Tierra Adentro
Ilustración por Aricollage

…quizá esté lejos de mi destino,
no importa dice. Pero creo que ya no estoy
tan alejado de lo real…

Michel Serres

flama de bordes redondeados nube
…el rechinar de doscientos globos encendidos de aire
aire dentro de aire…
tal vez si llega majestuosa la plaga
será posible que crezca el aire a cuchillo
ven a nosotros

Tania Carrera

 

no es la búsqueda del placer, sino del estupor,
el atontamiento o anonadamiento, la no conciencia,
punto de indiferencia entre el animal y el ser humano.

Sonia Rangel

 

Sabemos que no es apacible ni reconfortante, ni siquiera podemos decir, esperanzador. Si ya tenemos o somos varios cuerpos sin órganos, habremos de mantener la velocidad  y la desmesurada vertiginosa oscilación, mantenernos en el borde, toda la intensidad lisa del mar rosando, deshaciendo o desorganizando nuestro cuerpo.

Nómadas, huérfanos o huérfanas arrojados a un desierto. Pero un desierto poblado, lleno,  en potencia. Es el campo de inmanencia en el que surgen las posibilidades  del colmar el deseo, aquel estado de conquista en el que no se carece de nada y no contiene tampoco ninguna interioridad: afuera absoluto.

Por ahora soy hijo adoptivo de quince tribus…Y son mis tribus adoptivas, porque las quiero a todas más y mejor que si hubiera nacido en ellas…¿pero el esquizofrénico no tiene también un padre y una madre? Sentimos tener que decir que no, que como tales no los tiene. Sólo tiene un desierto y tribus que lo habitan, un cuerpo lleno y multiplicidades que se aferran a él.[1]

Y sabemos que ni siquiera hay punto de llegada o de partida, ni siquiera un alguien que lo consiga, o un trazado o una instrucción que nos dirija. Se trata de la desorientación misma, de perder el rumbo, de aceptar el desconcierto, dejar entrar el viento, las voces, la incertidumbre. De pronto somos solo ese instante mudo o el momento de ser atravesados por el viento, la velocidad quieta que una ráfaga provoca en un espacio liso. Ya decía Serres que la mejor figura para pensar en la materia que nos constituye es el fuego “.. mi cuerpo es una llama un tanto más lenta que esta cortina chamuscada que consume los leños.”[2]No nos sirven más las figuras abstractas con bordes rígidos para pensar lo real. La esquizofrenia no viene para darnos cobijo, sino para recordarnos la amplitud, las potencias e intensidades, abrirnos a la posibilidad múltiple de la tierra y los afectos.

…pensaba que debía aspirar la tormenta, dar cabida en él a todo, se tendía a todo lo largo sobre la tierra, se confundía con el universo, era un placer que le causaba dolor, o bien se detenía silencioso y ponía la cabeza en el musgo cerrando a medias los ojos y todo se alejaba de él, la tierra cedía bajo su cuerpo.[3]

La tarea de tapar, zurcir los órganos ha resultado en un desastre. Descompuestos avanzamos caminando con el vientre, respirando con los ojos. No queremos más imperio en nuestro cuerpo, un cacique en nuestros sentidos. Por lo tanto, habremos de  asumir que el calco que habíamos trazado del paisaje, la imagen que habíamos obtenido del mundo no nos sirve más, la colocamos sobre el cuerpo y se moja, se agrieta, se estropea, se rompe; la imagen comienza a adherirse a las cavidades, a las grietas, a los huecos, los bordes, las entrañas. El calco, la imagen, comienza a adquirir la posibilidad del paisaje, la inmensidad del territorio que respira, que cambia. De las llagas surgen pezones, anos, bocas. Nuestro cuerpo organizado cede ante tal proliferación, de los huecos surge una manada, una tribu, lobos y bocas aúllan y babean.

La imagen así comienza a adquirir la posibilidad de un paisaje, la topología corporal de un territorio. La proliferación abre paso a la indistinción, ya no son anos y bocas, son anos-boca, cabezas-lobo: “toda la pieza de carne aúlla bajo la mirada de un espíritu-perro que se pinga en lo alto de una cruz”.[4]En ocasiones el dolor es intenso, pero la intensidad de dolor es un aspecto de nuestra apertura al mundo. “Es con una alegría profunda. Es un aleluya tal… que se funde con el más oscuro alarido humano de dolor de separación pero que es un grito de felicidad diabólica”.[5]

Todo ese cúmulo, deja entrever por un momento una figura. Koolhas[6]espera con su caballo en el borde de un acantilado, sabe que pronto la pendiente comenzará a desmoronarse, el peso del caballo negro hará ceder las rocas, que descenderán hacia los poblados. La energía enfebrecida de su máquina desquiciada hará arder las casas y habrá caos y todo se convertirá en marasmo y tumulto, indiferencia. Sabemos muy bien que tal proliferación puede convertirse en explosión fascista, en cáncer. ¿Seremos capaces de construir un cuerpo sin órganos?

La máquina puede adquirir una dimensión de estado, generar tumores, vaciarnos. “Las líneas de fuga que siempre corren el riesgo de abandonar sus potencialidades creadoras para convertirse en línea de muerte, ser transformadas en línea de destrucción pura y simple.”[7] En el proceso de hacerse de este cuerpo sin órganos, el riesgo es absoluto, se está al borde del precipicio, la línea puede no devenir en una acción creadora porque la velocidad e intensidad a la que está sometida esta inmanencia está nutrida también por el afuera.

Este acceso al afuera es también o puede ser la muerte en su sentido más radical.  Para ello habrá que mantener la multiplicidad, dejar abierta el conjunto de potencias, de devenires, de deseo, construir poco a poco una máquina, un plan de inmanencia. Es sin duda una experiencia del desierto nómada, de una potente vida intensiva y no orgánica. Tenemos que aumentar constantemente el número de conexiones. A pesar del sinsentido y el afuera al que nos arroja el proceso de devenir, la construcción del cuerpo sin órganos tiene que ser una afirmación de la vida en el mismo sentido tan radical como el de la destrucción de la organización del organismo y el proceso necesita la mayor atención y cuidado posible.

Detener la significación, el sentido, es abrirnos al mundo de la sensación y no acceder a ese momento de necesidad y de angustia que puede generar la ausencia de sentido.

En más de un aspecto el mundo del sentido finaliza hoy en lo inmundo y en el no- sentido. Está cargado de sufrimiento, de extravío y de revuelta…Es entonces que surge más imperativa que nunca la exigencia de sentido, que no es otra cosa que la existencia en tanto que ella no tiene sentido. Y esta exigencia por sí sola ya es el sentido, con toda su fuerza de insurrección. [8]

Por un momento vemos cómo Cézanne continúa contemplando la formación del paisaje abierto a la posibilidad de experimentarlo en su forma más primigenia. “Habría pues que volverse hacia la lengua jamás escrita, pero siempre por escribir, para que esa palabra incomprensible sea entendida en su desastrosa pesadez e invitándonos a volvernos hacia el desastre sin comprenderlo ni soportarlo”.[9]

Virginia Woolf espera el instante preciso en que la cortina separe el mar de la penumbra del firmamento. Momento expectante en que la luz comience a reflejar los destellos incandescentes del sol: “El sol no había salido aún. El mar y el cielo hubieran podido confundirse si no fuera por los suaves pliegues del mar, parecidos a una tela arrugada.”[10]Ella se sumerge lentamente en aquel líquido arcaico, inhumano. Pero nos deja en un mundo iluminado por brillantes ojos y rodeado por flores incandescentes, y pájaros que son flamas. Perceptos y sensaciones de infancia que nunca existieron pero que, sin embargo, están ahí, como clavados en una experiencia extranjera, momentos de extravío y errancia nómada infinita.

Los instantes pasan rápidamente, “está pasando un minuto de mundo, no lo conservaremos sin volvernos él mismo, dice Cézanne”.[11]Y es preciso volvernos el instante mismo porque de lo contrario solo seremos, tú o yo, cargados de la herencia edípica autoritaria que organiza nuestros órganos, que dicta nuestro destino, el juicio de Dios que nos impone la manera de percibir lo real. Como ya hemos dicho, renegar de la significación no es la negatividad, es abrirse al instante en sensación, es el hecho inconmensurable.

Las dificultades de Cézanne son de la primera palabra. Se creyó impotente porque no era omnipotente, porque no era Dios, y en cambio había querido pintar el mundo, convertirlo enteramente en espectáculo, hacer ver de qué manera nos toca. [12]

Y al tocarnos, al dejarnos ser tocados por el mundo, este nos atraviesa, nos violenta, nos deforma, nos rompe o nos descompone. La sensación es la posibilidad del huevo de la cosmogénesis, de la multiplicidad, “es las dos caras indisolublemente, es ser-en-el-mundo… a la vez devengo en la sensación y algo ocurre por la sensación, lo uno por lo otro, lo uno en lo otro.” [13]

Deleuze y Guattari en Mil mesetas son en sí mismos figuras catatónicas, tanto más deformadas más colmadas en intensidad, monstruosas y delirantes, cuerpos convulsionados por una fuerza indistinguible. Nos sugieren las pistas para la posibilidad de estar en un entre, mantenernos en la posibilidad múltiple, trazar líneas de fuga que nos dirijan por instantes a la percepción de un afuera, a la sensación intraducible de un momento incomprensible para el habla, para el juez o el verdugo del deseo. La territorialización, la significación y la edipización volverán a intentar generar el calco de lo real, volveremos a caer en la trampa, por lo mismo será preciso errar, perderse, devenir en aquello que es mínimo, que arde, que es imperceptible, en aquello que aun no podemos y nunca podremos comprender.

 

 


 

 

 

 

[1]Deleuze, Guilles, Mil mesetas,Pretextos, Valencia, 2004, p. 37.

[2]Serres, Michel, El paso del noroeste, Debate, Madrid, 1991, p. 53.

[3]Büchner, Georg, Woyzeck Lenz, Alianza Editorial, Madrid, 2016, pp. 84-85.

[4]Deleuze, Guilles, Logica de la sensación, Editions de la différence, 1984 p. 34.

[5]Lispector, Clarice, Agua viva, Siruela, España, 2018, p. 11.

[6]Von Kleist, Henri, Relatos completos, Acantilado, Barcelona, 2011.

[7]Deleuze Guilles, Mil mesetas, Pretextos, Valencia, 2004, p. 516.

[8]Nancy, Jean Luc, El sentido del mundo, La Marca Editora, Argentina, 2003, p. 11.

[9]Blanchot Maurice, La escritura del desastre, Editorial Trotta, Madrid, 2015, p. 47.

[10]Woolf Virginia, Las olas,  Mirlo editorial , México, 2017, p. 21.

[11]Guattari Félix Deleuze Gilles, ¿Qué es la filosofía?, Anagrama, Barcelona 1997 ,p. 170.

[12]Ponty, Merleau, Sentido y sin sentido, Ediciones Península, Barcelona, 1977, p. 47.

[13]Deleuze, Guilles, Lógica de la sensación, Editions de la différence, 1984.

 


 

Bibliografía

Blanchot, Maurice, La escritura del desastre, Editorial Trotta, Madrid, 2015.

Büchner, Georg, Woyzeck Lenz, Alianza Editorial, Madrid, 2016.

Lispector, Clarice, Agua viva, Siruela, España, 2018.

Deleuze, Guilles, Mil mesetas,Pretextos, Valencia, 2004,

__________ ,  Lógica de la sensación, Editions de la différence, 1984.

Deleuze, Gilles, Guattari Félix, ¿Qué es la filosofía?, Anagrama, Barcelona 1997.

Nancy, Jean Luc, El sentido del mundo, La Marca Editora, Argentina, 2003.

Ponty, Merleau, Sentido y sin sentido, Ediciones Península, Barcelona, 1977.

Serres, Michel, El paso del noroeste, Debate, Madrid, 1991.

Von Kleist. Henri, Relatos completos, Acantilado, Barcelona, 2011.

Woolf, Virginia, Las olas,  Mirlo editorial , México, 2017.

 


Autores
(Ciudad de México, 1988) Estudió Artes Visuales en "La Esmeralda". Paralelamente a la escuela, trabajó en el taller de German Venegas. A partir de su interés por la filosofía tomó seminarios de filosofía del cine en la Filmoteca de la UNAM con la Dra. Sonia Rangel. Realizó la maestría en Artes Visuales en la UNAM. Ha obtenido la beca del FONCA para Jóvenes Creadores en 2012, 2017 y 2020.

Ilustrador
Aricollage
(Cuernavaca, 1988) Collagista e ilustradora con residencia en la Ciudad de México. Desde el 2010, en el área de visuales, ha colaborado en revistas como “Letras Libres”, “Tierra Adentro”, “Armas y Letras”, "Antidogma" y en revistas electrónicas de arte y collage en diversas partes del mundo; así como en editoriales como Paraíso Perdido, en la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA y el Fondo Editorial Tierra Adentro. Ha expuesto de manera individual y colectiva en las ciudades de Ciudad de México, Guanajuato, León, Cuernavaca, Pachuca, Barcelona, Norwich (UK), Kranj (SI) y Bogotá (CO). En el 2016 colaboró con Adidas Originals en el relanzamiento de los tenis gazelle en la Ciudad de México y en 2017 fue talented neighbor en la Flagship Store de la Condesa. Ha colaborado con músicos como Illias Asterion (MX), Herbsun (DEU), Swing Atoms (MX) y Fausto Leonora (MX). Desde el 2017 ha incursionado en el collage en gran formato inaugurando murales en sitios públicos como el mercado gourmet San Genaro, en Hostal Gael y en We Are Todos (en la Ciudad de México) y en Casatinta en la ciudad de Bogotá.
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