Con ustedes, Tego Calderón
1.
En lo que a mí concierne el reggaetón desdibuja fronteras, traza un nuevo mapa. Me gusta pensar que el reggaetón es el saldo de una deuda histórica y que el perreo es la nueva punta del continente en ese futuro que se siente tan cercano cuando bailamos. Si lo pienso con detenimiento, el perreo es promesa. Entre nosotros, con todas las demás. Conozcamos al otro y a la otra o no, perrear nos hermana en el tiempo y en este espacio. Y si acepto todo esto como parte de un manifiesto, el perreo también es imaginación sobre una hoja en blanco que después se convierte en declaración de independencia.
2.
No tengo manera alguna de probarlo, pero Tego Calderón —que nació en Saturce, Puerto Rico el 1 de febrero de 1972— de cierta forma sabía que estaba transformando un mundo propio en el preciso instante que se plantó frente a un micrófono y con una voz rasposa, divertida de sí, entonó versos como mi propio estilo, no te sale por mas que lo ensayas. Era el año 2002.
Dicen que su familia era fanática de Ismael Rivera, un cantante puertorriqueño de salsa al que llamaban “El Sonero Mayor”; que asistió a la Escuela Libre de Música de Puerto Rico, lo que adelantaba a medias el futuro que se mostraba ante él; que él nunca se pensó como reggaetonero —al menos no al principio—, sino como alguien que rapeaba en español. Todo ello pudo influir en el gusto e interés que tiene Tego por la música de su tierra natal. Pero también pudo haberlo hecho crecer en Miami y haber formado una banda de rock, como quienes se confían adolescentes incorregibles.
Hay mucho de ritmo caribeño en la música que, inevitable, iba a confirmar a Tego Calderón como uno de los reggaetoneros clásicos, a los que una siempre vuelve veinte años después. Sin embargo, hay algo de evolución en el proceso de crear reggaetón. En su versión de La Muralla, por ejemplo, se hacen notar claras referencias a distintos estilos: metal, rock y salsa. Nada musical le es ajeno, sobre todo, nunca como algo definitivo.
Quienes estuvieron antes de Tego Calderón siguen estando ahí, no como recuerdos de los que se gastan conforme la memoria los repasa, sino como presencias fantasmagóricas que nunca se terminan de ir por completo. Hace dos décadas, El Abayarde, su primera producción discográfica, estableció un récord en ventas (cincuenta mil copias vendidas en su lanzamiento es un número generoso; las trescientas mil copias que terminó despachando, una modestia aparte); decir que fue una revolución es probable que no alcance las dimensiones que merece. Es más honesto aceptar los efectos que tuvo para las clasificaciones, ahora insuficientes, que pretendían encerrar en una caja a todo lo que fuera distinto o diverso. El Abayarde fue la llave que le abría la puerta a todes y les daba la bienvenida a este nuevo orden mundial.
Tego Calderón se hizo mientras diseñaba un sistema solar a su semejanza: latinoamericano, marginal, puertorriqueño, boricua, negro. No tiene que ser perfecto, pero tiene que ser real.
3.
Quien perrea lo hace sin el compromiso de establecer un vínculo político con el mundo y, sin embargo, lo hace. Porque en un mundo tan desolador, violento y cruel, en el que un baile no es más que un baile, cuando hay razones para no dejar de moverse como para reafirmar la existencia propia, desaparecen los sinsentidos que nos rodean.
4.
En 2003 Tego Calderón se presentó por primera vez en el Madison Square de Nueva York y fue el principio de una carrera llena de colaboraciones con artistas de la talla de Cypress Hill, Usher y Akon. Fue también el inicio de una expansión que sigue, que no ha parado y que difícilmente se detenga. Ya no solo son los mundos que conformaron aquel sistema solar de Tego, sino un cosmos completo cuyos destellos y explosiones ya no se podían no voltear a ver.
A Calderón le siguieron muchos como Héctor El Father, Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Zion & Lennox o Bad Bunny, quienes sabían —como lo supo él en su debido momento— que ya no estarían sobreviviendo en el mercado, resistiendo a la blanquitud universal y al capital, sino entregándose por completo a seguir haciendo lo que resignifica su propia existencia y la de quienes sentimos en el reggaetón una forma de entender el mundo heterogéneo que nos rodea.