Tierra Adentro

Crítica de libros

Con Principia, Elisa Díaz del Castelo propone una forma única de habitar el mundo encontrando en la ciencia una veta prometedora para la imagen y el pensamiento poético.

Hay una clase de ensayo que, como cierta ropa noventera, tiene doble vista.

  Principia, primer libro de Elisa Díaz Castelo, toma su nombre de Principia Mathematica, de Isaac Newton, del que también proviene el epígrafe: «Y para nosotros es suficiente que la gravedad realmente exista y que actúe de acuerdo a las leyes que hemos explicado y sirva de sobra para dar razón de todos los movimientos de los cuerpos celestes y de nuestro mar».

  «Se pueden publicar malas las novelas, pero el cuento es el cuento», escribe Mónica Lavín en el prólogo a El discreto encanto de narrar.

  Tiembla es una selección de treinta y cinco textos, y un ensayo fotográfico, antologados por Diego Fonseca.

  La manera en que Alessandro De Rosa —un compositor en ciernes— abordó a Ennio Morricone, siendo ya uno de los compositores más importantes del siglo XX, es igual a la que hemos tenido los escritores jóvenes con nuestros ídolos literarios: alcanzándolos después de cualquier presentación y dándoles una copia de lo que escribimos, a sabiendas de que si, se toman la molestia de leer el papel, probablemente luego lo echarán a la basura.

  Cada página dividida en dos: un dibujo y un verso en inglés: un bosque y una idea, un hombre subiendo por una cuerda y la segunda frase, «There was perhaps/ no illusion at all», o tal vez la tercera, o quizá la cuarta o la quinta o, si se quiere, la décima quinta, «There was perhaps/ a darkness inside».

  Al estar leyendo Libros, la historia del libro en México que escribe Tomás Granados Salinas, recordé la famosa aseveración de Roland Barthes en Introduction à l’analyse structurale des récits: «Innumerables son los relatos del mundo».