Tierra Adentro
Fotografía del Julian Herbert, por Denis Longoria.

Miércoles treinta de abril, 2014. Siempre que estoy en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, ITESM, campus Monterrey, al sur de la ciudad, me da la sensación de estar en un exclusivo parque ecológico burgués, lleno de hipsters, ardillas, pavorreales y venados. Es un pequeño paraíso fresco gracias a la sombra de árboles grandes y frondosos. Se respira un aire de limpieza, paz y tranquilidad, nada que ver con las atmósferas mugrientas, hediondas y decadentes contenidas en Cocaína (Manual de usuario) (Premio nacional de cuento Juan José Arreola, 2006), que llevo para que me lo firme su autor, Julián Herbert, poeta y escritor norteño, quien fue invitado a una plática organizada por la Cátedra Alfonso Reyes y la Licenciatura de Letras Hispánicas del Tecnológico de Monterrey.

Esta Cátedra es un espacio de encuentro y reflexión con las voces más influyentes del pensamiento contemporáneo, según dice el folleto. De hecho, se pueden encontrar y escuchar a eminencias de distintas disciplinas en el campo de las humanidades gracias al acervo que comparten en línea. En esta ocasión, gracias a la publicación oportuna del evento en Facebook, logro asistir a la charla con Julián Herbert, programada para ese miércoles a las doce del día.

Por no sé qué manía o alineación de los planetas llego media hora antes del evento, y sin mucho qué hacer pregunto por la ubicación del Auditorio de Comunicación y Periodismo, que se localiza en el segundo piso del edificio de Biotecnología en el interior del campus. Entro y está casi vacío, pero Julián ya está ahí, cómodamente sentado en el piso del escenario, platicando con dos alumnas de la carrera de letras del ITESM. Todo él exhala buena vibra, su atuendo sencillo, su desenfado en el trato. Julián no tiene la pretensión pomposa típica en algunos escritores e intelectuales. Su presencia resulta muy agradable. Aprovecho la confianza que me inspira el contexto para acercarme a saludar. Me llama la atención el tatuaje que tiene en la mano, una vírgula que significa “palabra”, la marca del oficio, según comenta. Nos dice que cada diez años se tatúa, a los veinticinco, a los treinta y cinco y que ya mero le toca otro. En lo que platicamos acepta amablemente que le tome algunas fotos, a pesar de la ligera incomodidad que intuyo le provoca la intromisión de la cámara. Sobre su trabajo, nos dice que lleva casi un año trabajando en un libro de crónicas que espera salga muy pronto y otro proyecto en conjunto con reconocidos artistas mexicanos, del cual me pide no precise detalles en esta nota, pero adelanto que suena muy interesante, ojalá pronto esté listo para mostrarse al público.

Cercana la hora de dar inicio a la conferencia, Herbert se va a ocupar su lugar en el centro del escenario. Tras las obligadas introducciones, ronda de aplausos y presentación de la Cátedra Alfonso Reyes, que año tras año se luce con la calidad de sus ponentes, Julián Herbert da inicio con la charla, que de tener oportunidad se habría extendido por más tiempo.

Herbert comenzó hablando del contexto literario norteño, sobre todo a partir de los setentas y ochentas. Identificó la literatura periférica como un boom de la nueva Latinoamérica, el cual surgió a partir de un discurso editorial nacido en España. Habló de la importancia que tuvieron (y tienen) los talleres literarios y los suplementos culturales en la formación de autores característicos de una región, y esbozó a los personajes principales en la red de autores que forman o influyen el arte poética del norte del país. “Me da mucho gusto la movilidad estilística que se ha dado en las últimas generaciones de la literatura mexicana”, expresó, y extendió la invitación a leer el artículo de Guillermo Sánchez Cervantes:  “La Golden Age coahuilense” publicado en la revista Gatopardo, en marzo del 2012, para ampliar el conocimiento del contexto y autores responsables de esta movilidad.

Habló de la división territorial imaginativa y estilística que agrupa al país en Norte, Centro y Sur, y de la diferencia significativa en los usos de lenguaje y temas dentro de la literatura, que a su vez marcan la diferencia entre la literatura del noroeste, influida por California donde el spanglish y los estudios culturales han tomado cada vez mayor relevancia, contrario al noreste donde esta influencia no late tan fuerte. También habló del branding literario e identificó la nueva crónica de Indias, precedida por autores como el periodista Diego Enrique Osorno, como género dominante gracias sobre todo al mercado editorial.

A pesar de que se considera a las ciudades del norte como zonas agrestes para la producción artística, a lo largo de la conferencia desfiló una mención de autores, la mayoría vigente y contemporánea, algunos por su carácter de autores norteños y otros como influencias de la identidad literaria en la región. Algunos de los mencionados, entre poetas, ensayistas, narradores, periodistas o editores, fueron: José Eugenio Sánchez, Elmer Mendoza, Eduardo Antonio Parra, David Toscana, Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Alejandro Almazán, Diego Enrique Osorno, Carlos Velázquez, Jesús Gardea, Daniel Sada, Luis Humberto Crosthwaite, Francisco Amparán, Jaime Muñoz Vargas, Jorge Humberto de Chávez, Yuri Herrera, y Mario Anteo. Me llama la atención la casi nula presencia de autoras entre los mencionados durante la charla. Más tarde encuentro oportunidad para preguntarle al respecto. Herbert menciona la relevancia literaria de escritoras como Patricia Laurent Kullick, que actualmente reside en la ciudad de Monterrey, y se disculpa por no haber ahondado en este tema aludiendo a la falta de tiempo. No lo digo, pero pienso que su argumento suena en realidad muy poco convincente. Aunque resulte incómodo aceptarlo, la realidad es que la literatura, incluso la literatura periférica, sigue siendo un territorio predominantemente masculino donde la relevancia femenina está en segundo plano. Ojalá esta situación pueda erradicarse para que las autoras en general, no sólo las del norte, tengan las mismas oportunidades de difundir su obra, aquella con calidad literaria, y que sea tomada en cuenta, a pesar de cualquier histórica exclusión que para estos tiempos resulta un lugar común ya muy oxidado.

La charla termina y se abre el espacio a preguntas, la primera de ellas es: ¿cuáles son los libros característicos de la Golden Age antes mencionada?, a lo que responde: Melamina de Daniel Herrera, publicada por Tierra Adentro; Las afueras, de Luis Jorge Boone; Canción de tumba (de su autoría), Funerales de hombres raros, de Wenceslao Bruciaga y Eros díler, de Nazul Aramayo.

Respecto a los rasgos distintivos de la literatura en el norte y el trabajo pendiente, el novelista Felipe Montes pregunta: ¿qué hace falta por hacer en lugares como Matamoros, Reynosa, Monterrey o Saltillo por nombrar algunos?, Herbert responde partiendo absolutamente desde su subjetividad, algo que según él se diluyó en el camino a la formación de una identidad literaria fue la perdida de una identidad de región. Actualmente uno puede brincar desde un contexto local a inmediatamente uno global, de tal manera que existen grupos  informados de lo que se hace en Monterrey, por ejemplo, pero sin una identidad literaria regional, estos grupos no guardan una verdadera relación entre ellos. Estamos aislados, dice: “¿Qué tiene que ver por ejemplo La regia cartonera (editorial local e independiente dirigida por los poetas Nérvinson Machado y Laura Fernández) con los organizadores de esta Cátedra Alfonso Reyes?” Un breve silencio delator responde por todos. Probablemente nada o muy poco que ver, pienso, notando además la ausencia de estudiantes y escritores ajenos a la comunidad ITESM. Fernanda Reinert, joven promesa de la narrativa regiomontana, inquirió respecto a la relación que debían guardar jóvenes escritores y mercadotecnia. Herbert respondió que un escritor debe ser pragmático y concienzudo, saber qué está haciendo y hacia dónde va en su carrera literaria. Además enfatizó la importancia de saber tomar decisiones frente al mercado, no desde el mercado. Con esto se concluyó la charla, que se extendió poco más de una hora.

En realidad, la conferencia impartida por Julián Herbert ese día del niño es mucho más sustanciosa de lo que el tiempo y espacio aquí dispuestos me permiten expresar. Ojalá el video de la conferencia este disponible pronto en el acervo digital de la Cátedra Alfonso Reyes. En lo personal, la conferencia me deja con un buen augurio para las literaturas mexicanas del norte, centro y sur del país. Ojalá tome cada vez mayor impulso la labor de los escritores (hombres y mujeres), tanto de jóvenes insurgentes como de aquellos autores consagrados.

Como nota extra, ese mismo día en la tarde, debido a la premiación del 16º Concurso literario interprepas, Herbert una vez más tomó la palabra y compartió con la audiencia algunos de sus talismanes desde su pose de hombre supersticioso, pero también como alguien con principios estéticos. Recuerdo, de los que mencionó: el escudo de Perseo; el monólogo de Bill en la película Kill Bill; el oxímoron como prisma de todas las cosas; la angustia a la cuál un escritor jamás debe renunciar por ser el único afecto que nunca engaña, y la pregunta retórica: “¿Qué hubiera hecho Hemingway?”, ante cualquier dilema de oficio. Por último terminó su intervención deseando que cada uno de los presentes tuviera la oportunidad de encontrar sus propios talismanes, tras lo cual recibió un afectuoso aplauso por parte del público.

 


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
nació en Monterrey, Nuevo León, México, 1991. Cursa actualmente estudios de Literatura Mexicana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Participó como ponente y creadora en los encuentros y congresos organizados por la Red Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura (REDNELL) en D.F., Querétaro, Mérida y Tijuana ininterrumpidamente desde el 2010 al 2012. En febrero del 2013 ganó el Primer lugar en el Slam Poético 3.0: Sobrevivientes del 2012 y participó como jurado en el Slam Poético 4.0: Monterrey es un laberinto (junio 2013). Ha sido publicada en Puño y Letra (Monterrey, 2012), La regia cartonera (Monterrey 2014), Los bárbaros del norte (CONARTE 2014), el periódico Barrio Antiguo (Monterrey 2014) y la página de internet de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEM 2014).
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Fotografía cortesía de la autora
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