Afrika Bambaataa, hip hop, religión y atrocidades
Titulo: Generación Hip-Hop. De la guerra de pandillas y el grafiti al Gangsta Rap
Autor: Jeff Chang
Editorial: Caja Negra
Lugar y Año: 2014
«Planet Rock tuvo más repercusión que cualquier otro disco en el que haya participado», dijo. «El único tema que tal vez haya causado un efecto mayor dentro del movimiento del hip-hop es “Rapper’s Delight”, porque fue el primero, el que abrió las puertas. Pero "Planet Rock" provocó una reacción completamente diferente. Con esa canción, el hip-hop dejó de ser un género meramente urbano y pasó a ser universal. De repente, los amantes del rock y de la new wave comenzaron a aceptar que el uptown ingresara al downtown. Fue en ese momento que los franceses y los ingleses empezaron a entusiasmarse con la idea de hacer covers de hip-hop. El género se transformó en un fenómeno internacional».
El anterior es un fragmento incluido en Generación Hip-Hop. De la guerra de pandillas y el grafiti al Gangsta Rap, de Jeff Chang, editado hace un par de años en español por la editorial Caja Negra. «El tema», explica Chang sobre el sonido de «Planet Rock» que incorporaba un sonido más abierto que el que había estado sonando en las calles del ghetto neoyorquino, como el proveniente de los álbumes de Kraftwerk —entre otros— «no sólo no se parecía a ningún tema que se hubiera editado antes en ningún lado. “Planet Rock” era la invitación universal del hip-hop, una visión hipnótica de un planeta unido por el mismo groove, más allá de las razas, la pobreza, la sociología y la geografía».
Veamos:
Bambaataa es considerado el «padrino del hip-hop», quien logró que éste saliera a la superficie y dejara de ser cosa de fiestas barriales, alcanzando un público mucho más amplio. El siguiente es un panel de Hip-Hop Family Tree, el fabuloso cómic de Ed Piskor que cuenta la historia del género desde hace algunos años en Boingboing, y ahora en recopilaciones editadas por Fantagraphics Books.
Vale la pena revisar el libro de Chang en este momento, sobre todo a la luz de las recientes acusaciones en contra de Bambaataa por abuso de menores en los años 80. En particular, a partir de una entrevista de Ronald Savage, publicada el 9 de abril en Daily News, a la que se suman las de tres hombres más que, igualmente, denuncian haber sufrido abusos sexuales por parte del músico. Denuncias que, como es de esperarse, Bambaataa ha rechazado. «Estos alegatos carecen de sustento y son un intento cobarde para manchar mi reputación y legado en el hip-hop en este momento», respondió en un comunicado que el artista envió a la revista Rolling Stone.
Casualmente, me encontraba leyendo el libro de Jeff Chang cuando estas acusaciones se hicieron públicas. Regresé a la parte donde se habla de Afrika Bambaataa Aasim para ver si encontraba algo que llamara mi atención. Y sí.
[Bambaataa es] el fundador de la Zulu Nation, la primera institución del hip-hop, una organización que ponía énfasis tanto en abrir mentes como en armar fiestas; el predicador del evangelio de los «cuatro elementos» (el DJ, el MC, el b-boy y el grafiti); el misionero que difundió el mensaje del hip-hop a los cuatro rincones del planeta, y luego más allá del Planet Rock.
Posteriormente, Chang habla de sus datos biográficos, del halo de misterio que lo ha envuelto por años. «A comienzos de su carrera», explica, «difundir su edad podría haber dañado su reputación entre los más jóvenes. […] De ahí que Bambaataa genere la impresión de ser eterno. Es como si estuviera más allá del tiempo, de cualquier edad».
No dejo de pensar en que cuando se habla de él, pareciera que se habla de un ente místico. Que su biografía tiene dejos religiosos. Quítale el aspecto musical y lo que queda es la vida de un predicador. Eso me sacudió. Me hizo pensar en que, por tratarse de alguien tan importante para una escena musical, tendemos a ignorar lo que no nos agrada. «Fundador» o «padrino» del hip-hop sin duda suena cool. Pero en casos similares de presunto abuso a menores perpetrados por clérigos o empleados escolares, nuestra reacción inmediata es distinta. Creo que el culto a la personalidad y nuestro afán por ser fans de algo funcionan como una venda que cubre nuestros ojos y no nos permite apreciar con claridad la realidad. Una venda que nos colocamos nosotros mismos.
En fin, para tratar de entender un poco más este asunto —y poder retomar mi lectura del libro—, me acerqué a dos personas que escuchan y son conocedores del hip-hop, y que pueden aportar una visión informada y clara.
El primero es Feli Dávalos, quien, ante todo, me aclaró: «la neta yo no escucho la música que hizo. O sea, tiene una rola el bato» [bueno, tiene más, Feli, le contesté mentalmente, recordando las veces que puse «Unity», el dueto con James Brown en alguna fiesta y que, de hecho, engloba la filosofía de The Zulu Nation].
En nuestro mundo, alguien como Afrika Bambaataa es un bastión ideológico, por eso duele. Platicaba con un camarada chileno que estaba devastado y me decía que se sentía como seguramente mucha gente de los Legionarios de Cristo se sintió cuando se destapó la verdad de Maciel por primera vez. Pero créeme que a los Legionarios de Cristo les hace sentido que un rapero haya hecho eso. Les reafirma el estereotipo, como a ti te reafirma una idea de los sacerdotes que ya tenías, quizá porque no vas a misa los domingos, sino a conciertos, o a tomar, etcétera.
La otra persona a la que me acerqué fue Ric Reyes, colega comiquero que tiene un amplio bagaje en materia hiphopera. Igual que Feli, no acostumbra escuchar a Bambaataa:
«Escucho poco a Afrika Bambaataa, comencé a saber de él por revistas de hip-hop como Rap Pages y un especial de The Source donde aparecía como uno de los padres fundadores del Hip-Hop junto a DJ Kool Herc y a Grandmaster Flash, quienes parecían realmente más responsables de la creación del sonido del género. Sin embargo, Bambaataa parecía más estrafalario, parecía seguir teniendo mucho que ver con esa era afrocéntrica, con un look similar al de Mr. T y esa historia del pandillero que impuso la paz mediante la música. Buscando saber más llegué a obras como Planet Rock o el horrible video que hizo con Johnny Rotten (“World Destruction”). Más que su música podía sentir su influencia en otros artistas que lo emulaban (Common, en Universal Mind Control, The Roots ft. Mos Def, en “Double Trouble“) o lo mencionaban (A Tribe Called Quest, en “Vibes and stuff”) en donde también se nombra a Zulu Nation».
En cuanto a su legado, me parece que si bien tuvo parte en el desarrollo del sonido del hip-hop mediante el uso de breakbeats y la inclusión del sonido electro (uso sampleos de Kraftwerk, por ejemplo) su aportación viene en importancia después de lo que harían otros como los mencionados DJ Kool Herc y Grandmaster Flash o incluso Grand Wizzard Theodore, el creador del scratch.
En cuanto a las acusaciones, sean ciertas o falsas, sí me resulta notable que tratándose de asuntos ocurridos hace décadas (al igual que con Bill Cosby) cobren notoriedad ahora durante el clima racial en el que se halla Estados Unidos (la violencia policial, el movimiento #blacklivesmatter). Poniéndose bastante conspiranoicos, es como si se tratara de alguna forma de tirar «instituciones afroamericanas».
Bueno, es hora de leer o releer este libro de Caja Negra. Tenemos mucho por descubrir de un sonido y una cultura que damos por hecha.