2008-2009). Participó en los talleres de The Royal Court of London y realizó una residencia en la misma institución en marzo del 2013. Su obra Anatomía de la Gastritis, traducida al francés por David Ferré, fue editada por la editorial Le Miroir. Ha publicado Editorial El Milagro; Los Textos de la Capilla, segunda generación; Tierra Adentro, Buena tinta y la revista Este País. Su guion Distancias Cortas fue publicado en co-edición con IMCINE y Editorial Buena tinta, en 2012.