Tierra Adentro
Fotografía de uno de los pasillos del Colegio. Cortesía del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Se sabe que la revista Barandal fue una publicación dirigida por Octavio Paz, quien a su vez, compartió dicho espacio con coetáneos intelectuales de su generación en la Escuela Nacional Preparatoria.

La incipiente generación de los Barandales, como les llamaban, agrupó no solo a representantes de la literatura novel, sino que también hubo lugar entre sus páginas para difundir obras plásticas y, por ende, crítica de arte.

Manuel Moreno Sánchez (1908-1993) no ha sido indispensable para algunos estudiosos del acontecer editorial en México y, en ocasiones, ni siquiera es mencionado como parte fundamental del grupo que giró en torno a Barandal; sin embargo, este personaje tenía una profunda personalidad crítica, que le serviría para desarrollarse en el ámbito periodístico.

En el número 6 de la Barandal aparece un suplemento firmado por Manuel Moreno Sánchez con el título “Notas desde Abraham Ángel”. Era un perfil crítico de este artista mito. Aunque se había anunciado en la entrega posterior de Barandal que aquellas notas formaban parte de un capítulo, el libro jamás vio la luz.

Lo anterior nos habla del interés que Manuel Moreno Sánchez tenía por las artes plásticas, producto de su acercamiento a la pintura mexicana. Guillermo Sheridan especula que tal colaboración pudo haber sido pensada para la revista Contemporáneos, pues su tipografía delata características similares a las utilizadas en esta publicación.

Aunque es posible que no sea muy clara la influencia de Manuel Moreno Sánchez, como estampa primordial de los Barandales, y si bien tampoco aportó grandes creaciones literarias, se caracterizó por mantener una notable cercanía con la vida intelectual de la época; ya fuera desde el flanco crítico en su vertiente periodística, o en el extremo de su actitud opositora frente a las tendencias autoritarias del gobierno.

Manuel Moreno Sánchez, aguascalentense de nacimiento, obtendría su título en Derecho por la Universidad Nacional (ahora UNAM) hacia 1932; cabe mencionar que ahí mismo ejerció la docencia, entre otras tantas tareas; aunque antes de graduarse participó en la huelga de 1929 que buscaba la Autonomía del plantel universitario. Este hecho lo destaca como participante del vasconcelismo, pues trabajó también en dicha campaña.

El abogado, periodista y crítico jamás perdió contacto con Octavio Paz, prueba de ello son las misivas durante el cruento año 1968; además, a la correspondencia se unirían otros dos personajes, José Revueltas y Víctor Rico Galán. Las mismas han sido ya publicadas en el conjunto Cartas sobre el 68 por la Fundación Toscano, que preside la historiadora Alejandra, hija de Moreno Sánchez.

De la carrera política del abogado hay mucho que rescatar. Fue militante priísta y ocupó cargos públicos. Fungió como diputado y después logró ser líder del Senado durante el sexenio de Adolfo López Mateos. Con la llegada de Díaz Ordaz a la presidencia, Moreno Sánchez fue escindido de su cargo. Su contribución más duradera debemos buscarla en su obra crítica. El principal aporte, creo, radica en la posición disidente que marcó su camino en una clara oposición al sistema. Así, durante 1982, ocupó la candidatura a la Presidencia de la República por el Partido Social Demócrata (PSD).

No alcanzaría el espacio en este comentario para elaborar un perfil ideológico de Manuel Moreno Sánchez. Tal vez baste enumerar algunos libros, entre los que destacan Crisis política de México (1971) y México: 1968-1972; crisis y perspectiva (1973); en ambas ediciones patentó su aliento combativo y el aguerrido afán crítico. A su vez, periódicos como Excélsior y Uno más Uno dieron cuenta de los rigurosos artículos que denunciaron con vehemencia al partido en el poder, y no desde una crítica desentendida, sino ya fundamentada en la academia.

En Crisis política de México sobresale, quizá, como álgida influencia de Moreno Sánchez, el siguiente epígrafe del pensador y escritor yugoslavo Milovan Djilas: “soy un producto de ese mundo, he contribuido a crearlo y ahora soy uno de sus críticos”. Sirvan estas últimas palabras para esbozar un ligero perfil de quien fuera Manuel Moreno Sánchez, colaborador indispensable de aquella incipiente publicación conocida como Barandal.