Tierra Adentro
Fotografía de Ricardo Poery

[…] El tiempo rueda despacio, mi querida María, tan despacio que parece que no se mueve. Nadie me escribe y me siento como habitante de un lejano planeta.
Como mi juicio fue casi secreto y no hubo personas interesadas en informar a mis amigos de su curso, nadie sabe donde estoy ¡Así es la vida! Cuando estaba yo libre toda persona necesitada acudía a mí en busca de ayuda y tuve que sacrificarlo todo, trabajar a muerte, pelear contra mi propia gente, exponer mi libertad, para complacer las demandas de ayuda, y ahora que estoy atribulado nadie se acuerda de mí. Así ha sido siempre. El egoísmo es un veneno que permanece en la profundidad de nuestros huesos. Es el resultado natural de siglos y siglos de educación individualista y de entrenamiento de las masas en ese sentido. El instinto humano, primordial, de cooperación y ayuda mutua, ha ido suprimido por la educación individualista […]

Ricardo Flores Magón. Fragmento de una carta a María Brousse Talavera fechada el 20 de diciembre de 1920, en la prisión de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos.

Desde el encierro, Ricardo Flores Magón describió cómo se ve el mundo cuando se está solo y tras las rejas. Esta separación física implica por fuerza levantar también muros sobre la imaginación. La penumbra del presidio configura un punto de vista único: el de quien ve pasar la vida frente a sí cuando le está vedada. En la poesía estos límites han determinado las coordenadas literarias y biográficas de muchos autores.

¿Hasta dónde el encierro es sólo una anécdota biográfica o la fuente de una poética? En la tradición iberoamericana puede hallarse la traza de una escritura carcelaria, que se remonta a sus primeros ejemplos.

La evocación del mundo profano en el Libro de buen amor, la cátedra suspendida de Fray Luis, el mar aún inexistente de César Vallejo, el niño perdido de Miguel Hernández, la patria que espera por Martí, el retorno de los vencidos de Cervantes, la justa herejía de San Juan de la Cruz, el hábito tendido de Lope, la última canción del condenado García Lorca y la resignación enfermiza de Leopoldo María Panero dan muestra de una posición ante la vida que se vuelve al mismo tiempo destino y literatura.

¿Cómo se concibe el mundo allá afuera y cómo se reconstruye en la lírica? Quizá los aciertos habitan en la urgencia de los días. La necesidad del testimonio y el después. Ver pasar por las rendijas el correr del tiempo cuando lo único tangible son los versos o las notas que se escriben.

Pienso en Flores Magón adivinando el eco de los pasos amigos allá afuera antes del final. La potencia de levantar la imagen de mundo cuando lo único que se conserva está en la memoria, porque la cárcel te tiene prohibido idear acerca de los avances en las ciudades, en la familia, en el trabajo, en las ganancias y las pérdidas. El mundo es adentro, porque afuera sólo permanece el día detenido, «Decíamos ayer…» según cuentan mencionó Fray Luis de León.

La serie de entregas esporádicas que formará parte de este blog, denominada “En capilla” dará cuenta del material poético escrito o comprendido en el universo de lo cautivo, revisitando la obra de estos poetas en busca de esa necesidad vital de mantener o regalarles un futuro.


Autores
(ciudad de México, 1984). Poeta, narradora y editora. Ha publicado en diversas revistas literarias como Casa del TiempoDédaloSíncopeEste PaísPalestraMaldoror (Uruguay); la revista digital Valderrama y el suplemento cultural Guardagujas, de la Jornada Aguascalientes. Su primera obra poética Cosas que nunca dije antes de que estallaran las bombas fue publicada en 2012 por el sello editorial catalán Foc. Fue becaria en el área de narrativa por la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2010).