Charles Ives (1874-1954) Cuarta sinfonía
En pocas ocasiones tenemos ejemplos tan claros del trabajo artístico de alguien para quien el reconocimiento y la “vida de artista” no significan gran cosa. La música de Charles Ives ha trascendido por sí misma, después de haber sido ignorada durante decenios; casi toda su obra se estrenó cuando él estaba a punto de morir o muchos años después de su muerte. Leonard Bernstein condujo la segunda sinfonía de Ives con la Orquesta Filarmónica de Nueva York en 1951, mientras que Leopold Stokowski co-dirigió la cuarta sinfonía en 1965 y, ese mismo año (meses después), Morton Gould dirigió a la Sinfónica de Chicago para la interpretación completa de su primera sinfonía (compuesta entre 1897 y 1898).
La música de Charles Ives es verdaderamente experimental; pocos compositores como él fueron tan originales y determinados en su búsqueda expresiva. Su padre, George Edward Ives, fue director de la banda de música de Danbury, de varias orquestas teatrales y de la Iglesia Metodista de la misma localidad; fue un músico poco ortodoxo, ya que experimentaba constantemente tanto en sus propias composiciones como en su pedagogía musical. George Ives les enseñaba a sus hijos melodías en semitonos, tocaba la trompeta en el agua para estudiar el eco de su sonido, incorporó cristales y campanas a sus composiciones, además de inventar aparatos musicales como mucho después lo harían compositores como John Cage.
Al padre de Charles Ives le gustaba el sonido que se formaba al momento en que su propia banda de música se topaba con otra en el parque, cada una tocando una marcha distinta, sin ceder ninguna de las dos ante la otra. Éste es un ejercicio en el que los músicos de cada banda requieren de mucha concentración, principalmente de sus directores, para no perder el ritmo propio de lo que cada una está interpretando. Estos encuentros musicales, de profunda disonancia, se convertirían en una característica de la música de Charles Ives.
La música de Ives está llena de referencias a himnos, marchas y música popular de bandas. Esta experimentación con el sonido, aprendida a través de su padre, continuó después de que Ives estudiara composición de manera formal, ya que este autor norteamericano también compuso obras tradicionales con el rigor requerido. Sin embargo, lo más distintivo de su obra son los collages y los experimentos polifónicos. Ives no sólo emplea contrapuntos en líneas musicales sino combina formas musicales completamente distintas; combina la llamada música culta con la popular en una época en que ambas estaban separadas con mayor claridad que ahora. Los tempi de sus obras están lejos de una estabilidad. Fue uno de los pioneros fuera de Europa en la experimentación de la politonalidad, atonalidad y poliritmos. Desde principios del siglo xx, Ives ya defendía la idea de que cualquier sonido es música en potencia.
Dice el musicólogo Michael Strindberg que Ives “era poseedor de una voz personal, de una visión profunda y de la creencia del poder de la música para hablar de las cuestiones más trascendentes de la existencia humana”. Entre sus obras más destacadas están sus sonatas para piano, su tercera y cuarta sinfonías y su sonata para violín No. 3.
Ives estudió música en la universidad de Yale, de donde se graduó en 1898 (su primera sinfonía fue la obra con la que se tituló). Trabajó como organista en Bloomfield, Nueva Jersey, después en la Iglesia Central Presbiteriana de Nueva York y buscando una mayor estabilidad económica trabajó como empleado en el departamento de actuaría de la compañía de seguros Mutual Life (también fue pitcher del equipo de beisbol de dicha compañía). Después de 1924 dejó de componer música, pasó las últimas tres décadas de su vida completamente alejado de la vida musical, fuera del medio en el que se construye la fama. Después de trabajar un tiempo en Mutual Life fundó su propia compañía de seguros (Ives & Myrick) y se volvió millonario. Se retiró del trabajo en 1930.
Ives recibió el premio Pulitzer en 1947 por su tercera sinfonía (compuesta en 1904). Años antes Ives había declarado: “Los premios son para los niños”. En 1951 se estrenó su segunda sinfonía, pero no pudo asistir porque ya estaba muy enfermo. Después de la muerte del compositor, su viuda legó las regalías de sus obras a la Academia Norteamericana de las Artes y las Letras.
La cuarta sinfonía
Ives trabajó en su cuarta sinfonía entre 1909 y 1916. En 1927, Eugene Goosens dirigió una versión simplificada de los primeros dos movimientos en Nueva York. En mayo de 1933, Bernard Herrmann dirigió el tercer movimiento en la misma ciudad y años después, en 1946, cuando volvió a dirigir el mismo movimiento con la Sinfónica de la CBS, esta fue la vez inaugural de una obra de Charles Ives transmitida por un medio electrónico. Pero fue hasta el 26 de abril de 1965 que se interpretó completa esta sinfonía por primera vez en el Carnegie Hall de Nueva York, co-dirigida por Leopold Stokowski y el compositor Henry Cowell. Entonces se pensaba que era necesario contar con dos directores de orquesta al dirigir esta sinfonía porque hay ciertos pasajes en el segundo y cuarto movimientos en los que la música avanza simultáneamente en varios compases. En el estreno, los miembros de la Schola Cantorum, dirigidos por Hugh Ross, interpretaron las partes corales de la sinfonía.
Después de la versión de Stokowski, Gunther Schuller preparó una edición que podía interpretarse con un sólo director de orquesta, misma que presentó el 28 de noviembre de 1965. En la actualidad es una obra poco interpretada y aunque suele ser dirigida por un autor, también hay quienes prefieren hacerlo con un asistente.
Los instrumentos requeridos por Ives para la interpretación de esta obra son decenas e incluyen varios tipos de gongs, tambores, campanas, arpas, címbalos, un “órgano etéreo”, un coro de voces y un “coro distante de cuatro violines, una viola y un arpa”, además de los instrumentos propios de una orquesta sinfónica.
La sinfonía consiste de cuatro partes: un preludio, un movimiento cómico, una fuga, y uno espiritual. Según Henry Ballamann, quien fue un pianista cercano a Ives, el preludio de esta sinfonía representa el espíritu humano al preguntarse qué y por qué es la vida. Los tres movimientos siguientes son distintas respuestas a estas preguntas.
El movimiento cómico fue influido por la obra El camino celestial (Celestial Railroad) de Nathaniel Hawthorne. Describe los trabajos por los que pasan los peregrinos a través de su recorrido por el pantano. La fuga es una expresión de la vida resuelta en su carácter ritual y formal. El último movimiento (con reminiscencias directas de la sonata Concord del propio Ives) es un regreso a la realidad cotidiana a golpe de tambor y de música de banda. Ives afirmaba que este movimiento era lo mejor que había compuesto.
El preludio es breve; después de la llamada poderosa del inicio escuchamos a los cellos y contrabajos en un sonido que sube y baja de intensidad al que responden los violines que interpretan una frase tomada de la sonata para piano No. 1 de Ives, después dos violines del coro distante interpretan el himno Nearer, My God, to Thee (un himno cristiano del siglo diecinueve compuesto por Sara Flower Adams y que muchos reconocerán por la película Titanic) y un cello responde con In the Sweet By-and-By (otro himno cristiano popular en el siglo diecinueve). Después el coro interpreta, Watchman, Tell Us of the Night. A manera de collage, otras obras citadas en el preludio son Proprior Deo de Arthur Sullivan, Something for Thee, I Hear Thy Welcome Voice de Henry Southwick Perkins.
Después de este breve collage pasamos a la comedia. Ives cita partes del movimiento Hawthorne de su Sonata Concord y añade pasajes de Tramp, Tramp, Tramp; In the Sweet By-and-By; The Red, White and Blue; Beulah Land; Yankee Doodle; Marching Through Georgia; Turkey in the Straw; Long, Long Ago y The Irish Washerwoman, todas ellas simultáneamente y en distintos tempi. A esto le sigue un breve interludio para viola y piano, descrito por el propio Ives como la llegada a un salón de te de la alta sociedad. (El solo de piano de esta parte requiere de no poco virtuosismo para su interpretación.) Este es el movimiento más largo de toda la sinfonía.
Mucho se ha discutido si el siguiente movimiento es o no una parodia de los himnos cristianos que cita. Comienza con From Greenland’s Ici Mountains, luego sigue All Hail the Power of Jesus’ Name y al final escuchamos una frase de Joy to the World.
El final, que recoge la visión espiritual de Ives retoma en su estructura la música de Nearer, My God, to Thee, pero inserta otros himnos a este tema entre los que se encuentran Ye Christian Heralds y Jesus, Lover of my Soul. También escuchamos las campanas de Westminster y algo que John Kirkpatrick ha calificado como “una gárgola en lo alto de la torre”: As Freshmen First We Came to Yale. El coro vuelve a cantar, pero sin palabras y la música alcanza un fuerza tremenda. El gran espacio de la música decrece hasta el silencio que clausura la sinfonía.
https://www.youtube.com/watch?v=HGUMff7QQ8I
La técnica del collage es siempre un riesgo por la dificultad (y riqueza) de descontextualizar algunas obras o partes de ellas y reintegrarlas a un nuevo contexto, pero cuando las partes están integradas bajo una intención expresiva es posible revisar dicha técnica en aras de una mayor comprensión del resultado. En el siguiente video, el director de orquesta Leonard Slatkin explica cómo fue que Ives realizó el collage musical que es esta sinfonía.
Versiones recomendadas:
Pese a la relevancia que en años recientes ha tenido la música de Charles Ives, no hay tantas versiones a partir de las cuales establecer una comparación más detallada. Sin embargo, las siguientes son una referencia suficiente:
- La interpretación de Leopold Stokowski en el estreno mundial de esta sinfonía es una de las menos afortunadas; los músicos se muestran tensos y emanan cierta desconfianza de la música que interpretan. Hasta cierto punto es comprensible, pues en 1965 la música de Ives representaba un gran riesgo.
- Michael Tilson Thomas ha dirigido a la Orquesta Sinfónica de Chicago con la cual logra una interpretación equilibrada. Tilson Thomas pone un énfasis en la expansión de los tempi largos para otorgarles mayor profundidad, lo que resulta en un cuidado a la referencia espiritual de la obra.
- La interpretación de Toshiyuki Shimada co-dirigida con Jeffrey Douma y Thomas Duffy (directores de la Yale Glee Club Band y de la Yale Concert Band respectivamente) nos presenta una versión irregular pero arrojada. Por momentos el disfrute de los músicos es más que patente y creo que esa actitud de desenfado es cada vez más necesaria en las orquestas musicales, para ceder el paso a la expresión y no tanto a la personalidad de los ejecutantes.