Tierra Adentro
Imagen del especial El joven Paz, Tierra Adentro.

El adolescente Rafael Solana (1915-1992) camina por San Idelfonso. Es un año menor que Octavio Paz y el grupo que publica Barandal. Ve admirado y con fascinación una revista de los muchachos de su edad. En sus palabras, se queda paralizado de admiración y estupor cuando Paz, amigo a quien tuteaba, publicó la revista: pequeña, de poco cuerpo, limpia, joven y, sobre todo, fresca. Confiesa que se deslumbró por la publicación: Paz, López Malo, Toscano y Martínez Lavalle pusieron al alcance de la generación siguiente sus sueños más caros.[1]

Solana nunca formó parte del grupo en la primera aventura editorial de Octavio Paz. Fue, eso sí, un lector privilegiado de “Ética del artista”, quizá el mejor de la camada que intuyó las semillas de El arco y la lira y Piedra de Sol. Solana, sin duda, discutió con los Barandales de San Ildefonso los temas de la revista, ayudó a planear sus protestas y se acercó también a las muchachas con la revista bajo el brazo (eran jóvenes).

Oriundo de Veracruz, Solana ejerce el periodismo a los 14 años y entra a la Escuela Nacional Preparatoria donde el destino y el azar selectivo lo convierten en compañero de pasillos, aulas y conversaciones de Octavio Paz, Efraín Huerta y José Maximiliano Revueltas, quien ya se había sacudido el Maximiliano.

Jóvenes autodenominados “de izquierda”, tenían hambre de palabras, de discutir ideas, de comentar lo hecho por los Contemporáneos. Así, con la revista entre las manos, la impaciencia y el ánimo revoltoso de Solana hicieron pronto amistad con la crítica voz de los Barandales, interlocutores ideales y compañeros de parranda. Juntos hicieron enojar a sus profesores y a las autoridades escolares y, más de una vez, se dirigieron a la Procuraduría de Justicia para solicitar una entrevista con el Procurador, Emilio Portes Gil, para exigir, una vez más, la libertad de José Revueltas. Pero no fue lo más arrojado que realizaron juntos: Taller poético, revista fundada en 1936 por Solana, fue la primera descendiente indirecta de Barandal (sin Paz al frente). En sus sólo cuatro números había una inquietud por dar cabida a la producción poética del momento.

En 1938, Taller Poético desaparece para dar paso a Taller, publicación en la que Solana reunió a Octavio Paz, Efraín Huerta y Alberto Álvarez Quintero como responsables, y no sólo se dedicaría a la poesía. A los avatares de Barandal, Taller y Taller poético se agrega la experiencia de Cuadernos del Valle de México y Hora de España, donde colaboraron creadores del exilio español. Nuevas plumas se suman a las del principio y el espacio se fortalece con las voces que prodiga la presencia de autores del mundo: Eliot  traducido por Usigli (fervoroso de Alfred Prufrock), celebrado por Paz como traducción memorable.

Lejos ya de su labor juvenil de editor, Solana fue crítico de teatro, cronista taurino (bajo el seudónimo José Cándido), dramaturgo, novelista y poeta. Su importancia es innegable. Pilar de la cultura mexicana, figura de la generación del Medio Siglo, promotor cultural ejemplar.

De aquella primera generación con Octavio Paz, desdibujada, Rafael Solana sobrevivió más allá de sus hazañas juveniles. En él se mezclan las esencias de Barandal y de Taller, donde difundió y promovió autores sin descuidar su obra propia. Solana vio, admirado, a un Paz capaz de materializar proyectos. En personas con esa voluntad descansa la tradición literaria en México, conjunciones y disyunciones con autores de distintas generaciones. En este centenario paciano, Solana perdura como legado vivo de los pasillos de San Ildefonso, en esa conversación que se prolonga.

 

 

 


[1] Rafael Solana, “Barandal, Taller Poético, Taller, Tierra Nueva” en Las revistas literarias de México, INBA, México, 1963.


Autores
(Nezahualcóyotl, 1990) fue editor de la revista Tierra Adentro.
(Juchitán, Oaxaca). Es poeta, ensayista y editor. Becario de Jóvenes Creadores del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Oaxaca 2003 y 2010. Ha sido antologado en el libro Tres ventanas a la literatura oaxaqueña actual, así como en Los mejores poemas mexicanos (Editorial Planeta-flm, 2006). Es autor de los libros Oaxaca, la de los siete moles (2005) y Contiene material inefable (Ediciones Comité Melendre, 2006). Fue editor de la revista Tierra Adentro.