Tierra Adentro
Ilustración por Laura Velázquez

Today is different

Today is not the same

Today I make the action

“Family Snapshot”, Peter Gabriel

Paul Schrader, guionista y director, es recordado, principalmente, por los guiones de Yakuza, dirigida por Sidney Pollack, en 1975, y por los guiones de Raging Bull y de The Last Temptation of Christ, dirigidas por Martin Scorsese, en 1980 y 1988, respectivamente; del mismo modo, por la nominación al Oscar al “Mejor guion original” por First Reformed, dirigida y escrita por él y protagonizada por Ethan Hawke y Amanda Seyfried, en 2019. Sin embargo, su primera gran obra y con la que saltaría a los reflectores cinematográficos del mainstream hollywoodense sería de la mano, también, de Scorsese: Taxi Driver, de 1976. Por el texto, Schrader sería nominado al Globo de Oro de 1977, y su protagonista, Robert De Niro, al Oscar como “Mejor actor principal”.

Para escribir el personaje del icónico Travis Bickle —quien en la película planea asesinar al senador Charles Palantine— Schrader volvió la mirada al libro An Assassin’s Diary, publicado en 1973 y que son fragmentos de los diarios de Arthur Bremer, 1quien a los veintidós años escribiría en ellos sus ansias de matar, en primera instancia, a Richard Nixon, presidente en ese entonces de los Estados Unidos, y después, al ver la imposibilidad de llevar a cabo su cometido, decidió enfocarse en George Wallace, gobernador de Alabama, quien estaba en plena campaña para ser elegido el candidato demócrata a la presidencia. El 15 de mayo de 1972, en un mitin en Laurel, Maryland, Arthur Bremer descargaría su pistola calibre .38 sobre el estómago del político. Aunque no fue asesinado, merced a una bala que se alojó en su espina dorsal, Wallace quedaría paralizado de la cintura hacia abajo de por vida. En el diario, Bremer consignó que al momento de disparar, espetaría la frase: “A penny for your thoughts”.2

Los motivos por los cuales Arthur Bremer intentó asesinar a Wallace quizás no importen. Se habla de que el conservadurismo y la postura segregacionista del gobernador podrían ser fundamentales, pero lo cierto es que los diarios de Bremer, repletos de ira y de sórdidas fantasías sexuales, llevaron a Paul Schrader a esbozar a Travis Bickle, quien además de ser interpretado por De Niro, también sería encarnado por otro hombre, quien como Bickle, urdiría un plan para matar a un político, y al igual que él, se obsesionaría por Iris, la prostituta adolescente.

John Warnock Hinckley junior nació en Oklahoma, en 1955. Su familia, adinerada, se mudó a Texas y era dueña de la Hinckley Oil Company; su padre, además, había sido presidente de la Vanderbilt Energy Corporation. Así, su fortuna se la debían a lo que Christopher Tugendhat llamaría “la piedra filosofal del siglo XX”: el petróleo.3Después de estudiar el nivel medio superior en la Highland Park High School, en Dallas, estudió intermitentemente en Texas Tech University, hasta que abandonó por completo la universidad y se estableció en Los Ángeles, California, en 1975. Durante su estancia en aquella ciudad vio por primera vez Taxi Driver, y como Travis, se obsesionó con Iris, sólo que Hinckley llevaría su demencia a la actriz que la interpretara, Jodie Foster. Durante esos años, Hinckley no sólo se rapó la cabeza como el demencial taxista, también, como él, comenzó a coleccionar armas y a vestirse a su imagen y semejanza. El acecho de Hinckley se volvió incesante, el 30 de marzo de 1981, escribió:

12:45 P.M.

Querida Jodie,

Hay una posibilidad real de que me maten en mi intento por matar a Reagan. Es por ello que ahora te escribo esta carta.

Como bien debes saber ya, te amo mucho. En los últimos siete meses te he dejado decenas de poemas, cartas y mensajes de amor con la vana esperanza de que puedas interesarte en mí. Aunque hemos hablado por teléfono un par de veces nunca tuve el temple de simplemente acercarme y presentarme.

Además de mi timidez, sinceramente no deseo molestarte con mi constante presencia. Sé que todos los mensajes que dejé a tu puerta y en tu buzón fueron una molestia, pero pensé que era el modo menos doloroso de expresarte mi amor por ti.

Me siento muy bien con el hecho de que cuando menos conoces mi nombre y sabes lo que siento por ti. Y al estar merodeando tu habitación, me he dado cuenta que soy el tema de alguna no tan inocente conversación, por más ridiculizante que ésta sea. Cuando menos sabes que siempre te amaré.

Jodie, dejaría en un segundo la idea de matar a Reagan si tan sólo pudiera ganar tu corazón y vivir el resto de mi vida contigo, en total anonimato o lo que fuera.

Admitiré que la razón por la que sigo adelante con este atentado es porque no puedo esperar más para impresionarte. Tengo que hacer algo ahora para que entiendas, sin lugar a dudas, que todo esto lo hago por ti. Sacrificando mi libertad y posiblemente mi vida, espero cambiar tu postura sobre mí. Esta carta la escribo tan sólo una hora antes de que me vaya hacia el hotel Hilton. Jodie, te pido por favor que busques en tu corazón y cuando menos me des la oportunidad, con esta hazaña histórica, de ganar tu respeto y tu amor.

Te amaré por siempre,

John Hinckley

Tal como lo vaticinó en la tenebrosa misiva, John Hinckley salió de su habitación en el Park Central Hotel hacia el Hilton, donde a las 14:27 de la tarde, en el citado hotel, en Washington, descargaría su revólver Röhm RG-14, calibre .22 sobre el cuerpo del presidente número 40 de los Estados Unidos, y el octavo en sufrir un atentado contra su vida. Entre las pertenencias que se encontraron en la cartera de John Hinckley estaban: $129 dólares, una licencia de conducir de Texas, una identificación de Colorado, cinco fotos de Jodie Foster, una tarjeta en donde estaba impresa la Segunda Enmienda (el derecho a portar armas) y una foto del sobrino de Hinckley. Al registrar su habitación en el hotel, encontraron, entre otras cosas, la citada carta a Jodie Foster, un calendario de 1981 con imágenes de John Lennon, municiones, pastillas de Valium, Surmontil y Drixoral, The Catcher in the Rye, de Salinger —libro que también estaba entre las pertenencias de Mark David Chapman al matar a Lennon, unos meses antes—, la película Taxi Driver y una postal de Ronald y Nancy Reagan que en el reverso tenía una nota escrita para Jodie Foster en donde le preguntaba: “Eres virgen, ¿no es así?”.

Jodie Foster ganó notoriedad con Taxi Driver, película que filmó con tan sólo catorce años. La presión del set, del personaje y de la historia misma no doblegó el temperamento de la actriz y pudo tejer una carrera no sólo como intérprete, sino también como directora y productora —quizás con mayor fortuna que Brooke Shields, que con The Blue Lagoon, de 1980, sufrió mucho tiempo las secuelas de la sexualización encarnizada del cuerpo de una púber—. En ese año de 1981, Foster contaba con apenas diecinueve años y estaba en su primer año en la universidad, en Yale. Las cartas que Hinckley le había hecho llegar subrepticiamente, Foster las había entregado al decano de su universidad, quien a su vez las había dado a la policía, sin embargo, nunca detuvieron al acosador. La actriz ha hablado en muy pocas ocasiones sobre el incidente, siendo quizás la más significativa el artículo que escribió para la revista Esquire, el 1 de diciembre de 1982:

Esa confusa tarde de lunes caminaba por el campus con mi mejor amiga cuando alguien nos gritó: “Oigan, ¿escucharon? Le dispararon a Reagan” […] En la cena todos preguntaban si sabíamos cuál era la condición del presidente. Nadie mencionó a Brady o al tirador hasta muy tarde. Finalmente llegué a mi habitación alrededor de las diez y media. Mi compañera de cuarto abrió la puerta antes de que pudiera meter mi llave:

—John —dijo.

—¿Cuál John?

—John Hinckley.

—¿Qué con él? ¿Volvió a escribirme?

—Fue él, creo. Lo escuché en el radio.

—Mentira, estás imaginando cosas.

El teléfono sonó. Contesté y el decano dijo: “No te alarmes”. Me explicó que mis fotos y mi dirección habían sido halladas entre las pertenencias del hombre que había sido arrestado. Sentí las lágrimas caer de mis ojos. Mi cuerpo comenzó a temblar y supe que había perdido el control, quizás por primera vez en mi vida. Tenía que reunirme con el FBI en su oficina lo más pronto posible. “Deme un par de minutos”, dije. […] Comencé a llorar un poco, y mis lágrimas se convirtieron en risa. No podía parar de reír. Simplemente era demasiado gracioso, increíblemente absurdo, demasiado doloroso. [Mi amiga] pensó que estaba enloqueciendo. Mi risa era extraña, escalofriante y no podía controlarla. Estaba más allá de mí. Mi cuerpo se estremeció con dolorosas convulsiones. Estaba lastimada. No pensaba más en el presidente, en el tirador, en el crimen, en la prensa. Lloraba por mí. Yo, la víctima involuntaria, la que al final lo pagaría, la que sufrió todo y sí, sigue sufriendo. Ese dolor no se va. Es algo que no se entiende, se perdona o se olvida. Es un dolor que no puede ser remediado con un beso de los labios de tu madre o un “Tranquila, todo está bien”. No, nada está bien. 4

El desgarrador testimonio de Foster es tan sólo un atisbo de la violencia que un acosador ejerce sobre su víctima y que puede llegar, siempre, a más. Para su fortuna, contra ella no hubo ningún tipo de investigación y fue considerada como una víctima más de la locura de Hinckley. Ronald Reagan sobrevivió al ataque, dos de sus colaboradores fueron heridos y uno de ellos confinado a una silla de ruedas por una de las balas. El presidente que alguna vez compartió créditos en la pantalla cinematográfica con Bette David, Humprey Bogart y Errol Flyn reprimió varias marchas, como gobernador de California, en contra de la guerra de Vietnam en 1969, y como presidente de los Estados Unidos bombardeó Libia en 1986, por mencionar sólo dos de sus actos. John Hinckley fue considerado “no culpable por demencia” y fue recluido en el Saint Elizabeth Hospital, en Washington, desde donde escribiría una carta a la revista Times un par de años después en donde afirma que: “lo más importante en mi vida es el amor y la admiración de Jodie Foster. Si no puedo tener eso, nadie más lo puede tener. Somos una pareja histórica, como Napoleón y Josefina, y una pareja romántica como Romeo y Julieta”.5John Warnock Hinckley junior, como aquel Travis Bickle de Paul Schrader, al salir de su reclusión el 10 de septiembre de 2016, quizás miró el espejo retrovisor de un taxi y con una mirada enfebrecida observó la ciudad que escoltaba sus pasos.

 

 

 

  1. El diario de Arthur Bremer, escrito entre el 4 de abril y el 13 de mayo de 1972, puede consultarse en: https://archive.org/details/nsia-BremerArthurDiaryBookof/page/n101/mode/2up [Consultado el 12 de marzo de 2021].
  2. Para tener un atisbo de la calaña de George Wallace, baste decir que no sólo fue gobernador de Alabama ¡en cuatro periodos!, también hizo que su esposa lo sucediera en el cargo después del primero de ellos, de 1963 a 1967, puesto que las leyes en ese entonces le impedían tener dos gestiones consecutivas.
  3. Christopher Tugendhat, en Julio Mediavilla y López, “Petróleo, el mayor negocio del mundo”, en Revista española de la opinión pública, no. 24, Abril – Junio 1971, p. 338.
  4. Jodie Foster, “Why me?”, en Esquire, 1 de diciembre de 1982, p. 101.
  5. https://web.archive.org/web/20101125094114/http://www.law.umkc.edu/faculty/projects/ftrials/hinckley/hinckleyeliz.HTM [Consultado el 15 de marzo de 2021].

Autores
Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de Narrativa en las generaciones 2009 - 2010 y 2010 - 2011, y dos veces becario del programa Jóvenes Creadores del Fonca en los periodos 2014 - 2015 y 2017 - 2018, ambos en la especialidad de cuento. Ha publicado cuento, ensayo, reseña y crítica literaria en Laberinto, Confabulario, Este país, Molino de letras, Siembra y Tinta Seca, entre otros. Aparece en las antologías Cofradía de coyotes (La Coyotera Ediciones, 2007); Fantasiofrenia II. Antología del cuento dañado (Ediciones Libera, 2007); Ardiente coyotera (La Coyotera Ediciones, 2008) y Bragas de la noche (Colectivo Entrópico, 2008). Es autor del libro de cuentos Campanario de luz, (UAM, 2013), y de La espantosa y maravillosa vida de Roberto el Diablo (UAM, 2019). Es editor de la revista Casa del Tiempo de la UAM.