Enamorarse de quien no conviene
Titulo: Personas como yo
Autor: John Irving
Traductor: Carlos Milla Soler
Editorial: Tusquets
Lugar y Año: Barcelona, 2013
La nueva novela de John Irving (New Hampshire, USA, 1942), recientemente traducida al español, Personas como yo, es una novela de aprendizaje, ambientada en los años cincuenta, llena de candidez y no exenta de humor que recuerda las novelas de Dickens o Twain, en las que hacen su aparición personajes tan entrañables de nuestras primeras lecturas como Oliver Twist, Pip, Huckleberry Finn o Tom Sawyer. Billy Dean es un adolescente de trece años que vive su despertar sexual con lo que tiene cerca: sus familiares o sus amigos de escuela, un poco como sucede en Ernesto (1975; Quimera, 2007), la novela inconclusa del poeta italiano Umberto Saba.
Billy vive con su madre, que fue abandonada por el padre, sus abuelos y una tía neurótica, en un pueblito de Vermont llamado First Sister. Hasta allí llega poco después el carismático Richard Abbott, su maestro de literatura, segundo esposo de su madre y director de teatro de la escuela para adolescentes en que estudia Billy y en la que montan obras de Shakespeare e Ibsen. Un día, acompañado de Richard Abbott, Billy visita la biblioteca pública del pueblo donde recibe sus primeras lecturas serias y donde conoce a la señorita Frost, de quien pronto se enamora: “imaginé que hacía el amor con ella, y ese momento de mi despertar sexual señaló asimismo el convulso nacimiento de mi imaginación”. Billy quiere ser escritor después de leer los libros que la mayoría leemos en nuestra primera adolescencia: en especial, Grandes esperanzas, de Dickens. ¿Encontrará Billy en Pip a una especie de antecesor hermano gemelo?
Pero todo se complica porque Billy, después de enamorarse de la señorita Frost, se prende de la figura atrayente de su padrastro, el mismísimo Richard Abbott. La verdad es que a esa edad es difícil definir qué es estar enamorado de alguien, tal vez Billy sólo está deslumbrado por el inteligente y seductor Richard pues carece de una figura paterna. En casa, sólo tiene a su abuelo, pero éste no cumple la función masculina en la familia pues siempre interpreta papeles femeninos en el grupo de teatro amateur del pueblo y cuando le toca interpretar a uno masculino, siempre lo hará con rasgos y modales femeninos. Por otra parte, su padre, William Francis Dean, o “el chico de los códigos”, como es llamado socarronamente en la familia, es un fantasma que le ha rondado toda la infancia y por lo tanto carente de la figura paterna. Y a eso dedicará Irving la segunda parte de la novela, es decir, a la búsqueda del padre, a quien Billy encontrará muchos años después, y luego de innumerables aventuras, en Madrid.
Por el otro lado, en contraste con su abuelo, Billy tiene una amiga en el edificio donde vive con su madre y Robert Abbott llamada Elaine que es feucha, cegatona, sin atributos femeninos y una voz fuerte y sonora que le sirve muy bien para las obras de teatro que representan pero que contrasta totalmente con su aspecto. Todo eso confunde al tímido Billy quien, para encontrarse con sí mismo, ve con curiosidad esas figuras tan repulsivas como atrayentes y para nada arquetípicas de la masculinidad y la feminidad. Finalmente, Billy se definirá como bisexual y varios de sus siguientes enamoramientos (incluidos travestis) entrarán en la categoría que él alguna vez definió como “enamorarse de quien no conviene”.
No me viene a la mente otra novela en la que el protagonista sea bisexual, salvo alguna de la escritora francesa Colette. Desde luego, no quiero decir que éstas sean las únicas novelas que entran en esta temática ni que ese sea su único mérito. Personas como yo es una novela fascinante en la que, estoy seguro, más de un lector se reconocerá y sentirá cercano a su protagonista pues todos, particularmente en nuestra adolescencia, fuimos un poco como Billy.