La ciruela eléctrica de Tijuana
Existe sobre la calle sexta de esta ciudad un pequeño oasis. No obstante sus dimensiones, proporciona sin cesar el oxígeno básico del melómano: música. Este espacio cumple las funciones también de un pulmón, pues permite un respiro al transeúnte; sin ir más lejos, este sitio alberga algo importante para una ciudad también de músicos: un corazón en perfectas funciones. La sístole-diástole que acompasa desde el peculiar interior del lugar al ruido del tráfico, de la gritería, de los ecos de las calles.
La primera versión de este sitio, tuvo inicio en el swap meet de la calle 10, en 1986. Un buen día Sergio Torres Esquer –coleccionista ya a sus 18 años–, decidió probar suerte con los objetos de su devoción: los discos. Colocó un aproximado de cincuenta vinilos a manera de revistero y comenzó a vender. Luego de un periplo de siete años, hasta 1992, optó por dar el siguiente gran paso: cambiar el sitio de distribución, rentar un espacio y buscar nueva audiencia para darle mayor difusión a la venta de discos usados. Fue en ese momento cuando junto a su colega de entonces, Juan Carlos Flores, mejor conocido como “El sáico” encontró el local al cual nombraron sin preámbulos: La Ciruela Eléctrica, en homenaje a la banda psicodélica norteamericana de los años sesenta The Electric Prunes.
¿Quién es el crew de La Ciruela Eléctrica? Sergio y Norma Torres –en matrimonio desde hace 23 años– melómanos per se y padres de una hija llamada Euterpe; Cipriano Carrazco Gómez y Rafael Núñez quienes sin falta han acudido a su trabajo desde 1996. Pero, ¿qué es precisamente lo que significa trabajar en un lugar de esta naturaleza? Cipriano contesta sin dudar: “Música”, al tiempo que señala su corazón.
La característica principal de este pequeño templo es el género musical preponderante, el rock y todos sus subgéneros: garage, hard, alternativo, glam, progresivo, electrónico, groove, psicodélico, metal, folk, grunge, indie, punk y un largo etcétera. Además no falta el blues, el jazz, y una sección de música clásica. Generalmente uno puede encontrar verdaderas rarezas de culto. Hablar de los precios iguala la calidez y maravilla del oasis en mención.
Este sitio además, en algunas ocasiones ha sido punto de reunión de músicos que luego han formado bandas. Bandas que con el tiempo se han logrado posicionar en la escena musical nacional e internacional. Pero más allá de las hoy celebridades que han pisado el sitio, La Ciruela Eléctrica sabe de visitas excéntricas y melómanos sibaritas, como: el cleptómano que llegaba calzando suecos de madera, con una pequeña caja que al abrirla dejaba ver una pistola y gruesos fajos de dólares, cleptómano al fin, gozaba tomando los cassettes y ponerselos bajo el brazo mientras de soslayo veía si lo habían observado en la acción; la visita de un silente Morrissey, el cual sin emitir palabra alguna se limitó a observar y señalar a su asistente –con el índice– el vinil que quería comprar y que era precisamente uno de… Morrissey, estos salieron de la tienda, luego el asistente volvería para hacer la compra. Otros visitantes curiosos asistieron el día de apertura en 1994: el señor que vendía periódicos a la vuelta de la esquina fue el primero en acudir a felicitar y saludar; pero el segundo visitante siempre ha contado con gran reconocimiento y mención por parte del propietario de la peculiar tienda: este personaje luego de entrar, observar un rato discos y cassettes, decidió tomar uno de Ministry y darse a la fuga sin éxito, ya que fue alcanzado calles adelante. Sin embargo, Sergio asegura que esa fue “la mejor cruz”, desde entonces no han faltado clientes, visitantes, músicos, artistas y fauna en general.
Pensando que Tijuana ha sido catalogada –entre muchos otros aspectos– como la puerta de entrada del rock a México, ¿cuál es la perspectiva que desde un lugar como La Ciruela Eléctrica se puede observar? Cipriano responde: “Tijuana es una ciudad de músicos. La riqueza musical en sus habitantes es evidente.” Sergio dice: “Además es notable la herencia por el gusto de este género. Ahora vienen hijos de los clientes de hace unos años y buscan cosas específicas. Nunca me gusta recomendar. Este lugar es libre. Cada quien puede ver, buscar, entretenerse. Sólo de vez en cuando y si me preguntan o los veo muy ‘norteados’ es entonces cuando doy recomendaciones.”
Entre otras peculiaridades, una de las joyas vendidas ha sido el vinil Velvet Underground & Nico (Self-Titled LP on Verve torso cover); cuenta Sergio que unos ingleses llegaron frente a la tienda en un taxi amarillo (los del sitio de la línea), se bajaron, preguntaron por el disco, pagaron y se volvieron a subir al taxi para regresar “al otro lado”.
No obstante el éxito de la tienda entre sus conocedores y visitantes clandestinos, el auge de los viniles y cassettes se vio frente a una jugada casi al más puro estilo jaque mate entre los años 2009-2011. ¿Cuál fue la razón? El Ipod. “El download de la música vía Internet no es un problema. El problema es el objeto”, asegura Sergio. “He pasado crisis económicas, cambios de gobierno y sin embargo, el objeto es lo que determina. A la gente le gusta la música pero la moda impone cómo la escuchas. Afortunadamente 2012 volvió a ser un buen año, hasta la fecha.” Otro dato curioso, comenta Sergio: “Apenas en la última década comenzaron las mujeres a entrar a comprar discos. Antes nuestros clientes siempre eran hombres y si llegaba a entrar alguna mujer, venía acompañada de su novio. Afortunadamente eso ha cambiado”.
A punto de cumplir 20 años de aniversario La Ciruela Eléctrica es punto de referencia en Amoeba Music pero lo mejor gentil lector, es venir a Tijuana y entrar a conocerla.