Tierra Adentro

Shoshana Seidman ha sido desde mesera y profesora de primaria hasta diseñadora gráfica. Estudió Literatura y Escritura creativa en la Universidad de California en San Diego. La memoria, la devastación y el cuerpo son algunos de los temas que permean sus ensayos.

Los fractales son matemáticos. Los fractales son patrones sin fin. Ambas cosas me asustan.

La complejidad infinita, la repetición infinita, sin importar que cambie la escala, es la antítesis de la supervivencia. Si no se pue­de crear un patrón alternativo, si no se puede escapar a la ampli­ficación de la deshumanización, ¿se puede crear una identidad? ¿Un fractal es un lenguaje impuesto, la inalterable y suprema ley?

Podemos hacer un zoom eternamente.

En la naturaleza observamos esto en los árboles, ríos, vasos sanguíneos. En matemáticas, lo vemos en el conjunto de Mandelbrot. Una y otra vez se calcula una ecuación simple y se vuelve a introducir. De la simplicidad surge la complejidad. El patrón continúa hasta que ya no vemos con claridad. Sólo vemos el monstruo que se crea a partir de eso, un monstruo fractal de rama rama rama árbol.

El árbol se forma a partir de un millón de patrones similares entre sí. Quisiera un árbol distinto, pero ni siquiera puedo desen­redar la simplicidad. ¿Cómo regreso a la raíz? ¿Me será posible crear un nuevo lenguaje si desciendo por las ramas más chicas, serpenteando de vuelta al tronco, postrándome en la raíz? Puedo intentar hallar el rumbo de vuelta al principio. ¿Terminaré a pesar de todo de vuelta en el mismo patrón?

Los fractales se encuentran en las neuronas. Durante mi infan­cia, estaba obsesionada con la repetición, la compulsión obsesiva por el interruptor de la luz que encendía y apagaba y encendía y. Mis neuronas fallaban, construían monstruos neurológicos com­plejos a partir de los patrones más simples. Se repetían de mane­ra equivocada. No tienes que hacer eso, me decían. Sólo prueba, a ver qué pasa. Me encontraba indefensa ante los patrones que culebreaban como raíces en la apertura de mi cerebro oscilante. Crear un lenguaje implicaría la creación de muchos más patrones simples, patrones que tendrían que luchar contra la bestia fractal que ya había reclamado su parte.

La firma en los correos de mi hermano cita a Lao Tzu: Un viaje de mil millas comienza con un solo paso.

¿Pero qué tal que te cansas? A veces es más fácil dormir que construir nuevos lenguajes. A veces das un paso, y luego otro, y otro, y otro, y sin embargo. Terminas tomando el mismo camino.

Otra vez: ¿puede existir un lenguaje nuevo?

Mi padre es un fractal.

¿Pero y si fuera un fragmento de fractal? Por ejemplo: él es. Por­que cuando se enfrenta a cosas fuera de su percepción y de sus experiencias, cuando se enfrenta a cosas fuera de su repetición infinita de patrones

Debe

Cortarse

En alguna parte.

Cuando mi hermano menor tuvo una sobredosis de drogas en una especie de idea semisuicida y luego entró en coma y luego despertó

Y quería

Sólo sándwiches de pollo de Islands (o, en realidad, el Shorebird),

Mi padre dijo

Denle todos los Shorebirds que quiera

Si eres un fractal

Una forma de compensar

Por los corazones perdidos puede ser

Con sándwiches de pollo infinitos.

¿Cómo perdonas si eres un fractal? ¿Si no puedes escapar de la autosimilaridad, el infinito, la repetición? Tus costumbres son fijas, pero entonces te encuentras con otro fractal. Quedas fas­cinado. Tu cuerpo debe encontrar una forma de lidiar con la autosimilaridad de alguien más. ¿Qué pasa cuando chocan dos simples patrones repetitivos que se forman una y otra vez? Ya no tienes que vértelas con tu propio monstruo fractal. Ahora debes:

asimilar,

incorporar,

tragar,

regurgitar,

destruir,

O puedes simplemente tratar de amar. Eso es un lío.

Cuando me hice un tatuaje mi padre se rio a medias y me dijo

Deberías ver todos los tatuajes en Inland Empire

La idea de convertirme en parte de

Una colección

Fractura

Sus ideas sagradas de: hija.

O será que eso pasó

Hace muchos años

Cuando se

Acostó junto a mí en la cama y dejó que su cerebro me con­tara historias

Y su cuerpo (Algún Cuerpo, Otro Cuerpo, Otro Patrón, El Cuer­po de Alguien Más —estas eran algunas de las historias que me solía contar hasta que admitió

Era yo)

Tocó el mío

Hasta que se

Fracturó. La. Única. Manera.

De formarme una nueva realidad

Era. Partir.

La única manera

Ahora

De perdonar

Es decirme

Que no es posible que todo sea físico

Y dejar que mi padre mire cómo la cicatriz de ese nuevo patrón

Mi patrón

Se forma en su nuevo

Cerebro.

Pero formar un nuevo patrón implica

Una nueva forma de ver

Para los ancianos

Que puede ser muy difícil

Copodenievecopodenievecopodenieve.

Nieve.

Una espiral es un tipo de fractal, que combina la expansión y la rotación. Los mismos patrones una y otra vez crean conchas, huracanes, galaxias. Cuando interactúan dos espirales, ¿siguen moviéndose hacia dentro? Por ejemplo: dos galaxias chocan. Por ejemplo: dos conchas se tocan en la arena. Por ejemplo: dos puños se enrollan hacia adentro como hojas de helecho, pero se rozan. ¿Y qué pasaría si un patrón de ramificación pincha y punza una espiral? ¿Hay algún tipo de interacción o el patrón individual se interioriza y se vuelve tan fuerte en su simplicidad que puede seguir existiendo sin importar que Otro externo se le imponga? Ambos estamos tan convencidos de nuestros patrones que no hay forma de que permitiéramos la entrada de una ecuación distinta.

Si esto es cierto, le veo muy poco sentido al mundo.

Pero me reconforta el hecho de que quizá debe haber cica­trices. Quizás un moretón, una alteración en el patrón. Cuando chocan dos patrones, el perdón puede ser una cicatriz. Puede ser tan brillante que ni siquiera podemos verla entre la repetición. La limitada percepción espacial de nuestra visión puede tragarse la cicatriz. Pero me consuela saber: que sobrevive. No obstante: puede ocurrir una mezcla topológica. Con el tiempo los patrones se expanden tanto y abarcan tanto que deben sobreponerse. Es inevitable. Es un lío.

El triángulo de Sierpinsky nos muestra cómo crear un fractal mediante el proceso de eliminación. Se elimina una y otra vez el triángulo interno de la generación anterior. Se forman más y más hoyos, creando, con los patrones más simples, un complejo mega­triángulo lleno de huecos. En cierto aspecto esto me reconforta. Sin importar cuánto descarte, siempre habrá cierto sentido. Sin importar cuántas heridas tengo, todavía puedo parecer un ser funcional en el mundo simplemente porque sigo siendo una re­petición de patrones que los otros pueden comprender y calcular.

Por otro lado, esto verdaderamente me perturba. Si quiero vol­ver al inicio, si intento eliminar todo y deshacerlo todo para for­mar un nuevo lenguaje, quizá la deconstrucción es inútil. Quizá pareciera que puedo empezar de nuevo, pero si todo se reduce a un patrón claramente calculado e inequívoco, y hay muy poco es­pacio para alterarlo, no importa cuántos hoyos haga, no importa cuántos triángulos descarte, ¿vale la pena empezar?

¿Debería mejor dormirme?

Y sin embargo. Todos los fractales están al límite. En otras pa­labras: sólo existe una línea borrosa, incluso cuando nos aden­tramos más y más profundo en el patrón. Los fractales hacen visibles los patrones algebraicos, pero conforme nos acercamos aparecen más detalles. Desmitifican lo abstracto, pero a la vez lo vuelven más complejo. Amplificación (y desamplificación) se vuelven infinitos. Esto me reanima: existe belleza en lo cono­cido porque es un misterio hasta dónde llega. Quizás el lenguaje está pre-determinado, pero podemos amplificar y reducir a vo­luntad. Podemos seguir y seguir y. O podemos dormir. La repe­tición seguirá allí, esperándonos cuando despertemos. Entonces podemos sembrar el caos.

Incluso cuando crees que lo has perdido todo, puedes recordar: con el tiempo puedes crear un monstruo glorioso y complejo con sólo comenzar de nuevo. Una bifurcación simple, ramificándose una y otra vez a la potencia de dos, otorgará resultados deslum­brantes. El lenguaje es accesible para ti, desde el principio, de raíz.

Entra en juego la teoría del caos: a pesar de que nuestros siste­mas nos determinan, la predicción a largo plazo es prácticamente imposible. Con una variación simple de las condiciones iniciales, el resultado puede alterarse drásticamente. Las cicatrices nunca se pierden y, además, incluso: importan. Esto es hermoso, signi­ficativo. Tu fractal nunca, nunca será exactamente igual al mío. Los patrones deben formarse alrededor del dolor, el amor, el sufri­miento, al igual que las raíces de un árbol se retuercen y el suelo se agrieta y burbujea en la base. Las raíces importan. La introduc­ción de variables importa.

Pero es el caos. No es aleatorio. A pesar de todo, tendrá cierto sentido. Busco esto, aunque sé que no debería. Lo necesito.

Pienso en el padre moribundo de mi colega

De ochenta y tantos años

Teniendo que ver a su hijo de cuarenta y cinco casarse

Con tanta alegría

Y después enterarse

De su corazón roto

Destrozado

En tantos pedazos

Cuando su esposa

Le pidió el divorcio

Poco

Después.

El padre

Su padre

Debe estar

Bien, bien, sí

Tan cansado de los corazones

Rotos

A estas alturas con su esposa muerta pero aún

Ama a su hijo

Que lo lleva a cualquier cita que tiene porque la única alternativa es

Morir

Ahora.

La forma de compensar

Las fallas y los errores del tiempo podría ser

Encontrar un patrón

Intermedio

De dimensiones familiares

Señalar un árbol y decir

Al menos en eso

Podemos confiar.

Una vez y otra y.

 

 

*Traducción de Jazmina Barrera Velázquez