Tierra Adentro
Ilustración realizada por Mildreth Reyes
Ilustración realizada por Mildreth Reyes

Mucho se ha hablado sobre los grandes referentes que se encargaron de cimentar la República Popular China, establecida en 1949 luego de una campaña expansiva decisiva contra su rival nacionalista encarnada por el partido Kuomintang, el cual a su vez quedaría relegado a la pequeña isla del mar del Este de China que hoy conocemos como Taiwán, ejemplo de un Estado con reconocimiento limitado.

A este respecto, las figuras que vienen inmediatamente a nuestro pensamiento son Mao Tse-tung (1893-1976) y Chiang Kai-Shek (1898-1975), quienes podemos designarlos fácilmente como los arquitectos de dos Estados con proyectos y entramados político sociales muy distintos, sin embargo, para el caso de la primera figura, dado el peso ideológico e histórico, se le atribuyen muchas de las características que hoy posee China como potencia de primer orden en el campo económico mundial, y militar en constante ascenso.

Por otro lado, existe otro personaje que debido a su bajo protagonismo en el campo del culto a la personalidad1 que fue y ha sido acaparado (a excepción de fechas recientes) por Mao Tse-tung, pero, y a raíz del vigésimo quinto aniversario luctuoso de Deng Xiaoping (19-02-1997), queremos establecer en el siguiente escrito una serie de breves puntos que sustentan nuestro título como el arquitecto de la China moderna y no solamente eso, de su éxito y posterior desarrollo como potencia económica mundial.

Antes del liderazgo de Deng: Mao, entre el triunfo político y el fracaso económico

Durante la ocupación japonesa en la Guerra sino-japonesa como conflicto secundario (1937-1945) de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), tanto Mao como otras prominentes figuras del Partido Comunista Chino (PCCh), incluido Deng Xiaoping, se dedicaron a perfeccionar (con ayuda soviética) el Ejército de Liberación Popular, columna vertebral del aparato de defensa estatal de la futura República Popular China (RPCh).

Y de manera paralela, llevaron a cabo largas campañas políticas al interior del territorio que inclinaron el apoyo popular al lado comunista una vez concluida la Segunda Guerra Civil China (1945-1949), y también en parte, por la menor capacidad militar-estratégica y de resistencia contra la invasión japonesa por parte del gobierno encabezado por el Kuomintang.

Toda vez derrotado el bando nacionalista en 1949 y fincado el nuevo gobierno en Beijing encabezado por Mao, era evidente que un nuevo método político administrativo iba a implementarse en todo el país2, empezando por un nuevo proyecto comandado por el PCCh con una visión económica y política fincada en el socialismo estatal planificado por medio de planes de crecimiento de cinco años (quinquenales) y con el objetivo de lograr una autosuficiencia productiva.

Esto último como consecuencia de las divergencias ideológicas de interpretación y de miedo frente a la URSS que se encontraba plenamente industrializada y militarizada a fines de la Segunda Guerra Mundial, y con cuya asistencia había logrado un moderado avance en la economía y la industrialización nacional entre 1953 y 1958, y tras un nuevo involucramiento como polo participante de la Guerra Fría en la Guerra de Corea (1950-1953).

Una de las medidas más notables a este respecto fue la distribución masiva de tierras entre todos los campesinos chinos pero la producción comprada y controlada enteramente por el gobierno central, el cual también se encargó de nacionalizar la industria, los bancos, el comercio y prácticamente abolir todo tipo de propiedad privada3 de acuerdo a los preceptos marxistas y socialistas interpretados de modo especial por Mao4.

Por otro lado, y quizá el primer tope con la realidad frente a la excesiva aplicación ideológica frente a su modificación surgió entre 1958 y 1962, cuando alentado por el éxito del primer plan quinquenal decidió ejecutar un nuevo plan más ambicioso llamado “El Gran Salto” adelante, el cual en términos generales buscaba industrializar plenamente a China por medio de sistemas de comunas, acelerando e intensificando la actividad de la agricultura colectiva y la producción de acero de cualquier tipo para crear las maquinarias necesarias que aseguraran los niveles de industrialización deseados.

Para desgracia de Mao, los planes no resultaron para nada como se esperaba, la intensiva colectivización agrícola y reapropiación de los excedentes por parte del gobierno para coincidir con las altas metas del plan generaron una hambruna en el campo que costó varios millones de vidas. Mientras que en el plano industrial la mala administración y producción de materiales, así como los insumos para producir las máquinas y manufacturas eran insuficientes por lo que tampoco este objetivo pudo cumplirse de manera adecuada.

Ante lo anterior, Mao decidió en un ejercicio curioso de autocrítica hacerse a un lado a frente de la administración gubernamental y ceder el puesto a Liu Shaoqi (1959-1969) como Presidente de China, pero sin renunciar a su control y posición dentro del PCCh, dentro del cual nuevamente comenzó a generar un movimiento que buscaría mayores apoyos dentro de los cuadros principales del partido al igual que responsables por el desastre del Gran Salto Adelante.

Pero antes de ello, entre 1961 y 1965, entre el liderazgo de Liu Shaoqi y una vez más entrando a escena Deng Xiaoping, se ajustaron nuevos planes de crecimiento más acordes con la realidad y las capacidades nacionales que permitieron de nuevo un desarrollo constante sin la necesidad de posiciones extremas que lo comprometieran.

No obstante, con el propósito de ejercer el poder de manera unilateral, en 1966, y ya con apoyos suficientes dentro del partido y con el brazo armado llamado “Guardias Rojos” creado previamente, Mao lanzó la “Revolución Cultural” (1966-1976) con la meta principal de preservar el comunismo en el país por medio de la purga de elementos capitalistas y tradicionales de derecha.

Además del nuevo retroceso económico que resultó la re-aplicación del Maoísmo extremo en la administración estatal productiva, tanto Liu Shaoqi como Deng Xiaoping junto con otros líderes del partido que no comulgaban plenamente con las ideas de Mao fueron degradados a cargos menores, exiliados o asesinados.

De igual forma, en la constante aplicación dogmática del pensamiento Maoísta, diversas escisiones en el partido en las grandes ciudades y en otros territorios derivaron en enfrentamientos armados que tuvieron que ser apaciguados por la intervención directa del ejército, con lo que el coste social del movimiento se elevó.

Un último punto, y quizá uno de los más característicos del periodo, fue la cuasi-deificación de la figura de Mao como lumbrera única del pensamiento socialista chino concentrado en “El Pequeño Libro Rojo”, que resumía los pensamientos a tomar en cuenta de manera tajante por todos los ciudadanos bajo pena de ser denunciados públicamente, agredidos por los Guardias Rojos o simplemente asesinados. Con esto el culto a la personalidad del régimen de Mao Tse-tung alcanzaría niveles nunca vistos.

Sin embargo, en 1971, los alcances extremos del movimiento empezaron a tener resultados más peligrosos para la continuidad en el poder de Mao, pues Lin Biao, nombrado por el primero como su sucesor en cualidad de Vicepresidente de China (1958-1971) organizó un documento que contemplaba un golpe de Estado para asesinar a Mao y hacerse del control del gobierno junto con ciertos líderes del ejército (incluido el hijo de Lin Biao, alto mando militar), pero al descubrirse las intenciones de éstos últimos, escaparon de China en un avión que se estrelló en Mongolia bajo situaciones poco claras.

Aquel incidente, aunado a una salud precaria y edad avanzada, disuadió a Mao para relajar el ritmo de persecución política hacia miembros principales del partido menos afines a la Revolución Cultural, dentro de los cuales se encontraba Deng Xiaoping, que fue incluido como uno de los principales viceministros del gabinete del Primer Ministro Zhou Enlai (1949-1976), quien comenzaría a formar la idea de “Las Cuatro Modernizaciones” (agrícola, industrial, ciencia y tecnología y defensa) que se volverían el eje central del desarrollo económico de amplio éxito encabezado por Deng Xiaoping al tomar el poder como Líder Supremo5 en 1978.

Aunque, al morir Zhou Enlai, nuevas manifestaciones en la Plaza de Tiananmen (también llamado el Incidente de Tiananmen) en Beijing que fueron reprimidas por la “Banda de los Cuatro” (Jiang Qing, Zhang Chunqiao,  Yao Wenyuan y Wang Hongwen), los líderes principales en la elaboración y ejecución de políticas durante la Revolución cultural.

Pero, esto solamente causó mayor indignación y un rechazo acrecentado frente al ambiente de opresión, persecución y poco crecimiento que había significado el movimiento de Mao, el cual vería su terminación con la muerte de este en septiembre de 1976.

Con ello un nuevo periodo de verdadero crecimiento y transformación en China tomaría un curso real y definitivo, el cual hasta la fecha no tiene indicadores de detenerse, pero que sería bien cimentado por Deng Xiaoping, y por el cual le nombramos en este texto, el arquitecto de la China Moderna.

Deng Xiaoping como Líder Supremo, de la apertura a la mesura

Al morir Mao Tse-tung, el heredero directo que ascendió a la presidencia del PCCh fue Hua Guofeng (1976-1981), el cual desde el principio de su mandato buscó obtener apoyo general dentro del partido al remover del poder a la “Banda de los Cuatro” y comenzar un periodo de relajación de la aplicación extrema de las políticas de persecución y pureza ideológica maoísta que caracterizaron a la Revolución Cultural, sin embargo, para 1978, gracias al mayor control y titularidad obtenida como Líder Supremo de la RPCh dentro de los miembros del partido en ese mismo año, Deng Xiaoping logró relegar de facto del proceso de toma de decisiones y de reformas que legalmente debía ejercer Hua Guofeng.

Lo anterior puede explicarse en mayor medida porque la orientación de Guofeng poseía todavía una excesiva esencia ideológica maoísta, y de planeación económica centralizada que chocó de manera frontal con las perspectivas mucho más reformistas de Deng Xiaoping y sus aliados dentro del PCCh, con lo cual se planteó como objetivo primordial dentro del partido la sustitución de la lucha prolongada de clases, por el impulso a las “Cuatro Modernizaciones”6 que insertarían a China a la vuelta de unos años dentro de la dinámica Capitalista mundial de manera altamente satisfactoria.

Es también característico de este periodo los dichos atribuidos a Deng Xiaoping como “buscar la verdad de los hechos” y “no importa el color del gato mientras cace ratones”, con lo cual se mostraba una mentalidad política de alto nivel orientada hacia la economía en vez de la política/ideológica característica del periodo maoísta.

Esto para también definir el éxito de programas estatales-administrativos y por tanto el éxito o fracaso del propio partido, ello también nos indica el alto grado de pragmatismo político que poseía Deng Xiaoping para conducir las riendas de un Estado tan vasto en materia burocrática y económica.

Uno de los primeros pasos aplicado en el terreno agrícola (primera modernización fundamental) fue la reconversión de la colectivización extrema hecha por Mao, las granjas colectivas fueron desmanteladas, y a todos los productores del país les fue permitido producir más por su cuenta sin la confiscación de sus excedentes por parte del gobierno, esto en el sentido de liberalizar este campo o al menos lograr un modelo mixto entre control estatal y privado. De forma alterna, lo mismo se impulsó para la creación de pequeños negocios o empresas que dinamizaran la economía.

En el plano industrial (segunda modernización fundamental), todo el aparato productivo nacional fue migrado del interior del territorio hacia la franja costera, lo cual permitió un rápido crecimiento de aquel sector gracias a la disponibilidad de puertos (el más significativo quizá fue Hong Kong), pero también una reconversión en el tipo de productos ofertados, ya que ello pasó de ser de elementos para consumo interno a bienes de consumo exportables, y así poco a poco el país se transformaba en la “fábrica del mundo”.

Aunado a esto último, el proyecto de reforma económica de Deng Xiaoping también contempló la creación de “Zonas Económicas Especiales” en diversas regiones de la costa china, en la cual se alentó ampliamente la inversión extranjera junto con la participación nacional para la generación de nuevas empresas y negocios, que le imprimió un dinamismo extra a la economía china gracias a la disponibilidad agregada de capital extranjero, y con ello se superaba por completo el modelo maoísta de autosuficiencia7.

Respecto al campo de la Ciencia y la Tecnología (tercera modernización fundamental), el gobierno invirtió fuertes cantidades de recursos para modernizar el sistema educativo y por lo tanto la generación de profesionistas que pudieran incorporarse dentro del sector industrial expansivo, sin embargo los efectos de esta modernización tardarían en surtir efecto en el país.

Esto en gran medida condicionó al aparato productivo nacional a manufacturar bienes a bajo coste de diversas compañías extranjeras, y es así como la frase Made in China comenzó a presentarse cada vez más en productos de diversa índole que no tuvieran un valor agregado tecnológico muy alto, y ello fue desde entonces contemplado por el liderazgo del PCCh, pues ellos deseaban no ser eternamente la “fábrica del mundo”, sino seguir el ejemplo de economías como Japón o Taiwán que habían transitado caminos similares, y en ese momento transitaban a ser potencias de producción de bienes de alto valor agregado (electrónicos de aplicación computacional y tecnología propia en ese rubro entre otros)8.

Aunque, algo digno de mención sobre este campo fue la transformación del sistema de entrada a las universidades, esto por medio de rigurosos exámenes en lugar de su condición de clase, esto en el sentido de solamente obtener a las mejores mentes para formarse profesionalmente, pero de manera más tradicional, se resucitaba el viejo método de ingreso y formación burocrático e intelectual heredado del Confucianismo9.

Otro elemento de reforma digno de mención dentro del sistema político chino fue el proceso de “Desmaoización” iniciado desde 1979, el cual removió gran parte de las estatuas del difunto líder y destruyó buena parte de insignias y condecoraciones que se daban a los ciudadanos10, paradójicamente, también en un ejercicio de autocrítica nunca antes visto, se reconocieron los avances ideológicos y políticos de aquella figura para transformar a China de un antiguo imperio devastado por invasiones extranjeras, a uno con un gobierno central fuerte y una ideología propia fincada en el marxismo, el socialismo y el maoísmo principalmente.

Para dotar de continuidad y vitalidad al aparato burocrático dentro del PCCh, y para cumplir legalmente el principio de gobierno de “Liderazgo Colectivo”, se estableció una nueva constitución en 1978 que limitaba a dos periodos consecutivos de cinco años la titularidad de la presidencia del país, sin embargo, posterior al liderazgo de Deng Xiaoping esta cuestión se volvió fundamental, pues todos las figuras que ocuparon aquel puesto también controlaban el PCCh y el Comité Central Militar, para definirse como verdaderas cabezas del gobierno nacional (y que también explicamos en la nota 5 de este texto).

Los resultados del periodo de reformas comprendidas entre 1978 y 1989-1995 son sorprendentes, en términos globales, la economía china pasó de ser el lugar (por Producto Interno Bruto) 10 en 1980, al lugar 7 en 1990 y para 1995 se encontraba en el lugar 3, justo atrás de Japón y Estados Unidos, lo cual en términos monetarios actuales significa un aumento de 419,000 MDD a 2,254,642 MDD, un crecimiento total de casi cinco veces en un lapso de 17 años.

En términos socioeconómicos, los niveles de pobreza se redujeron, la prosperidad económica impacto en la mayoría de las regiones periféricas costeras del territorio y en las ciudades principalmente, aunque como muchos otros países del bloque socialista11, hacia fines de la década de 1980, los sectores ilustrados y progresistas del país comenzaban a demandar una reforma en el sistema político, que asegurara una mayor participación en la toma de decisiones del gobierno, y una menor censura por parte del gobierno en sectores de medios de comunicación y cultura, lo cual nos llevaría al Segundo Incidente de Tiananmen entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989.

Pero antes de llegar a ello, es preciso hacer un breve recuento de lo que también trajeron las reformas para desembocar en dicho movimiento, pues el mero crecimiento económico parece ser un argumento poco sustancioso.

Como ya mencionamos, el régimen desarrollado por Deng Xiaoping, distó mucho de sus predecesores en términos económicos y políticos, no obstante, esta apertura también se dio en los sectores sociales y culturales, pues se toleró la aparición y publicación de medios de comunicación impresos como periódicos y revistas, también se admitió la traducción de autores occidentales como Nietzsche, Sartre, Kafka y se admitió la escritura propia de libros sobre diversos tópicos impensables para tiempos de la Revolución Cultural como sexualidad, inclusive el gobierno comenzó a invertir en producciones cinematográficas, y en términos más amplios, el país experimentó una explosión de creatividad y exploración intelectual como nunca antes12.

Aquel movimiento de renovación intelectual alcanzó las altas esferas el partido, pues Hu Yaobang (1981-1987) y Zhao Ziyang (1988-1989) ambos Secretarios Generales del PCCh, empezaron a tener cierta afinidad por el movimiento estudiantil surgido en 1986 que abogaba por mayor democracia, rendición de cuentas y libertad de expresión.

Esto evidentemente entró en colisión directa con los preceptos primordiales del gobierno de Deng Xiaoping, especialmente el mandato político único del partido, pues ambos líderes abogaron por una mayor apertura dentro del mismo, por lo cual fueron removidos.

Independientemente de los cambios hechos por Deng Xiaoping en la segunda mitad de la década de 1980, China, al igual que muchos países de orientación Socialista (Rumania, Hungría, Polonia, Checoslovaquia y la República Democrática Alemana), se vieron inmersos en fuertes protestas estudiantiles y populares que acabaron con el mandato único del partido gobernante en cada nación.

Ello fue sin duda tomado con seria preocupación por el liderazgo antes reformista y ahora temeroso de sus resultados político-sociales encabezado por Deng Xiaoping, por lo que en cuanto surgió el movimiento en Tiananmen en 1989, el gobierno hizo todo lo posible para ocultarlo adentro y afuera del territorio, y ante la negativa de los manifestantes luego de casi dos meses ininterrumpidos de protestas en dicha plaza, el ejército recibió la orden de desalojar a cualquier lugar el espacio.

El resultado, por lo que fuentes oficiales y no oficiales cuentan fue violento para ambos lados13, soldados quemados dentro de tanques y vehículos blindados por cócteles molotov, golpeados hasta la muerte en las calles y un número indeterminado de civiles muertos por armas de fuego empleadas por las fuerzas de seguridad.

Ello indiscutiblemente trajo angustia a los cuadros altos del partido y a la sociedad en general, pues muchos esperaban un resurgimiento de los tiempos de la Revolución Cultural, y una involución en términos económicos, políticos y sociales, afortunadamente, el pragmatismo de Deng Xiaoping prevaleció y luego de 1989, se presentaron nuevos reacomodos para preservar la estabilidad política y sobre todo el crecimiento económico sostenido.

Las últimas dos medidas importantes de Deng Xiaoping como líder supremo fueron el nombramiento de Jiang Zemin (1989-2002) como sucesor y posterior Secretario General del PCCh, presidente y titular de la Comisión Central Militar, y con la encomienda fundamental de mantener el ritmo de reforma económica, ello dejaría de llamarse las “Cuatro Modernizaciones” y pasaría a ser el periodo de “Apertura y Reforma” o “Socialismo Económico de Mercado”14.

Por otro lado, en 1992 realizó una gira por todo el sur del territorio para supervisar la implementación de las reformas el mismo, y para comunicar a todos los gobiernos locales civiles y militares que todo funcionario que no se apegara a este programa de desarrollo (reformista económico) sería removido del cargo.

Luego de esta gira de despedida15, Deng Xiaoping fue tomando cada vez menos protagonismo en el proceso de toma de decisiones a alto nivel, dejando bajo total control la continuación del crecimiento de China bajo control de Jiang Zemin, el cual, como veremos en la última parte de este texto sería exponencial, pero nuevas grietas y contradicciones surgirían.

Después de Deng Xiaoping: crecimiento extremo y sus límites

Puesto que no es menester de este trabajo ahondar de manera detallada en el crecimiento económico de China después de la titularidad de Deng Xiaoping como Líder Supremo, solamente mencionaremos algunos puntos positivos y otros negativos, que a nuestro parecer pueden comenzar a limitar los confines de dicho desarrollo vertiginoso experimentado desde principios del Siglo XXI.

Durante las administraciones de Jiang Zemin y Hu Jintao como titulares del tri-polo (PCCh, Presidencia y Comisión Central Militar) de poder estatal chino (1989-2002 y 2002-2012), es necesario decir que el PIB nacional pasó de estar en el lugar 7 en 1990, al segundo lugar en el 2000, lo cual supone una multiplicación de éste de más de 300%, sin embargo, para ese entonces el valor de lo producido por este país era casi tres veces menor al de la potencia dominante del S. XX, EEUU, sin embargo, en 201616 y ya en pleno mandato de Xi Jinping (2012-), el PIB en términos de producción total de ambas naciones sufrió un cambio sin precedentes: por primera vez el nivel chino superaba al estadounidense, y así aquella nación asiática destronaba en términos económicos a la superpotencia dominante de la Guerra Fría.

En términos socioeconómicos, las dos primeras administraciones post-Deng Xiaoping, expandieron enormemente la clase media en el país y ejecutaron políticas de abatimiento a los niveles de pobreza, de tal forma que entre 1990 y 2012, el nivel de personas viviendo con menos de 1.9 dólares al día se redujo de 66.3% del total de la población a solamente el 6.3%17.

Aunque no todo es miel sobre hojuelas, este gran proceso de industrialización y modernización iniciado en 1978, comenzó a mostrar serias contradicciones y problemas no solamente para el país, sino para todo el mundo.

En primer lugar, aquel crecimiento vino de la mano de una multiplicación de tres veces en la cantidad de emisiones de Co2 que el aparato productivo Chino expulsaba a la atmósfera, y que como ya hemos visto, es el principal responsable del cambio climático a nivel global, para dar una perspectiva de ello, entre 1990 y 2017, dicha nación asiática pasó del tercer lugar en nivel de emisiones al primero, y no solamente esto, para fechas recientes, solamente este Estado es responsable del 30% global de aquellas nocivas emisiones para el futuro climático del mundo, y junto con países como Estados Unidos, La UE, y la India abonan a casi el 60% del total.

En segundo lugar, el crecimiento económico también generó serios desbalances sociales, pues con el acelerado crecimiento de toda la franja sureste de China, las ciudades crecieron a un ritmo vertiginoso y el campo cada vez queda relegado en términos de productividad, pues cada vez más personas emigran del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades de vida, lo cual representa un problema serio a futuro para la alimentación del país más poblado del mundo.

En consonancia con lo anterior, la sociedad china parece no molestarle en general, sacrificar libertades políticas mientras el crecimiento económico se mantenga, sin embargo, como hemos visto en innumerables ejemplos históricos, ello no puede durar para siempre, y al llegar a puntos de decrecimiento económico, la inestabilidad política puede explotar de manera cuasi inmediata.

Adicionalmente, la corrupción gubernamental ante la vasta disponibilidad de recursos financieros derivado de la implementación de un modelo de Capitalismo de Estado en China, y de manera más precisa, dentro de los altos cuadros del PCCh, éstos no pudieron ser corregidos durante las administraciones de Zemin y Jintao, llegando incluso este último a argumentar que de no atenderse este grave asunto, ello “podría causar el colapso del partido y del Estado”18.

Conclusión: ¿Xi Jinping será el arquitecto de la China hegemónica universal?

Al asumir la tríada de cargos de poder en 2012, Xi Jinping (1953) propuso como uno de sus objetivos el eliminar la corrupción dentro del gobierno, los resultados, dada la poca transparencia de los organismos gubernamentales no han podido constatarse, sin embargo, ello le sirvió para ejecutar un programa político administrativo totalmente distinto al de todos sus predecesores, pues comenzó una recentralización del poder hacia su persona y rehabilitó ciertas características (imagen, censura y promoción en medios) que hacen recordar mucho a los tiempos del culto a la personalidad de Mao.

Con el crecimiento económico sostenido por más de 30 años, China ha podido comenzar a invertir fuertemente en otros países por medio de la “Iniciativa de la Ruta de la Seda”, que busca generar todo un corredor comercial de infraestructura en Eurasia para facilitar el comercio intercontinental, de igual forma ha expandido sus flujos financieros hacia África, Asia y América Latina, ello con el objetivo de incrementar sus lazos económicos, pero también para proyectar una imagen distinta a la que EEUU hizo durante todo el S. XX, en la cual gravitó entre la ayuda económica y la intervención militar.

Sin embargo, y quizá es una de las características distintivas del régimen de Xi Jinping, China ha comenzado a invertir de manera seria en la modernización y expansión de su aparato militar, incrementando su presupuesto de 150,000 MDD a 250,000 MDD aproximadamente, lo cual nos pudiera indicar que a pesar de las aspiraciones expansivas mundiales del orden económico, comienza a considerar como algo serio su defensa y seguridad nacional.

Finalmente, y creo que es lo más importante y que solamente el tiempo futuro nos podrá aclarar, es que las verdaderas aspiraciones de hegemonía mundial de China no se encuentran del todo definidas, a diferencia de doctrinas como el “Destino Manifiesto” o la pugna Socialismo-Capitalismo de la Guerra Fría que se encontraba nutrida por programas, escritos, y sobre todo, ideólogos que sustentaran élites políticas para ejercer un comportamiento geopolítico determinado como Gran Potencia.

Y esperemos se mantenga así, pues como la historia también nos muestra, las sucesiones de potencias hegemónicas globales jamás se han dado de manera pacífica, pero reitero, al tiempo.

Fuentes Consultadas

  • Worden, Robert L. et.al., China: a country study, Library of Congress- Federal Research Division, EEUU, 1988.
  • Mitter Rana, Modern China; A Very Short Introduction, Oxford University Press, Reino Unido, 2008.
  • Jaivin Linda, The Shortest History of China: From the Ancient Dynasties to a Modern Superpower—A Retelling for Our Times, The Experiment, Estados Unidos, 2021.
  • International Comparison Program, World Bank | World Development Indicators database, World Bank | Eurostat-OECD PPP Programme, GDP, PPP (current international $) – China, United States, Estados Unidos, Banco Mundial, enero de 2020, Dirección URL: https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.PP.CD?locations=CN-US, fecha de consulta: 11 de febrero de 2022.
  • World Bank, Development Research Group. Data are based on primary household survey data obtained from government statistical agencies and World Bank country departments. Data for high-income economies are from the Luxembourg Income Study database, Poverty headcount ratio at $1.90 a day (2011 PPP) (% of population) – China, Estados Unidos, Banco Mundial, enero de 2020, Dirección URL: https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.DDAY?locations=CN, Fecha de consulta: 11 de febrero de 2022.
  1. Admiración excesiva por una figura política o social, la cual es nutrida por una constante distorsión y uso político de la historia, esto con el objetivo de cimentar una narrativa Estado-social de desarrollo temporal unidireccional y defender el estatus quo de la clase gobernante. Es característica de regímenes populistas (que basan un amplio apoyo social mediante el acaparamiento de la comunicación y agenda pública, el uso discrecional de recursos estatales para cooptar a dicho grupo, las promesas eternas e irrealizables en la realidad de un mejor nivel de vida para ese gran sector (generalmente deposeído o con problemas de carácter económico, político y social), y altamente empleador de un discurso constante de confrontación dicotómica entre “el pueblo” encabezado por el líder, y las élites o cualquier otro grupo que pueda servir como chivo expiatorio. Este tipo de culto puede ser usado por cualquier gobierno de orientación izquierdista o de derecha, y no es exclusivo de los regímenes totalitaristas del S. XX.
  2. Ello independientemente del moderado avance de industrialización que había logrado el gobierno del Kuomintang en ciudades costeras del sureste chino como Hong Kong entre la década de 1920 y 1930, las cuales desgraciadamente, fueron erosionadas con la destrucción causada por la invasión japonesa de 1935. Adicionalmente, el gobierno poco centralizado en el territorio nacional junto con la disputa militar contra los comunistas, hizo que mayores avances en materia de consolidación económica y política fueran posibles.
  3. Worden, Robert L. et.al., China: a country study, Library of Congress- Federal Research Division, EEUU, 1988, p. 42.
  4. Aquella corriente sería exportada a todo el mundo poco después con el nombre de Maoísmo.
  5. Únicamente Mao Tse-Tung y Deng Xiaoping lograron obtener este título informal dada su influencia dentro de los cuadros principales de control del PCCh, aunque de manera más reciente, los líderes que sucedieron a éstas figuras, tienen un control similar (más no el título) en los asuntos administrativos y políticos estatales de manera formal al ser Secretario General del PCCh, Presidente de la RPCh, y Presidente del Comité Central Militar, los cuales forman casi la totalidad del entramado gubernamental nacional.
  6. Worden, Robert L. et.al., Ibíd., p. 54.
  7. Mitter Rana, Modern China; A Very Short Introduction, Oxford University Press, Reino Unido, 2008, p.64.
  8. Ibíd., p. 111.
  9. Sistema de pensamiento y comportamiento social surgido en el Siglo VI a.C iniciado por Confucio cuyos principales ideas son el respeto y la moral para una buena vida personal y en comunidad, la aceptación de las jerarquías de gobierno y de clase, y la aceptación de un orden paternal en la política entre otras. Este sistema acompañó durante toda su existencia a la China Imperial (221 a.C- 1912) como referente ideológico y político.Con el advenimiento de la RPPCh, específicamente durante la etapa de Mao y la Revolución Cultural, las ideas y escritos confucianos fueron ampliamente rechazados y suprimidos por el gobierno, sin embargo, a partir del mandato de Deng Xiaoping ciertos elementos de esta ideología, y sobre todo de fuertes reverberaciones con el periodo imperial (el ejercicio unipersonal del poder y la meritocracia como fuente primordial de sustento de la burocracia estatal entre otros), fueron rehabilitándose poco a poco en la sociedad y la política nacional.
  10. Jaivin Linda, The Shortest History of China: From the Ancient Dynasties to a Modern Superpower—A Retelling for Our Times, The Experiment, Estados Unidos, 2021, p. 216.
  11. Y esto no es exclusivo tampoco de regímenes socialistas, cualquier Estado que opta por un crecimiento económico a costa de libertades políticas desarrolla en dos casos: cuando el crecimiento se estanca, los sectores sociales más críticos comienzan a demandar mayores libertades políticas para mejorar el rumbo de desarrollo, pero si el crecimiento se mantiene, aquel conflicto es menos posible de suceder ya que la bonanza económica por lo general impacta a todas las capas de la sociedad en niveles de vida, salario, servicios públicos y privados o en pocas palabras, tienen mayor dinero para gastar y entretenerse en ello.
  12. Jaivin Linda, Ibíd., p. 220.
  13. Jaivin Linda, Ibíd., p. 224.
  14. Lo cual en realidad constituyó el establecimiento de un Capitalismo de Estado en el cual empresas estratégicas principalmente (energía, telecomunicaciones, transporte) son controladas por el Estado parcial o totalmente sin restringir la inversión privada, al igual que la dinámica económica nacional, sin embargo, esto no quiere decir que la economía esté desligada de la dinámica Capitalista comercial ni de flujo de inversiones característica de este sistema global.
  15. En fuerte consonancia histórica con los recorridos que hacían los emperadores en China para supervisar el correcto funcionamiento de su reino.
  16. International Comparison Program, World Bank | World Development Indicators database, World Bank | Eurostat-OECD PPP Programme, GDP, PPP (current international $) – China, United States, Estados Unidos, Banco Mundial, enero de 2020, Dirección URL: https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.PP.CD?locations=CN-US, fecha de consulta: 11 de febrero de 2022.
  17. World Bank, Development Research Group. Data are based on primary household survey data obtained from government statistical agencies and World Bank country departments. Data for high-income economies are from the Luxembourg Income Study database, Poverty headcount ratio at $1.90 a day (2011 PPP) (% of population) – China, Estados Unidos, Banco Mundial, enero de 2020, Dirección URL: https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.DDAY?locations=CN, Fecha de consulta: 11 de febrero de 2022.
  18. Jaivin Linda, Ibíd., p. 235.

Autores
Internacionalista por la UNAM-FCPyS. Interesado y en constante estudio de temas del Espacio Post Soviético y Política Internacional.

Ilustrador
Mildreth Reyes
(Martínez de la Torre, 1999) Estudió la Licenciatura en Arte y Diseño en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, UNAM campus Morelia. Dicha formación le ha permitido reflexionar sobre distintos aspectos de la comunicación visual. Ilustra y escribe para anclar vivencias, pensamientos y convicciones a su mente, tenerlas presentes en su propio proceso y guardarlas a través de la forma.