Y en esta esquina…
Finibusterre, confín, borde, frontera, límite. Esquina izquierda norte. Lugar donde tierra y mar convergen. Espacio delimitado. Ciudad horizontal, bordo, valla, ¡vaya! Desapropiación. Contraste. Inicio. Fin. Comienzo. Montajes. Desmontajes. Ensambles. Desplazamiento. Exactitud topográfica. Identidades. Rizoma. Lenguajes, idiomas. Trámites, triángulo: trinos. Huella digital en movimiento: parvada de pájaros. (Transfronteriza). Un lugar donde todo o nada pasa. Es Tijuana.
Tijuana, la ciudad eléctrica. La ciudad ruptura. Lo comenté al inicio:
Todas las ciudades se transforman, cambian, permutan. Quizá la diferencia particular en las ciudades de la frontera norte de México, en cuanto a la forma de la experiencia vital, responde a la velocidad con la que estos cambios pueden observarse. La velocidad en sus procesos de identidad/es. La velocidad en las dinámicas de un contexto social en el cual problemáticas altamente conflictivas (hacinamientos urbanos, feminicidios, tráfico de drogas, violencia, problemas migratorios, prostitución, maquiladoras, muerte, comunidades indígenas desplazadas o en vías de extinción) van de la mano de un escenario donde es fácil observar el nacimiento y desarrollo de una cultura intensa, energética y rica en sus diferentes manifestaciones: literaria, musical, cinematográfica, performática, gráfica, dancística, gastronómica y tecnológica.
Entender, conocer y explorar la producción cultural: voces, textos, artefactos culturales; intervenir también desde una perspectiva crítica en estas formas de conocimiento, en su construcción; observar los contextos sociales donde el arte participa –o no-, sus límites, precisiones, variantes, un poco de todo eso traté de analizar, observar, compartir desde diversos ángulos en este espacio. La cultura transfronteriza y la cultura en la frontera norte de México, o en las ciudades que han estado a mi paso, fueron mi objetivo. Porque todo es un tejido, todo es un engranaje, a veces casi mecánico, a veces más orgánico: finalmente un ensamble, un nuevo entorno que se desarrolla en un espacio y tiempo, en un particular sitio crítico distinto.
Recordemos la cita inicial sobre la cultura de Clifford Geertz (1994:133), que fue muy importante para mí en este espacio: “La capacidad, tan variable entre pueblos como individuos, para percibir el significado de las pinturas (o de poemas, melodías, edificios, cerámicas, dramas y estatuas) es, como todas las restantes capacidades humanas, un producto de la experiencia colectiva que la trasciende ampliamente, y donde lo verdaderamente extraño sería concebirla como si fuese previa a esa experiencia. A partir de la participación en el sistema general de las formas simbólicas que llamamos cultura es posible la participación en el sistema particular que llamamos arte, el cual no es de hecho sino un sector de ésta.”
Espero, gentil lectora, amable lector, que las notas, perspectivas y visiones que escribí sobre las formas de producción cultural y sus participantes en esta zona izquierda norte, como en todas las zonas de México, durante estos meses en este espacio, hayan sido de su interés, además de su divertimento. Fue un placer para mí dialogar con ustedes desde este lugar. Y desde esta esquina, the show must go on.
Clifford Geertz, “El arte como sistema cultural” en Conocimiento local. Ensayo sobre la interpretación de las culturas. Barcelona, Paidós, 1944.