Tierra Adentro
Portada de "Innecesárea" de Jessica Anaid. Fondo Editorial Tierra Adentro.
Portada de “Innecesárea” de Jessica Anaid. Fondo Editorial Tierra Adentro.

Innescesárea de Jéssica Anaid (Fondo de Cultura Económica, 2023) es un libro de poemas líricos que tratan sobre violencia obstétrica. Bajo la perspectiva de género, el libro hace una crítica aguda a las conductas de apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por parte del personal de la salud. Los poemas no dejan de pasar desapercibidos por su vinculación con la tradición. Reverberan los poemas maternales de Rosario Castellanos y María Auxiliadora Álvarez. También otros poemas sobre infanticidio o irrupción del embarazo, como los de Hiromi Itto y Anne Sexton. El libro problematiza entonces la deshumanización del parto, la objetualización del cuerpo de la mujer embarazada, la instrumentalización del parto y la medicalización de las sujetas puestas en sanitización. 

Dividido en cuatro apartados, la exploración de cada uno deriva en un canto polifónico de voces femeninas que articulan el trauma del procedimiento obstétrico en distintos escenarios históricos. En el primero, “Zeus devora mi embarazo”, el doctor en bata blanca, como en los poemas de Cuerpo de María Axuliadora; ese profesional de la higiene limpia, inyecta y exorciza a Metis, esa que en el alumbramiento perece ante su verdugo, el médico: Zeus se traga mi embarazo conecta su tráquea / a mi canal de parto / tiene en su mesa mi vientre sazonado con tres pizcas / de anestesia / toma dos bisturís entrecruzados y disecciona mis / vísceras hasta llegar al plato fuerte: el pedazo de carne / útero / a término medio / cocción: tres días menos de las treinta y nueve semanas de gestación / Zeus se traga mi parto / con su operación de entrelazar los utensilios devora mi embarazo se traga a mi hija Atenea / a quien digiere en la sala de operación

En otro poema, es Gea la arrebatada pero que no emite el grito desgarrado del alumbramiento, al contrario, el canal del parto es un surco negruzco donde sucede la angustia: no hay alumbramiento. Gea: dicen que cuando pares desde la tierra emerge el grito de todas las madres, el de las de antes, el de las de ahora. A mí ningún grito de creación me recorre la boca, la tráquea, el útero. Solo hay silencio y esta masa negruzca que rompen para extraer a mis hijos: cesárea. ¿Quiénes son estos nuevos seres que no son alumbrados por Erebo, Nix y el dios del amor? Mi vientre no es ceñido por la hormona de Eros. Nula oxitocina

“Paraíso hospitalario” parte del mito bíblico del Génesis. Adán es un traidor que somente al cuerpo de la parturienta a la humillación de la cesárea. Una cirugía como conducta de sometimiento en el proceso de atención del embarazo: he firmado mi expulsión de madre de este paraíso llamado el control sobre mi cuerpo. En ese paraíso hospitalario las Evas de la new age pariremos por el costado, sin dolor y con la certeza de que en la póliza del seguro de gastos médicos la factura será doble: moral y económica.

En la sección “En el quirófano teatral todas las madres olvidamos el guion”, la recién madre, después del suceso antinatural de la cesárea, transgrede el ideal del instinto materno al no germinarlo: ¿Cuándo terminó mi embarazo? / Tecleo la pregunta en mi laptop y / treinta y nueve renglones aparecen con la misma pregunta sin respuesta / mis dedos teclean sin parar el nombre de mi hijo / lo busco como quien busca por primera vez / lo tengo aquí enfrente y también en la pulsera que le colocaron en el talón izquierdo al nacer / no siento que sea mío / busco un significado que me responda con la palabra madre / quedo en la incertidumbre / las teclas hacen ruido y / el fondo del vientre también / tac, tac, tac / los órganos se reacomodan / las tripas vuelven a su lugar / los hilos de la cesárea se incrustan en mi carne escribo el nombre de mi hijo / y su nombre me arde como el hilo negro de la cesárea enrojeciendo la cicatriz.

“Eva pariendo a Adán” es una serie de poemas donde se emplea el modo narrativo de la écfrasis. Poemas en prosa titulados todos “Autorretrato” son una representación verbal de una representación visual imaginaria de la mujer, su otro cuerpo, el cuerpo después del no parto. Hay una descripción literaria de una obra artística, a propósito de la voz poética que existe en una nueva dimensión, la de ser madre: Hay una hoja colgada en esta exposición, un boceto inédito, una hoja común, un pedazo de papel. En el centro está una araña muerta con las patas entrelazadas entre sí por el impacto. Yo soy esa araña, boceto inédito de una madre: boceto inédito que recrea a la madre araña de Louise Bourgeoise. Alrededor de mí hay pequeñas arañas que caen en ese vacío blanco y esterilizado. No recuerdo el parto, no lo recuerdo, porque mi parto fue borrado en ese golpe de muerte con una servilleta, ese golpe anestesiador, espacio blanco sin recuerdo.

Innecesárea de Jéssica Anaid es pertinente en cuanto rompe el mito de las buenas maternidades y, al mismo tiempo, otorga desde la perspectiva poética formas para generar discursos fuera de la esfera doméstica. Es un libro que no solo es político por lo que enuncia y denuncia, esas prácticas extractivistas del negocio de la salud; sino que bajo una noción ecopoética, hace la crítica a la perspectiva etnocéntrica de la devastación del mundo natural y, por ende, de sus prácticas comunitarias. Así como cambia el ecosistema y se fractura, también los cuerpos de las mujeres y las relaciones consigo mismas y con la de las otras. En este sentido, Innescesárea es un libro que sin duda articulará respuestas periféricas, esas que no están en el canon del buen decir, del buen actuar. Un libro necesario ahora en la poesía mexicana actual.