Tierra Adentro

El acero es un emblema de Monterrey. A finales del siglo XIX, empresarios locales y extranjeros vieron una oportunidad para convertir a la ciudad en una potencia en la producción nacional de acero. Así, en el año de 1900 surgió la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. Ochenta y seis años duró la empresa; en 1986 cayó el titán industrial debido a una bancarrota épica por la que más de quince mil personas perdieron su empleo.

Cada regiomontano tiene en su historia la marca de Fundidora. La ciudad se construyó alrededor del símbolo y la población creció a la par de las millones de toneladas producidas en ochenta y seis años. A finales de la década pasada Xitlally Rivero y Rodrigo Navarro fundaron Editorial Acero, un esfuerzo que también está dejando su estampa en la historia de Monterrey.

Acero se especializa en novela contemporánea, «novelas poéticas, humanas e inteligentes que desafían al lector», de acuerdo a la página web de la editorial. Acero nació con la intención de publicar a escritores que, tras años de asistir a talleres y de acumular textos que permanecían inéditos, estaban listos para publicar una novela de propuesta valiente y novedosa. Por otro lado, Rivero y Navarro también querían llevar a las manos de los lectores novelas que consideraban importantes, pero que por diversos motivos estaban agotadas en las librerías. Después de siete años las buenas intenciones ahora son realidades muy concretas: el catálogo incluye a siete autores y un total de diez novelas.

Con frecuencia aparecen nuevas propuestas editoriales que resultan efímeras. Con el tiempo se convierten en oscuras anécdotas de bar o en chistes crueles. Acero se ha mantenido constante y fiel a su premisa. El nombre de la editorial es hoy un referente de las editoriales independientes de la ciudad. Y a Xitlally Rivero le ha costado. No hace mucho nos juntamos a tomar un café y me di cuenta que para Xitlally hablar de Editorial Acero es sinónimo de desvelos, decepciones, jarras de café, éxitos y fracasos, críticas y elogios. De resiliencia.

Xitlally además se ha mantenido activa en su proyecto de escritura personal. Es autora de Matilda, De mareas y otros versos y Hormiguero. Ella se inscribe a la idea de que la literatura sigue siendo literatura sin importar el empaque: su novela es tan poema como sus cuentos. «Todo es poesía», me dijo cuando le pregunté si se consideraba poeta o narradora. Matilda es una novela híbrida, fragmentaria, poética, intertextual, de exploración, que se arriesga a perder en caracterización de personajes para ganar en expresión, polifonía y juegos lingüísticos. Su obra poética es narrativa, como el poema Minas, incluido en la antología Carne pa’ llevar (2010, rojo3es editores):

No sé si recuerdo su nombre, ni su cara.

            No recuerdo tampoco cómo llegue a esta historia.

            Ella salía por las mañanas, muy temprano, y se

detenía a cada momento para averiguar a qué jugaban

los niños, a unirse a su juego, a preparar guisos extraños

en tazas y platos diminutos y a correr y a recolectar

las historias de los ancianos…

(Fragmento)

Editorial Acero publicó mi primera novela en 2012. Tenía algo de aprensión o recelo antes de empezar a escribir este texto porque tres años después, todavía me siento como parte de una familia. Pero la experiencia me permite hablar como infiltrado, como poseedor de información privilegiada. Otros autores me habían contado que tras publicar una obra con alguna editorial, la sensación de abandono era casi inmediata. La obra era distribuida a unas cuantas librerías, se organizaba una presentación o dos y eso era todo, buenas noches, gracias por participar. Lo que yo viví fue lo opuesto. Incluso me sorprendía porque de pronto tenía entrevistas telefónicas, invitaciones a programas de radio y presentaciones por aquí y por allá en la ciudad y fuera de ella. Una de las recompensas más grandes fue que en una preparatoria se leyó la novela como parte de una clase y los alumnos hasta escribieron ensayos. Si acaso, siento que faltó mandar la novela a más revistas y periódicos para que la reseñaran. Hablo de mi novela porque es el ejemplo que más conozco, pero sé que con las otras publicaciones se tuvieron alcances similares. Nada mal para una editorial independiente con apenas un puñado de staff (aunque decir un puñado es mucho).

Los otros autores publicados por Acero son Felipe Montes, Manuel Luaces, Ramón Martínez, Vanessa Garza, Yolanda Cortez y Moisés Pacheco. Además de las novelas, la editorial ha abierto un espacio para los autores, que funciona como una suerte de blog para hablar sobre la novela contemporánea y la creación literaria.

El símbolo del acero para Monterrey es polivalente: representa la fuerza, el emprendimiento, el ingenio, el valor, la creación de un imaginario moderno y, también, la caída, la ruina, la decepción, el capitalismo tiránico. Hoy el acero regiomontano está hecho de lenguaje y arroja una luz poética sobre nuestra ciudad.