Tierra Adentro
Coloración del monolito original de la Coyolxauhqui, determinada a partir de rastros químicos de pigmentos.

La Coyol Revista, fundada en 2020, es un espacio de creación artística para mujeres que toma de La Coyolxauhqui del mito prehispánico el nombre, la determinación y la lucha por lo que se cree correcto para buscar la difusión del trabajo de mujeres escritoras y artistas. Coyolxauhqui fue la diosa que enfrentó a su madre, Coatlicue, por lo que creyó una deshonra. Fue derrotada de manera sanguinaria por su hermano, el querido Huitzilopochtli. Coyolxauhqui, descuartizada, se convirtió en parte del cielo nocturno junto a sus hermanos, los surianos, tomando la forma de la luna mientras que ellos se convirtieron en las estrellas.

Aunque lo justo es reconocer esta inspiración, hay que ahondar un poco en una obviedad aparente: la revista La Coyol no es La Coyolxauhqui mítica. La diosa tuvo un destino trágico, su historia ha sido narrada por una voz masculina que la dibuja como villana que pierde. Nuestra revista, en cambio, es un proyecto en línea alimentado por historias y voces femeninas, donde la creatividad y el encuentro prevalecen sobre cualquier pérdida.

Aunque La Coyol Revista no sea trágica como la figura mítica, el contexto en el que surgió sí que lo fue.

Había transcurrido poco más de un mes desde que el confinamiento se instaló en nuestras vidas debido a la pandemia de la COVID-19 cuando las miembras fundadoras publicamos el número cero. La irrupción del coronavirus en nuestras vidas transformó el mundo como lo conocíamos en un escenario surrealista: la muerte tenía un rostro nuevo, revitalizado y omnipresente, con la enfermedad y la precarización remasterizadas y la desinformación circulando sin control. Incluso quienes tuvimos el privilegio de trasladar nuestra vida a la virtualidad tardamos en asimilar esa tajante supresión de la presencia física. Para nadie fue fácil.

Convocar a escritoras y artistas de habla hispana a publicar en nuestra revista Coyolxauhqui (que para el número dos fue “rebrandeada” por Valerie Vetra como La Coyol), fue un destello de alegría entre toda la confusión que atravesábamos. Admirar el trabajo de quienes confiaron su creatividad a esta iniciativa naciente fue una experiencia hermosa e inesperada, más enternecedora aún estando en un momento donde todas necesitábamos encontrar la hermosura en lo inesperado.

La Coyol Revista surgió en un inicio, además, como una respuesta contra la injusta predominancia del talento de los hombres en el medio: si quienes estudiamos en las licenciaturas, clases y talleres de humanidades y artes casi siempre somos mayoría de mujeres, ¿por qué entonces el reconocimiento cultural oficial está tan lleno de nombres masculinos, de cierto tipo de personas que nos quedan tan lejos? No íbamos a quedarnos sin hacer nada al respecto, lamentándonos por los rechazos a ser publicadas en otras revistas que daban preferencia al maestro, compañero, colega hombre. Nosotras abriríamos un espacio para nosotras mismas, un proyecto colectivo bajo nuestros términos, impulsado por el entusiasmo surgido de ver que, pese a la distancia, podíamos hacer que nuestras palabras y las de muchas mujeres más pudieran ver la luz y conectar con quien necesitara leerlas.

Pronto, La Coyol cumplió su propósito y sus alcances fueron más allá con su disruptivo número cero que, en abril de 2020, dio a conocer las voces de cincuenta mujeres escritoras y artistas.

Nuestra querida revista se ha convertido en un espacio de encuentro virtual que no por enfocarse en visibilizar a las mujeres se limita a sí mismo. Por el contrario, sus entradas nos muestran un panorama diverso y lleno de expresiones y opiniones libres de muchas mujeres diferentes: jóvenes y mayores, atravesadas por condiciones distintas, provenientes de distintos países hispanohablantes. Todas ellas encuentran un espacio sin importar desde dónde escriban y en eso estriba uno de los aspectos más bonitos de La Coyol: aquí hemos animado y visto nacer y crecer el impulso a las mujeres a escribir, a crear, a tener la completa confianza de que su voz importa y que su creatividad es apreciada.

Para muchas de nosotras, La Coyol se convirtió en una revista en la que podíamos recuperar el aliento durante los difíciles momentos de la pandemia. Hay espacio para todos los sentires, tanto para expresar la angustia y encontrar hermanas de inquietudes, como para escapar de la realidad en los mundos de fantasía de cuentos y poemas. Todo esto se encuentra alojado en la virtualidad de manera permanente.

En un mes se cumplirán tres años desde que este proyecto se lanzó y estamos muy contentas de continuar y haber llegado hasta aquí. La Coyol pertenece a las lectoras, a las escritoras y artistas visuales que le dan vida en cada número. También es de las columnistas que periódicamente nos comparten sus brillantes perspectivas, de las creadoras que llenan de color las redes sociales, de quienes comentan los contenidos y animan a que las escritoras y artistas sigan creando, de las miembras fundadoras, que hemos trabajado de diferentes maneras a lo largo de las etapas de la revista. La Coyol es de la creadora con el impulso de cruzar sus puertas, siempre abiertas. Es un lugar para entrar, crear, admirar y ser admiradas. La Coyol en su misión de ser estandarte y ejemplo de fortaleza y talento femenino siempre ha buscado que las mujeres puedan expresar sus inquietudes, sentires y opiniones con libertad, así nuestras redes sociales y nuestro correo permanecen abiertos a recibir mensajes de nuestras lectoras.

Desde el principio se han hecho convocatorias por números para que las creadoras envíen sus textos e imágenes. Con el tiempo notamos que había participaciones frecuentes y un gran interés por formar parte de la revista desde ámbitos diferentes a la publicación en un número.

El proyecto ha ido mutando y creciendo, actualmente se ha ido conformando un numeroso equipo siempre abierto a recibir nuevas colaboradoras, en el que algunas de ellas se encargan de redes sociales en las cuales publican frases, dan a conocer las creaciones que ya existen en la revista y hacen convocatorias para publicar textos que se comparten en redes sociales. También hay columnistas que publican periódicamente sobre diversos temas, desde artículos de opinión, reseñas de libros y creaciones literarias.

Sin duda, estamos conscientes de que hay mucho que aprender y mejorar: la evolución y el cambio siempre han sido una constante en la vida de la revista. Las primeras colaboradoras se han convertido en columnistas frecuentes y creadoras de contenido formidables, y en distintas etapas, a nuestros ritmos y tiempos, diferentes mujeres hemos formado parte del equipo y contribuido a nuestro modo. Y aunque inevitablemente el futuro es motivo siempre de la mayor incertidumbre, sí que nos preciamos de tener algunas certezas. Una de ellas es que las revistas y los espacios de mujeres y para mujeres son necesarios y, afortunadamente, cada vez hay más. Otra es que nuestra revista La Coyol, como La Coyolxauhqui del mito en su condición final, la Luna, brilla intensamente pese a la oscuridad de la noche.