Tierra Adentro

Estela trabaja como traductora e intérprete médica en el sur de California (Estados Unidos), principalmente en áreas dedicadas al control de la diabetes, de la salud mental y análisis clínicos. De acuerdo con Estela, la traducción no tiene la atención que se merece; en el caso del español por ejemplo, se obvia el trabajo: se cree que alguien, cualquier persona, una de tantas que lo habla en clínicas y hospitales, podría hacerlo sin importar su formación y por lo tanto, que estará alerta a la lectura empática y solidaria que requiere el oficio. 

Cuando alguien en español dice: «Me quiero morir», ¿qué estrategia de traducción o interpretación utilizas?

Depende. Trato de ser fiel al significado y no exactamente a las palabras que utilizan porque, en realidad, no es lo que quieren decir.

Si alguien dice: «Me quiero morir», ¿cómo lo traduces?

Tengo que decirle a la terapeuta: «Ella dice que se quiere morir pero tal vez eso, en español, significa otra cosa». Aunque después de algunas sesiones, la terapeuta ya lo nota. Aun así les dice: «Podés llamar al 911 si te querés matar». Las preguntas (de la terapeuta o del médico) se ponen muy serias cuando dicen algo así. Una vez que la frase «Me quiero morir» aparece en la conversación, el terapeuta tiene que hacer un protocolo: «Estos son los números de teléfono a los que tenés que llamar si te querés herir, si te querés lastimar, o si querés herir a alguien más». Y el paciente que habla español se mata de la risa, diciendo: «No, eso no es lo que quise decir».

Hace rato dijiste que en la clínica se hablan distintos tipos de español (español con acento de Perú, de México, de Argentina) pero, ¿también hay acentos de personas cuya primera lengua es una lengua indígena?

Sí. En particular recuerdo a una señora que hablaba mixteco. Yo intentaba explicarle a la terapeuta que la señora tenía que traducir de su lengua al español y yo del español al inglés. O sea, las sesiones se hacían más largas. Tenías que tener un poco más de paciencia porque se pierde mucha información. Y también su manera de contar era diferente a la de una persona que sólo habla español.

¿Qué pasa cuando hay una traducción que pasa por tres lenguas y por tres sistemas de significación de la salud, del cuerpo?

El lenguaje médico que se utiliza en inglés es mucho más técnico. Hay palabras para todo lo que te está pasando. Especialmente para cosas psicológicas, por ejemplo: rushing thoughts. En español no tenemos ese concepto (pensamientos acelerados). Cuando se los digo a los pacientes me miran como diciendo «no entiendo, nunca he escuchado ese término» por más que existan esas palabras en español, entonces tengo que explicarles lo que significan. Es muy importante hacer la traducción porque si una persona lo hace a medias no se va a entender; se puede interpretar algo completamente diferente de lo que quiere decir el paciente. En español por ejemplo, es muy común (le ha pasado a mi mamá, a mi papá) que cuando murió mi abuela o mi tía, dijeron: «Ay, escuché que me llamaba». En inglés es súper serio que escuches que alguien te está llamando o que tengas alucinaciones sobre un pariente muerto. Pero en nuestra cultura es algo que decimos que nos pasa: vemos cosas, especialmente si una persona cercana muere; escuchamos voces y cosas así. Una señora decía que todo el tiempo escuchaba voces, que eran ángeles pero en realidad no era que «escuchara» voces sino que era la manera en que ella percibía su espiritualidad. Rezaba y cosas así. Pero para la terapeuta fue súper grave que ella dijera eso. En la psicología y en la medicina en inglés se obvian muchas cosas. Tengo que preguntar como mil veces la misma pregunta.

¿Aún hay muchos casos de negligencia médica por malinterpretación o sobreinterpretación de lo que dicen los pacientes?

Yo creo que sí.

¿Recuerdas alguno?

Bueno, la señora a la que le «dolía el cerebro». Nadie quería lidiar con ella porque le dolía el cerebro aunque en realidad, era la cabeza lo que le dolía. Entonces, yo lo que pido, a veces, cuando dicen algo así, es que señalen con la mano qué parte del cuerpo es; cómo se siente: se siente como que quema, como que arde, se entumece, etcétera. Trato de traducirlo a algo que la persona que habla inglés entienda exactamente. A esa persona no puedo decirle: «Me jalo los pelos». Ellos (los médicos) ya le ponen un nombre a jalarse el pelo y quitárselo. En cambio, en español son expresiones que utilizamos.

¿Algunas vez  los médicos han desconfiado de tu traducción?

Yo me aseguro de que entiendan bastante. Elaboro bastante de ambos lados para que se entiendan, pero a veces me doy cuenta de que los médicos no quieren eso. Nada más quieren que diga «sí» o «no». Pero usualmente los pacientes elaboran muchísimo sobre lo que les está pasando; o a veces les hacemos una pregunta a la que tiene que decir «sí» o «no» y elaboran más, se van a otro tema. Yo pienso que es algo importante lo que la persona dijo pero al doctor no le interesa saber sobre eso en ese momento Le interesa saber sobre lo primero que preguntó. Entonces, pienso que les molesta que elaboré demasiado pero nunca han dudado de mi traducción. Hasta ahora.

¿Cuáles son, en tu opinión, los inconvenientes o riesgos de trabajar en un proceso de mediación entre un médico y un paciente, un proceso delicado que involucra la salud del cuerpo?

No es lo mismo ir al doctor en inglés y que te lo traduzcan —por más buena que sea la traducción—, a hablar con un doctor que sepa tu lenguaje. Y no sólo en términos de traducir el lenguaje y de saber cómo se dice; por ejemplo, si un paciente te dice «no tengo papeles» saber qué significa «no tener papeles». Yo, desde una perspectiva como migrante, sé qué significa. En cambio, las psicólogas creen que no tener papeles significa «no hiciste tu ciudadanía» en la mayoría de los casos. No entienden la complejidad de lo que significa, lo difícil que es y el tipo de efecto que tiene en las personas. No creo que entiendan. O sea, me doy cuenta por las preguntas que hacen. Si alguien dice «No tengo mis papeles, me preocupa. Es mi preocupación más grande», la señora le pregunta: «¿Y cuándo los vas a hacer?», como si fuera algo fácil.

Como si no los hubieran tramitados por irresponsables.

Como si fuera algo fácil de resolver. No son los mismos problemas que tienen quienes hablan inglés. Y me imagino que es lo mismo con los pacientes asiáticos porque tuve que estar en las traducciones de los pacientes de Laos.  Por ejemplo, los que vienen de la guerra y tienen Síndrome de Estrés Postraumático dicen: «El psicólogo que me vio no sabe lo que es ir a la guerra». La psicóloga que está asesorando a una persona que es refugiada de guerra de Laos tiene mi edad (27 años), o sea, no creo que ella llegue a comprender la complejidad de este problema. Y lo mismo con la terapeuta, no creo que llegue a entender que es «no tener papeles» o venir de «migrante». No es que no entiendan y que no lo puedan asesorar, pero no lo comprenden de la misma manera que una persona de ese mismo entorno. Entonces, para mí sería mucho mejor que estos servicios queden en la misma comunidad a la que están sirviendo.

¿Con médicos o terapeutas migrantes, bilingües, biculturales?

O por lo menos que se relacionen más con tema, o que tengan algún tipo de entrenamiento sobre lo que es.

En tu experiencia, y en la experiencia de las personas con las que trabajas, ¿qué significa ser migrante, cómo se traduce en el cuerpo «no tener papeles»?

No tener papeles es como vivir prestado de todos los servicios que te da Estados Unidos. Así se siente. No puedes en realidad, ir al doctor. Sentís que si estás yendo al doctor le estás quitando al país. Está el mito de que si pedís ayuda social, si te metes al medicare, no te van a querer dar los papeles porque fuiste un cargo para el Estado. Entonces, significa enfermarse lo menos posible. Eso es lo que vivir sin papeles significa. O sea, no ir al psicólogo, no quejarse de lo que te está pasando. No ser una carga, pienso.

¿Y cuándo sí van al médico o psicólogo, cómo se traduce?

La verdad no es tan popular; o sea, yo soy la primera traductora que tienen en español y esa clínica tiene como quince o veinte años. El traductor de Laos y la traductora de vietnamita están ahí desde entonces y es el primer año que me contratan. O sea, todos esos años, ¿nunca tuvieron pacientes que hablaban español?, ¿recién se les ocurre que los pacientes que hablan español necesitan ayuda de salud mental? Me parece raro. Y citas, tengo bastante pocas durante la semana. Además, las que hay no vienen a las visitas y cuando vienen casi siempre son cosas mucho más graves de lo que les pasa a los pacientes que hablan inglés. Los pacientes que hablan inglés tienen depresión pero por otras razones; la mayoría de las mujeres que atendemos (que hablan español) es por violencia doméstica, violación, abuso sexual; cosas que en la clínica nos parecen muy graves.

¿Se habla mucho de no tener papeles como parte de los padecimientos?

No se habla mucho. No se toca ese tema. Yo pienso que se tendría que hablar más. Ellos piensan que es como un tema legal pero llega a ser muy personal. El miedo de ser deportado es bastante real, y está siempre ahí. Te puede pasar en cualquier momento.

Hace un rato dijiste que no era tan popular, ¿te refieres a que no le interesaba a la clínica o a que los pacientes no buscaban este tipo de «ayuda»?

Las dos cosas.

Y ¿por qué tienes pocos casos o se te asignan casos de personas que no van? ¿Discriminación?

Eso ya sería mi opinión. Pero yo pienso que sí tiene mucho que ver; como ellas [las terapeutas] piensan que los pacientes que hablan español tienen casos más difíciles en general, no tienen ganas de atenderlos. Y esos pacientes desconfían de la psicología y de la psiquiatría; al psicólogo van, pero al psiquiatra no quieren. Una señora me dijo que la vecina ya no querìa que le cuidara a sus hijos porque «iba al psiquiatra, porque estaba tomando chochos». O sea, cuando quien asigna los casos sugiere que vayan al psicólogo, la primera pregunta que hacen los pacientes es: «¿Estoy loco?, ¿qué me pasa?». Entonces, creo que hay desconfianza por parte de la población latina en esa área y al mismo tiempo las trabajadoras que asignan los casos prefieren mandarlos a otras instituciones y también las terapeutas, como que no están preparados.

Y, ¿existe algún tabú sobre la medicina de las personas que sí van al psicólogo?

A mí me parece, a veces, muy poco lo que sugiere la terapeuta: respirar hondo, ir a caminar, cosas así. Por ejemplo, no tener papeles no se cura con salir a caminar 30 minutos al día y cortar las plantas. Y ése es el problema, ella sugiere algo y no funciona. Y vuelve el paciente con el mismo problema porque en realidad, no tener papeles es algo que no depende de vos. Está más allá de tus capacidades. Son personas que quizá no tendrían problemas si se resolviera su problema migratorio.

Hemos hablado sobre todo, de la mediación de ida: del paciente a la terapeuta; pero ¿qué sucede con la interacción de regreso, la traducción del terapeuta al paciente, del inglés (médico) al español?

A veces me parecen pedantes los doctores. Como te digo, no hace falta explicar las cosas tan técnicamente, por ejemplo con el término rushing thoughts. Yo digo que todo es burocrático, como que necesitan ese término para que cuando lo escriban en las notas se vea si el paciente tenía que estar acá o allá; si ese paciente me correspondía o a alguien más. Para eso se utilizan esas palabras técnicas pero cuando yo las tengo que traducir, tengo que explicarlo. No es que yo piense que no entienden sino que los pacientes, en general, (incluyéndome) no entendemos los términos médicos de la misma manera que los entiende el doctor. Para ellos, si el paciente no entendió es culpa del paciente. Por eso intentó explicarlo.

¿Qué es lo más difícil y problemático para traducir?

Cuando tenés que decir en primera persona. «Me violó», «me agarró», «me encerró», «me tiró». O sea, obviamente que no siento que me esté pasando a mí de la misma manera que le pasó a esa persona, pero siempre es incómodo. No es que me esté quejando de que es incómodo, pero es algo que otras personas que hacen traduccion me han dicho. Lo más incómodo es contar ese tipo de hechos en primera persona: «Yo lo hice», «Esto me pasó a mí», cuando en realidad le pasó a alguien más.

¿Crees que en esos casos, dejaría de ser incómodo si no utilizaras la primera persona?

Sí: «Él dijo». Pero no es lo mismo. Le pone muchas trabas. Se me hace más complicado. Por ejemplo, si alguien me dice: «Él me vino a visitar». Entonces tengo que decir: «He came to visit me», o puedo decir «He said: He came to visit him». Ya son dos personas a las que me estoy refiriendo.

¿Eso es una regla del trabajo?

No, me sorprende lo informal que son a veces con la traducción. Básicamente yo soy quien hace las reglas. Les digo, «¿cómo quieren que lo haga?». «Como vos quieras». «Como te parezca mejor».

Entonces, ¿cuándo le traduces al médico no requieres apropiarte de nada?

Los pacientes no diferencian el papel que hago como traductora al que hace el doctor. Yo nunca puedo decir mi opinión aunque sepa la respuesta. Pero en ocasiones, si la terapeuta dice: «Ay, siento mucho que te sucedió eso». «I´m so sorry». Entonces yo tengo que decir: «I´m so sorry» o «la verdad que siento mucho que haya pasado eso». O « te recomiendo tal cosa». Pero, a veces hay gente que piensa que yo se lo estoy diciendo. Entonces, tengo que decir, el «doctor está diciendo» esto.

Tu función no sólo es de traductor y de intérprete.

He aprendido mucho. Eso es otra cosa. Como es una clínica de bajos recursos, no contrataron a una traductora con licencia de traductora. Si hubieran contratado a una traductora médica le pagarían el doble de lo que me pagan a mí.

El inglés lo hace mucho más técnico, mucho más burocrático. Es muy importante la persona que traduce. Eso es lo que me da miedo. Yo le pongo muchas ganas a lo que hago pero los médicos no saben español y cualquier otra persona podría decirles cualquier cosa. Nunca me puse a pensar lo importante que era (en el cuidado médico) la traducción y hablar el mismo idioma que hablas con el doctor. Conozco a muchas personas que hacen traducciones médicas y tal vez no lo hacen por ayudar a la comunidad sino por una cuestión económica: pagan como 30 dólares la hora y les parece un buen trabajo, aunque también hay cierta prepotencia de decir: «Yo hablo bien el español, el paciente es una persona ignorante que no sabe el español de la misma manera que lo sé yo. Yo sé inglés, yo sé español». O sea, hay muchas personas que tienen esa actitud.

¿Cómo definirías una ética de la traducción médica?

Yo creo que, como ser consciente de que el lenguaje que estás utilizando no es correcto o incorrecto; nada de lo que estás diciendo está correcto o incorrecto. Ninguna manera de decir algo está bien o está mal. Toda manera de hablar (en el lenguaje que sea) es comunicación de una forma u otra. Tenés que tomarlo por lo que es, no tenés que estar juzgando a alguien porque no habla el español que vos hablás, o porque no habla inglés, o porque no habla español «correcto». Considerar de dónde viene la persona, también. Como te decía, considerar lo que la persona está tratando de decir más que la traducción literal de lo que está diciendo.