Tierra Adentro

“¡Pobre tío Vania!… ¡Estás llorando!

Tu vida no conoció alegría…, pero espera Tío Vania, espera!…

¡Descansaremos! ¡Descansaremos!”

Antón Chéjov

Existe un momenento que las listas son el centro de atención: fin de año. Empezamos a enumerar nuestros logros, planeamos los objetivos que alcanzaremos sin duda alguna en los próximos 12 meses y colocamos con letras chiquitas, chiquitititas nuestros fracasos; esos pobres  de los que nunca quisimos saber nada.

Si observamos con lupa y leemos con atención, tal vez deberíamos empezar por preguntarnos ¿qué hicimos tan mal como para salir con saldo rojo?

Los motivos, no se sabe, la respuesta, quiero creer, se encuentra en alguna de las horas perdidas en las que dijimos que esta vez sí sería diferente y terminamos frente al televisor, en plena mañana- lo que resulta más deprimente- viendo por enésima vez la película que ya sabemos de memoria, pero que aseguramos, se aprecia con diferentes ojos porque no obtuvimos esa beca que esperábamos y “mañana mismo buscaré trabajo para que les demuestre a todos que con o sin apoyo, yo sigo…”

Y lo hacemos… buscamos empleo, inventamos un curriculum para cada vacante y en cada vacante tenemos diferentes cualidades, todas ellas excepcionales, todas ellas acordes a la experiencia requerida. Somos superhombres que dejan los textos y el arte para mañana porque hoy estoy cansado.

Acudimos a entrevistas, llevamos el único par presentable de zapatos que tenemos, con nuestra mejor sonrisa  esperamos… Esperamos una semana, “están en el proceso de selección“; dos semanas después te dices “seguro en estos días“; tres semanas…

Silencio.

En el mejor de los casos, dormimos, asegurando que no nos comprenden y que el arte se hizo para eso, para ser incomprendido, claro, afirmamos,  no por nada, Beckett dice que “ser artista significa fracasar…”. Y empezamos de nuevo.

Ahora, por el  contrario,  si nos reciben con un “lo espero el lunes a primera hora”, llegamos a la cita  trazando una muralla inquebrantable entre “Los Godinez” y nosotros. Y nos vestimos de gris por fuera y de soberbia por dentro. Nada nos complace.

Podríamos empezar por colocar este desfile curricular en el punto número uno de la lista con letras pequeñas y con eso bastaría para querernos detener.

Pero tal acción no sería justa para las decenas de engargolados enviados a lo ancho y largo de todo el país, con la firme esperanza que “esta será la buena” para los que reclaman su lugar en el listado; para aquellos que una vez obtenido el triunfo, se percatan con cierta amargura que sus quince minutos parecieron segundos y que el siguiente galardonado ya exige toda la atención.

Y ni qué hablar de la terrible página en blanco, lugar común que a veces resulta mejor que lo escrito.

¿Cuál era la fórmula mágica para no tener saldo rojo? Ahora es difícil saberlo porque este año prácticamente terminó y es momento de hacer las otras listas, no las de letras pequeñas, sino esas en las que van  las promesas de un futuro mejor, lleno de  oportunidades y lleno de la fama y gloria que nos darán las publicaciones y los aplausos de ese proyecto que siempre no pudimos hacer porque “viéndolo bien, sí necesitábamos la beca”.

Sin embargo, podríamos intentar  en esta ocasión, hacerlo un poco diferente y agregar algo de estoicismo  a los deseos de Año Nuevo, porque el 2014 pinta difícil tanto para el país como para la cultura y todo indica que irá de mal en peor o lo que es lo mismo, deberíamos por esta vez, considerar  agarrar al toro por los cuernos, amarrarnos los pantalones y seguir adelante.

La función debe continuar, se dice en el teatro y es cierto, continuemos pues, a pesar de todo, de nosotros mismos, de los 365  “no” que recibiremos una y otra vez; de las decepciones  y de la tristeza en la que se está convirtiendo este país. Continuemos, ahora más que nunca. Y  si  a pesar de todo, no sabe qué hacer, escriba; si lo sabe, también.

Feliz 2014.


Autores
Ciudad de México, 1980. Dramaturga. Autora de Aún no recuerdo su rostro (FETA 2014). Fue Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2011) y de Jóvenes Creadores, FONCA, (2008-2009). Participó en los talleres de The Royal Court of London y realizó una residencia en la misma institución en marzo del 2013. Su obra Anatomía de la Gastritis, traducida al francés por David Ferré, fue editada por la editorial Le Miroir. Ha publicado Editorial El Milagro; Los Textos de la Capilla, segunda generación; Tierra Adentro, Buena tinta y la revista Este País. Su guion Distancias Cortas fue publicado en co-edición con IMCINE y Editorial Buena tinta, en 2012.