Cuatro años de «hacer milpa»
El centro cultural La Cebada, Arte y Comunidad se encuentra en la colonia San Lorenzo la Cebada, en la delegación Xochimilco de la Ciudad de México. Una colonia que, afirma Jeshua Sicardo, coordinadora del espacio desde hace más de un año, «es relativamente nueva. Debe tener unos treinta años, y no pertenece a los barrios originarios de Xochimilco. La colonia muestra altos índices de delincuencia y marginación». Aquí, el artista Demián Flores (Juchitán, 1971) decidió instalar su estudio de trabajo, y de frente al panorama, arrancó el proyecto como una extensión de su producción artística.
La Cebada comenzó sus actividades en septiembre del 2011, con proyecciones de películas en su Microcine, talleres de formación artística dirigidos a los niños de la colonia y exposiciones de distintos artistas afines dentro de sus instalaciones. Sólo por citar algunos ejemplos, la Galería Anomalía Gráfica, el Taller la Imagen del Rinoceronte, el Faro Tláhuac y, especialmente, La Curtiduría en Oaxaca y El Chanate, en Torreón, han sido algunos de los espacios cómplices en la generación de una amplia gama de proyectos comunitarios.
La Cebada se construye a partir de experimentación y constancia, volviéndose una propuesta de promoción cultural real, aterrizada en y para la comunidad en la que se encuentra. Es un espacio independiente que no recibe recursos económicos del gobierno o alguna institución. «Un proyecto 100% autónomo que no se gestiona desde el interés monetario, sino en términos de trabajo y producción», dice Jeshua. «Aquí, la gestión se orienta a vincularnos con distintos espacios independientes y artistas contemporáneos, pero también importa mucho el trabajo con los actores comunitarios de San Lorenzo la Cebada, que impulsan la vitalidad de la zona y del centro cultural. Eso es “Hacer Milpa”».
En una zona con las características arriba descritas, la presencia de La Cebada representa la posibilidad de un cambio significativo capaz de influir en la conformación y fortalecimiento del tejido social.
Jeshua Sicardo explica que la finalidad de La Cebada es la vida barrial. «Este año, nuestro trabajo estará enfocado en la construcción de una identidad de la colonia. La documentación resultante de este proceso será generada por la misma comunidad. La intención es convertir al barrio en un museo expandido; montar piezas de distintos artistas en espacios insospechados, como en la carnicería, la fonda y la verdulería, o llevar nuestros ciclos de Microcine a espacios abiertos. Incluso se implementó un dispositivo móvil, una bicicleta tamalera adecuada como taller de gráfica itinerante. Así podremos llevar el Archivo Gráfico a todas las zonas del barrio».
Uno de los proyectos vertebrales para el trabajo de La Cebada, así como para los espacios hermanos de la Curtiduría y El Chanate, es el Archivo Gráfico: un taller ambulante de estampado e impresión que distribuye linografías de manera gratuita.
Inicialmente estaba compuesto por trescientas cincuenta placas de linóleo, cortadas por una mezcla heteróclita de artistas de toda la república y niños oaxaqueños. Los grabados no son numerados ni firmados para evitar la especulación comercial, y así no se eligen por el nombre del artista que los realizó, sino por la imagen y el gusto propio.
El proyecto comparte y actualiza el espíritu del Taller de Gráfica Popular, fundado en 1937 con la intención de difundir producción artística de contenido revolucionario. En este sentido, tanto la gratuidad y el ánimo crítico detrás de buen número de las piezas que conforman el Archivo Gráfico funcionan como una propuesta incisiva a la actual distribución y comercialización de obra gráfica, pero también como un comentario sobre la dolorosa realidad nacional.
Durante el 2015, el Archivo Gráfico visitó la 12a Bienal de la Habana, repartió gráfica en colonias de alto riesgo en Torreón, Ciudad de México y Oaxaca. Durante el Primer Encuentro de Gráfica, en Huajuapan de León, el equipo del Archivo Gráfico imprimió y regaló aproximadamente mil quinientos grabados a los visitantes y habitantes del pueblo durante sus jornadas de trabajo.
Jeshua comenta optimista que «el Archivo Gráfico ha rebasado las expectativas iniciales. Se siguen integrando más placas y continuaremos distribuyendo gráfica de forma gratuita, en La Cebada o donde sea. El público nos exige más, y de aquí se han generado algunos proyectos laterales, como el de la Defensa del maíz con Francisco Toledo, o la carpeta de grabado de Artistas contra la discriminación lingüística, impulsado por el poeta Mardonio Carballo».
Enfatizo el peso particular de La Cebada, y en los distintos niveles en que esta trabaja: su apuesta por el fortalecimiento comunitario en una colonia vulnerable, vinculada a la producción de obra gráfica de manera accesible, así como el trabajo de formación que se realiza en los talleres impartidos en el centro cultural. Estamos de frente a una manera de realizar una promoción cultural ágil, una alternativa a las instituciones y otros paquidermos blancos.