Tierra Adentro
Fotografía por Pixabay.

Nacido en 1986, Diego Álvarez Robledo ha ido dando pasos seguros en el escenario del teatro mexicano; joven dramaturgo y director, desde el 2008, de la compañía Principio, hoy nos muestra parte de su proyecto como becario del Programa Jóvenes Creadores del FONCA, en su emisión 2013-2014.

Una Especie de Eva

 

(Fragmento de la obra Bestiario Humano).

1.

Enero 22, año 2223.

Un desierto se extiende desde Namibia hasta Sudán.

Antes de la Gran Tetera de Arrhenius[1] hubo varios ecosistemas entre una costa y otra, en mi viaje encontré la prueba: el fósil de un león.

 

Cuando fui con mi madre al museo de historia natural había un león disecado…

Recuerdo…

Soy niña, ningún amigo me cree, pero yo sé que mamá no miente si dice:

“tu bisabuela conoció un león de verdad, lo tenían en un zoológico en Florida, todo mundo iba a verlo…”.

Me falta el aire.

“Fue todo un tema cuando se murió”.

 

Me pregunto si en la granja que llevo en mi chamarra hay un león de verdad…

Claro que hay. Tiene que haber…

¿Cómo será?

 

2.

Año 2223. Pienso en mi gato Tencha.

La política de eliminación.[2]

Su cuerpo aguado y tibio, su peludencia suave sobre mi cara

y cuando ronroneaba me hacía sentir que alguien se ocupaba de mí.

Tencha ronronea.

Todos los niños deberían tener un gatito para cuidar sus pesadillas.

Cuando tuve que recolectar un embrión de gato, usé el mechón de cabello que se enredó en mi puño cuando se lo llevaron.

En la granja de Alfa Centauri, Tencha va a ser el primero en despertar.

(Se toca la panza.) No es suficiente, pero es lo mejor que puedo hacer.

 

3.

Año 2208. Una niña crece en un ambiente diseñado para ella:

Carga viral y bacterial controlada para potenciar sus defensas. Entrenamiento físico constante.

Un objetivo: saberlo todo.

 

“Olvida a ese gato. Tienes mucho que aprender, hija”.

Dice el ojo de vidrio que me mira a través de la pared.

“No puedes volver a ver a nadie, no vamos a dejar que el hombre te corrompa.

Pero tienes que saber exactamente quién habitó este planeta, cómo llegamos a esto”.

 

Año 2223. Debajo de esas olas está Jerusalén.[3]

“Cuando tengas el ADN de cada especie que vivió, recibirás nuevas instrucciones.

En Jerusalén está el último aliento de vida de la humanidad”.[4]

Años de guerra

y al final los hombres trabajaron juntos en un proyecto para preservar la especie.

“Y la pieza más importante: tú. Una mujer. Los hombres ya no iban a dejar el futuro en manos de los hombres”.

“Cuando llegues a Jerusalén, no tengas miedo hija”.

Dice el ojo. Mamá.

“Salta en el mar”.

 

4.

Vuelvo en mí empapada, después de conocer el fondo del mar.

El agua toca mi piel desnuda con una fría electricidad.

Cuando mi cuerpo cae dentro de la nave soy un feto que escupieron al mundo,

y no sé cuáles son mis recuerdos, antes del aislamiento,

qué recuerdos vi a través del ojo de vidrio,

ni cuándo dejo de creer: detrás del ojo está mamá.

 

Hay una caja criogénica; ahí deposito los embriones

de los animales que durante mi vida, uno a uno,

estudié y memoricé. Tencha al final.

 

“Si vas a comenzar desde el principio, tienes que aprender lo necesario”.

“Sé fuerte —dice el ojo—. Yo voy a estar junto a ti”.

 

Año 2223. Tengo un vínculo con las bestias que nunca conocí.

Cuando la luz de la nave se enciende, el agua turbia me impide ver afuera,

y recuerdo un video en el ojo donde hay agua transparente

 

¿Será que en Alfa Centauri todo es igual al mundo azul que vi en el ojo,

“la Tierra que fue…”?

¿O el cielo será de otro color?

         La nave se enciende y se eleva en el cielo hasta dejar el planeta.[5]

 

5.

Año 2216. Fase final de la guerra nuclear.

Tengo dieciocho y estoy más fuerte que nunca.

“Ya tienes caderas —dice el ojo—. Estás lista”.

 

Me muestra una base de datos con los genes más fuertes de nuestra especie. Sobrevivientes.

Toda mi vida me he preparado para esto.

Quiero el esperma de un negro bantú.

“Escoge bien —me dice—, mejor que sea un buen judío, como tú”.

Pero estoy decidida.

Y la noche de la inseminación, sueño un cuerpo musculoso que brilla como un sol oscuro.

Sus manos primitivas azotan mis caderas al aire hasta el amanecer.

Estoy sola.

Siete años después, despierto de un sueño helado.

Año 2223. Puedo ver la Tierra a lo lejos. Yo no pude presenciar la extinción.

Los animales que no vi morir revivirán en un lugar ajeno,

y nunca van a entender su nostalgia, cuando miren al cielo

no pensarán: “esa fue mi casa, muchos años atrás”.

 

“Un nuevo principio. Recuerda por qué fracasamos”.

 

Después de tres generaciones, este planeta estará borrado

de la conciencia, será, si acaso, una historia más…

Nadie se acordará de nuestro fracaso.

Lo que dejó nuestra extinción

es ese puntito verde que se pierde en el espacio.

 

6.

Antes de que el mundo acabe, lo voy a conocer;

eso que veo en el ojo ya no existe, ya sé, pero una parte de mí quiere viajar.

 

Para estudiar a mis bestias, jugué que soy ellas.

Ahora busco figuras en la galaxia, tal vez algún animal se escondió por ahí.

 

“No pierdas las constelaciones de tus abuelos, y aprende

a ver el ecosistema de estrellas que vive en tu nuevo cielo”.

A mí siempre me hizo falta una elefanta sabia que me enseñara a cruzar

en vez del desierto, el universo, y además del don de encontrar agua

pueda heredarme una razón para continuar.

Yo ni siquiera sé si puedo enseñarle a mi bantú cómo no enloquecer en su primera sequía.

 

Año 2233.

La noche antes de llegar al planeta, despierto empapada de una pesadilla,

con mi negrito pegado a mi teta.

En mi sueño, el nuevo mundo es un paraíso húmedo

y me reciben unas bestias hermosas que abandoné en la Tierra.

 

Un pulpo mimo:            Sí llegaste.

Una mantis religiosa:     Ayer vino una niña igual a ti y empezó a sembrar tus animales.

Una cobra reina:            ¿Quieres ver? (Esmirna asiente.)

Un ciervo cimarrón:      ¿Te sientes bien, hermana?

 

Sí, estoy bien, les digo. No me pasa nada.

Nos alejamos caminando.

Y dos ojos incandescentes

brillan en el cielo

de Alfa Centauri

al atardecer.

 

 

 

ACOTACIÓN:

Este lunes inició la Feria del Libro Teatral, FeLiT, en la Plaza Ángel Salas, en el Centro Cultural del Bosque, detrás del Auditorio Nacional, en la ciudad de México, uno de los eventos más importantes dentro del teatro, acá pueden checar las actividades.

 

 

 


[1]    Svante Arrhenius.

[2]    En el año 2215, cuando se terminaban los recursos naturales del planeta, se ordenó la matanza sistemática de todas las mascotas en un intento por racionar los alimentos y salvar a la humanidad.

[3]    Jerusalén quedó sepultado bajo el mar después del derretimiento de los témpanos polares.

[4]    La Nave “Noah” se diseñó para colonizar un nuevo planeta. Desde el 2170, yace en el fondo de Jerusalén.

[5]    La última mujer sobreviviente dejó el planeta Tierra en el año 2223.


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
Ciudad de México, 1980. Dramaturga. Autora de Aún no recuerdo su rostro (FETA 2014). Fue Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2011) y de Jóvenes Creadores, FONCA, (2008-2009). Participó en los talleres de The Royal Court of London y realizó una residencia en la misma institución en marzo del 2013. Su obra Anatomía de la Gastritis, traducida al francés por David Ferré, fue editada por la editorial Le Miroir. Ha publicado Editorial El Milagro; Los Textos de la Capilla, segunda generación; Tierra Adentro, Buena tinta y la revista Este País. Su guion Distancias Cortas fue publicado en co-edición con IMCINE y Editorial Buena tinta, en 2012.