Tierra Adentro
Fotografía de Nicanor Parra, Valle del Elqui, 1987, Leica M3, Summicron 90mm, Kodak Ektachrome.

Los cien años de Nicanor Parra

 

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

¿Por qué poesía?

 

Porque un hombre camina junto a una jauría azul. Un hombre avanza con las manos abiertas; un hombre se levanta rojo, con la boca que escupe tierra.

 

Nicanor Parra nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, Chile. Creador de la antipoesía; poeta desenfadado, colérico, desafiante, maníaco, combativo celebra hoy, en vida, su centenario.

 

Se han ido, Nicanor. Despediste a Gonzalo, a Juan, a Vicente, a Pablo. El último de la fiesta, el faro que alumbra la inmensidad.

 

Por ti han pasado la electricidad, la televisión; la prosperidad, las hileras de botas y culatas, la furia, el silencio, los rostros destrozados.

 

Recuerdo un verso tuyo, que leído hace años, quizá no daba muestra de nada:

 

¡A lo mejor soy un sobreviviente!

 

A lo mejor sigues acomapañándonos porque tu corazón es tan grande y tu mente tan generosa que dejarnos solos, en mitad de un desierto asesino, sería irresponsable. Tu poesía es un artículo de primera necesidad.

 

La obra de Parra fuera del lugar común: los exabruptos, la ironía, el humor, es el punto de quiebre para entender la poesía hispanoamericana como un ejercicio de sentido común y compromiso, no sólo con la literatura. Más vale aprender a poner un foco y escribir del foco, que “inventar” la luz.

 

Te definiste como el antipoeta, el antialquimista, el anticonforme y trajiste a la literatura el lenguaje común, sin recovecos, sin trampas; una poesía que mira de frente al lector, lo señala y rabiosamente lo invita al convite, porque esa es su casa, lo ha sido siempre, porque esa es su familia, su lugar seguro.

 

El mundo de la materia viva, del contacto brutal cara a cara, de cuando las cosas tuvieron un nombre y significaban algo, un  siglo completo, una esperanza, quizás ridícula, pero esperanza al fin perviven en la poesía de Nicanor Parra, como él pervive —escombro del siglo XX— a manera de prueba de que alguna vez dos más dos sumaron cuatro.

 

Existe en su obra un quehacer meticuloso con las imágenes sutiles, el verso redondo y efusvio. El discuso de Nicanor nunca está sobrado. El protagonista en la poesía de Parra siempre es el ser humano moderno, la víctima del progeso. ¿Qué es ser Hombre?, se pregunta el poeta y la respuesta es cómicamente triste: el incompleto, el desposeído del Edén, que sale a trabajar, a hacer la vida porque la realidad habita en la Tierra y las respuestas están dadas y hay que laborar sobre ellas.

 

Rara avis en la tradición iberoamericana; más militante de su propia causa, que de las batallas literarias de su tiempo recibió el Premio Internacional Juan Rulfo y en 2011 obtuvo el Premio Cervantes.

 

Hay un tiempo no malgastado, el tuyo, ahora. Nicanor no es pasado, es poesía viva, dicha a gritos, porque entiendes y aún conservas para unos pocos, la idea de que la poesía se canta, no se hace ni dice agazapados. Tenerte en vida es un golpe contundente.

 


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
(ciudad de México, 1984). Poeta, narradora y editora. Ha publicado en diversas revistas literarias como Casa del TiempoDédaloSíncopeEste PaísPalestraMaldoror (Uruguay); la revista digital Valderrama y el suplemento cultural Guardagujas, de la Jornada Aguascalientes. Su primera obra poética Cosas que nunca dije antes de que estallaran las bombas fue publicada en 2012 por el sello editorial catalán Foc. Fue becaria en el área de narrativa por la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2010).
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