Tierra Adentro

Editorial An.alfa.beta ha adoptado una táctica de guerra de guerrillas. En un mundo editorial que de pronto se asemeja a un desierto y otras veces a un campo minado, esta editorial de Monterrey se posiciona con estrategia, sin desperdiciar esfuerzos, y así obtiene un triunfo contundente de acuerdo a su propósito.

Sostener un libro de An.alfa.beta implica una experiencia editorial. El cartoncillo de la portada es pesado, rugoso, casi de resistencia industrial. Las hojas, aunque cortadas a la perfección, no forman terreno plano cuando el libro está cerrado, más bien recuerdan a un electrocardiograma. El detalle de la encuadernación manual agrega carisma a las ediciones; apenas un guiño coqueto para el lector perspicaz. Los ejemplares también vienen numerados. Junto a mí tengo el número 14 de Gris Infierno, colección de cuentos de Efrén Ordóñez Garza.

La impresión de la portada se hace en serigrafía. A primera vista y a corta distancia la impecable presentación del libro funciona como camuflaje para el trabajo artesanal. Una mirada más atenta descubre el brillo de la tinta y las pequeñas imperfecciones, resultado del uso de la malla tensa sobre el papel. Es entonces que el lector percibe a los soldados ocultos entre la maleza, en guardia, incansables.

El pelotón lo componen Carlos Lejaim Gómez, Frank Blanco y Alejandro Vázquez Ortiz. Están en todas partes y a la vez en ninguna. Se habla mucho de ellos, aunque pocos los conocen. Se les ve en los eventos culturales detrás de una mesita con libros, luego se pierden en el paisaje urbano, no sin antes dejar la huella de un murmullo.

Nadie en el consejo editorial de An.alfa.beta supera los treinta y cinco años, pero lo que representan evoca a un viejo árbol de barba abundante contemplando las ruinas de algo importante, de un concepto que escapa a la mayoría. ¿Qué cosa? No estoy seguro todavía, quizás el valor del libro-objeto o el trabajo editorial detrás del texto. De lo que estoy seguro es que no hay glamour ni grandes recompensas económicas, pero sí sudor, esfuerzos con textura de cartón corrugado y un reloj de arena muy grande testigo de las noches largas. Imagino, también, un penetrante olor a pegamento.

El catálogo de An.alfa.beta llega ya a diez ediciones, con la undécima por estrenarse en un par de semanas. La selección es variada, y aunque podría parecer algo inconexa, la veo como el fruto de la pasión de los editores. Por ejemplo, los clásicos: poemas de William Blake, fragmentos de los diarios de Manuel Payno e Ignacio Martínez y poemarios del español Agustín García Calvo. En contraste, los contemporáneos: poetuits de Diana Garza Islas, poemas de Guillermo Jaramillo y el ya mencionado Gris Infierno (un éxito de ventas durante la Feria Internacional del Libro de Monterrey, el año pasado). El siguiente libro compila ensayos de Víctor Barrera Enderle, Premio Casa de las Américas de Ensayo 2013. La diversidad es muestra de la apertura a experimentar y la valiente pero bien fundamentada apuesta de An.alfa.beta.

Por lo que sé, el taller está creciendo. Las impresiones digitales han sido reemplazadas por una máquina offset de reciente adquisición. «El objetivo es construir un taller autónomo», me comenta Alejandro Vázquez Ortiz. «Queremos que en él se pueda hacer todo el proceso de impresión, guillotinado, encuadernación y demás. Nos falta, pero es la intención».

Y así como el taller crece, también las expectativas entre escritores y lectores. La editorial está llegando a ese punto en que el proceso artesanal de los libros pasa a segundo término, se convierte nada más en un detallito sugestivo, y la calidad literaria de los autores empieza a cobrar peso. Publicar en An.alfa.beta ahora es una aspiración y un privilegio.

Los libros se consiguen en la Terraza 27 en Monterrey; librería Astillero en Torreón; y en la librería y cafetería Marabunta, en el Distrito Federal. Claro, también en línea a través de Kichink!, desde la página electrónica de la editorial.

 


Autores
(Monterrey, 1982) es autor de las novelas El polvo que se acumula en los objetos (Editorial Acero, 2012) y La ilusión del caos (edebé, 2015). En 2014 fue becario del PECDA Nuevo León. Actualmente es profesor de literatura en Prepa Tec y director de Resortera.mx, una iniciativa para impulsar la escritura de autores jóvenes.