Tierra Adentro
Ilustración de Martin Handford

Esa sigue siendo la pregunta a responder. Sigo sin poder encontrar al Wally sin zapato en esa doble página donde todos lucen exactamente igual. Existen varias teorías respecto a cuál es el indicado. Se decía que había que seguir la cola de la sirena para encontrarlo, pero nunca tuve la certeza de haberlo logrado. Todos se veían exactamente igual y los pies eran tan pequeños que no se podía distinguir cuáles estaban calzados y cuáles no. Mientras más pistas tenía, menos podía encontrarlo. Las búsquedas guiadas podrían parecer sencillas porque se sabe exactamente lo que se está buscando, sin embargo justo eso las complica. Buscar un elemento en particular puede quitar perspectiva al observador y los detalles lo pueden volver ciego ante el paisaje.

Para buscar es necesario mirar muchas veces y luego retenerlo en la memoria para repetir el ejercicio. La serie de los libros del personaje de suéter a rayas propone una lectura reiterada e insistente. Son obras que se miran una otra vez y no se terminan cuando se localiza a ese viajero con lentes, hay muchos más lugares a donde mirar. El hecho de no encontrarlo escribe historias personales de frustración.

La obra no es un relato en el sentido tradicional de la narrativa, pero se conocen un par de detalles que cuentan una historia: un joven que viaja por todos lados con su perro y es perseguido por su gemelo malvado. No sabemos cuál es su ruta o cuáles son los motivos de sus viajes por el mundo. Incluso cuando le han preguntado a Martin Handford, creador del personaje, por qué Wally está perdido o por qué nunca se sabe dónde está, responde lo siguiente: … imaginé que la razón por la que estaba perdido era por ser levemente tonto y no saber hacia dónde iba”. [1] Es decir, no hay una razón particular, es sólo el perfil de un personaje que reincide una y otra vez en sus propios errores. Es un hombre distraído que poco se fija en los detalles y así fue concebido deliberadamente, sin embargo la obra propone lo contrario para su lector/observador. Éste no puede ser un descuidado, debe estar alerta en la búsqueda y ser más inteligente que el que se esconde entre las páginas.

Muchas veces lo perdido se define en función de quien lo busca. Alguien se podría pensar como extraviado, pero quizá sólo se esté ocultando del mundo o haya sido olvidado por todos. En el caso de Wally, él se pierde para que los busquemos, es el sentido de su personaje. Si fuera más listo no habría historia ni libro ni preguntas. De ninguna manera es el ejemplo del típico héroe y menos un modelo a seguir. Es un hombre cuyas carencias detonan un juego de observación e incitan una acción de búsqueda y a una mirada pausada a lo largo de páginas enteras.

Entre las escenas de la película argentina Medianeras, dirigida y escrita por Gustavo Taretto, también se puede encontrar a una joven perdida, recién separada y deprimida. Mariana, quien ante una crisis existencial, mira por largas horas su libro favorito: ¿Dónde está Wally? Le preocupa y le frustra una página en particular: Wally en la ciudad. No logra dar con él, aún sabiendo qué es lo que busca le es imposible encontrarlo. El libro le recuerda que ella es sólo un personaje perdido entre millones y que si alguien no la mira, quizá no exista. Las multitudes pueden hacer que la individualidad desaparezca, pero vale tener la esperanza de que alguien nos mire o nos busque para saber que estamos ahí y que tal vez ya no estamos tan perdidos.

[1] Emily Upton, “The origin of Where’s Waldo” en Today I found it: Feed your brain, 30 de agosto del 2013. Disponible en http://www.todayifoundout.com/index.php/2013/08/the-history-of-wheres-waldo/