Wikipedia: el último gran oasis de Internet
El 11 de enero de 2013, Aaron Swartz decidió acabar con su vida. Tenía apenas 26 años, pero las presiones del mundo eran demasiado grandes. Swartz se enfrentaba ante una demanda millonaria por parte del gobierno de Estados Unidos, y no tenía dinero para enfrentar en la corte al estado más poderoso del mundo.
Las autoridades estadounidenses querían condenar a Swartz con 50 años de cárcel. Lo acusaron de fraude, fraude por computadora, por tomar información sensible de un ordenador protegido, de allanamiento, hurto agravado, y acceso no autorizado a una red computacional. Lo trataron como a un terrorista, lo humillaron, mostraron su vida privada, martirizaron, con sus intromisiones, a familiares y conocidos.
Al final, Aaron Swartz no pudo más. Se colgó en un departamento de Brooklyn; su novia lo encontró ahí. Todo Internet lloró por la pérdida de un niño prodigio.
Swartz creó el RSS (un web feed para acceder a contenido periodístico) cuando tenía nueve años; desarrolló el código para las licencias de Creative Commons, que permiten sortear las trampas sin sentido del derecho de autor; creó Reddit, uno de los más grandes foros abiertos de la red; detuvo la iniciativa de SOPA (que pudo acabar con el Internet como lo conocemos) y se convirtió en una de las figuras más prominentes de los derechos digitales, la neutralidad en la red y la libertad de conocimiento.
Un hombre tan joven, tan importante, fue perseguido como un criminal por el gobierno de Estados Unidos. Todo bajo la lógica habitual del bullying, entendido como trademark americano. El bullying como ese elemento fundamental del espíritu estadounidense de competitividad brutal, meritocracia y privilegio sin consciencia. El bullying como una representación del mundo en constante guerra, en perpetua competencia de fuerzas, de humillación, de división. El bullying, finalmente, como la patria de aquellos que ganan lo que tienen quitándoselo a otros.
¿Pero qué hizo Swartz para ganarse la ira del país más poderoso del mundo? Quiso liberar el conocimiento.
Se metió a las computadoras de MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) para descargar PDFs de contenido académico de la página de paga JSTOR. Swartz pensaba que nadie tenía derecho a acaparar así el conocimiento humano. Tal vez, si liberaba un artículo de medicina, un estudiante joven en Irán podría inventar una nueva vacuna, un tratamiento contra el cáncer, un nuevo método quirúrgico.
El conocimiento humano debería estar al alcance de cualquier persona para que todos podamos utilizarlo. Eso es en lo que creía Swartz y por eso lo persiguieron hasta orillarlo a atarse una cuerda al cuello y colgarse de un cancel.
¿Lo que hizo fue ilegal? Sin duda. ¿El castigo fue proporcional al crimen? De ninguna manera.
Mientras el gobierno de Estados Unidos perseguía a uno de sus hijos más leales y prodigiosos, los banqueros que causaron la crisis financiera del 2008 se sentaron a desayunar en la Casa Blanca. Así funciona el mundo y Swartz lo sabía. Por eso su legado importa tanto.
La lucha de Aaron Swartz sigue viva en todos los rincones de la red. En los lugares libres de los que batallan para construir algo más que la oportunidad macabra de amasar datos y fortunas, de adular egos y levantar pirámides de contenido basura. La lucha es de los que todavía piensan en estos territorios digitales como una oportunidad para mejorar a la humanidad, para vernos crecer, para cambiar, para ser más libres, más justos, más informados.
Uno de estos lugares es un faro de esperanza en nuestros tiempos oscuros. Su nombre es Wikipedia y nació, hace 20 años, el 15 de enero de 2001.
Todos somos sabios
Al principio el conocimiento fue de Dios.
Después, fue de los sabios.
Los elegidos eran los depositarios del conocimiento: los monjes, los escolares; estudiosos incansables que entregaban su vida para copiar un manuscrito. En esos tiempos, surgieron las primeras enciclopedias. Claro que no se llamaban enciclopedias, pero tenían el mismo principio: juntar en un solo manuscrito una parte considerable del vasto conocimiento humano.
La Naturalis Historia de Plinio el Viejo es uno de los primeros trabajos enciclopédicos conocidos. Tenía 37 capítulos y abarcaba temas tan diversos como la arquitectura, la botánica, la geografía y la medicina. En el siglo VI después de Cristo, el sabio Isidorus Hispalensis escribió su Etymologiae, la primera enciclopedia de la Edad Media.
En el mundo musulmán, figuras reverenciadas como Ali ibn Sahl Rabban al-Tabari y Al-Razi dedicaron sus vidas a recopilar conocimiento en enciclopedias médicas. En China y Asia Oriental, la tradición del leishu (conocimiento sistematizado) continuó sin interrupción desde el siglo III hasta el XVIII.
En estos casos, sin embargo, el conocimiento recopilado no era para los ojos de cualquiera. El trabajo de los sabios era delicado y podía perderse rápidamente. Los libros tenían que ser copiados a mano y eso tomaba tiempo y dedicación; un solo libro podía ver pasar la vida de varios escribas.
Por eso el conocimiento era solo para los conocedores.
Las enciclopedias, entonces, eran un intercambio entre pares: de sabios para sabios. Los guardianes de la memoria, del conocimiento humano, de la sapiencia de la especie, eran unos eremitas elegidos que custodiaban celosamente la suma de todas las reflexiones. El hombre más común nunca tocaría ese conocimiento, nunca aprendería a leer o escribir, o participaría, con su propia historia, en la historia humana.
Luego llegaron los enciclopedistas. Estos eran otro tipo de sabios. Sabios revolucionarios, sabios compartidos, sabios iluminados.
El sueño de D’Alembert y Diderot con la Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers (1751), no era ya juntar el conocimiento humano para comunicarlo a los futuros sabios, sino que democratizarlo. La primera enciclopedia moderna estaba pensada como un esfuerzo divulgativo: los sabios escribían para que todo el mundo pudiera aprender.
Este cambio fue revolucionario, pero insuficiente. A pesar de que la invención de la imprenta había abaratado considerablemente el precio de los libros, seguían siendo artículos de lujo. Los lectores de la enciclopedia ya no tenían que ser sabios, pero sí debían tener dinero.
Con el tiempo y los avances tecnológicos, las enciclopedias se fueron nutriendo más y más. Bajó su precio y, pronto, todo hogar podía tener una enciclopedia.
Luego, las enciclopedias dejaron de ocupar espacio en los libreros, se comprimieron en un pequeño disco, y nació, con la computación, Encarta.
Con Encarta, los escritos de los sabios podían llegar a todo el mundo, y en una cantidad impensable. En 2008, antes de extinguirse, esta enciclopedia digital llegó a juntar más de 60 mil artículos, videos, pinturas, fotografías, cronologías, música y mapas. Todo en un pequeño disco que demostró cómo las nuevas tecnologías podían ser una fuerza democratizadora.
Aun así, Encarta no era gratuita, se pagaba por tener este conocimiento. Los que colaboraban en su creación, recibían dinero por compartir su sapiencia con el mundo. Los sabios estaban más cerca que nunca del mundo de los mortales, pero todavía se alzaban en un pedestal.
En 2001, sin embargo, todo cambió.
Al lanzarse la Wikipedia, nació una idea transgresora: las enciclopedias ahora serán escritas por el mundo, para el mundo, gratuitas y sujetas a constante revisión, cada segundo, después de haber publicado un artículo.
Nunca, en la historia de la humanidad, había existido una forma tan democratizada de conocimiento. Jamás se había dejado de lado a los sabios para reconocer la importancia de la sabiduría popular. Nunca se había considerado que todos tenemos algo que aportar a la historia de las reflexiones humanas.
Hace 20 años, nació la primera enciclopedia que declaró abiertamente que todos podemos ser sabios, que la historia de la humanidad no le pertenece a unos cuantos.
En el imperio del hipervínculo
Hoy, Wikipedia es una de las quince páginas web más visitadas del mundo. Contiene más de 55 millones de artículos en 285 idiomas y la visitan, en promedio, 1.7 mil millones de personas al mes. En ese sentido, se ha convertido en el más amplio repositorio de conocimiento humano de la historia. Nada parece detener su expansión.
La clave para que se lograra esta hazaña increíble del conocimiento libre está en el concepto mismo de Wiki. Para entender este concepto, tenemos que regresar en el tiempo a los salvajes años noventa y a la importantísima figura de Ward Cunningham.
Cunningham era un humilde programador de Indiana que trabajaba en Tektronix, una compañía de desarrollo de software. Dentro de la compañía, Cunningham quería rastrear, de alguna manera, cómo nacían y se desarrollaban ideas. Así que implementó algunas modificaciones al programa de Apple llamado HyperCard.
HyperCard era una aplicación que permitía a los usuarios crear tarjetas virtuales relacionadas con hipervínculos. Cunningham tomó esta idea y la modificó en dos sentidos.
Primero, cambió el programa para crear tarjetas previamente inexistentes. HyperCard no permitía que se creara un hipervínculo sin una tarjeta relacionada y previa, pero Cunningham quería que el programa permitiera crear nuevos vínculos hacia tarjetas que nunca habían existido. Por supuesto, esto sirve para exigirles a los programadores que sigan creando tarjetas y proponiendo nuevas ideas.
En segundo lugar, HyperCard era un programa para uso individual, y Cunningham lo convirtió en una herramienta compartida. La idea es que cualquier persona podía postear un concepto y la otra persona habría de alimentarlo, relacionarlo con nuevas ideas, corregirlo o mejorarlo de cualquier forma imaginable. Eso hace que todo el sistema sirva como un enorme repositorio de ideas en constante creación y evolución.
Decía Cunningham: “todo el concepto es para regalar ideas… y las ideas son baratas”.
En 1995, el programador lanzó finalmente WikiWikiWeb, un portal de contenido colaborativo en el que programadores podían continuar con aportes de otros. De entrada, esto permitía que programadores tímidos se atrevieran a comentar ideas de manera anónima. Además, creaba un esfuerzo colaborativo para mejorar conceptos base dejando, de paso, una buena cantidad de literatura sobre los procesos creativos de un proyecto de programación.
Cunningham llamó Wiki Wiki a la red por la relación de las tres letras W y porque, en Hawaino, Wiki Wiki quiere decir rápido. Por las necesidades de LINUX, el nombre de WikiWikiWeb quedó acortado a Wiki. Sin embargo, todavía faltaba una parte del proceso creativo de Wikipedia.
A finales de los noventa, Jimmy Wales y Larry Sanger, dos emprendedores entusiastas del conocimiento, crearon la Nupedia, una enciclopedia en línea editada y mantenida por académicos y expertos. Todo lo que se publicaba en Nupedia era libre de derechos y estaba consignado, antes de publicarse, por la opinión de académicos serios.
La idea no era muy distinta de Encarta. Salvo que, claro, Nupedia era una página web gratuita; pero la enciclopedia empezó a derrumbarse. El hecho de que cada artículo tuviera que ser revisado por expertos antes de ser publicado creaba problemas. Sobre todo, porque el sitio no estaba creciendo a la velocidad deseada: en un año de operaciones, apenas se publicaron 25 artículos en Nupedia.
Los artículos, por supuesto, eran de una calidad comparable a la de las grandes enciclopedias clásicas. Pero 25 artículos en un año significaban un contenido demasiado limitado.
Así que Sanger propuso incorporar el sistema Wiki a la enciclopedia. La idea era revolucionaria: en vez de editar y perfeccionar los artículos antes de publicarse, cualquiera podría publicar inmediatamente artículos que, con el tiempo, serían editados y perfeccionados.
El concepto era fiel a una idea sencilla y poderosa de Cunningham: “la mejor manera de encontrar una respuesta verdadera en Internet no es haciendo una pregunta; sino posteando una respuesta equivocada”.
En menos de un año después de su lanzamiento, Wikipedia ya había rebasado los 20 mil artículos. Desde entonces, no ha parado de crecer.
La risa comunitaria
La importancia de la visión conjunta de Cunningham, Wales y Langer está más allá de cualquier autoría y paternidad.
Una vez lanzada, el 15 de enero de 2001, Wikipedia empezó a tener vida propia y nadie ha podido frenar su desarrollo. Pero con el éxito, también llegaron las críticas.
Aaron Swartz, por ejemplo, siendo un fiel wikipedista desde 2003, criticó la manera en que Jimmy Wales comprendía la manera en que se construía la enciclopedia. A Swartz le parecía extraño que se considerara que una gran parte de la Wikipedia había sido escrita por un grupo reducido de 500 editores fieles. En un experimento, incluso, demostró que la gran mayoría de las aportaciones a la enciclopedia en línea provienen de editores casuales, externos al núcleo de fieles contribuyentes al contenido de Wikipedia.
Larry Sanger ha sido muy crítico con Wales y su proyecto de llevar a todo habitante del mundo, gratuitamente, la suma del conocimiento humano. Según él, Wikipedia se ha convertido en un lugar de terrible desinformación por la manera en que es editada. Y, sin embargo, estudios recientes muestran que los errores graves en Wikipedia no son más que los errores graves en la Enciclopedia Británica.
Es decir que este sistema colaborativo, absolutamente democrático, que les arrancó a los expertos la paternidad del conocimiento humano, funciona muy bien.
Por supuesto, hay otros problemas graves en los engranajes internos de Wikipedia. Todavía existe una enorme disparidad entre los editores masculinos y femeninos; aún hay muchos idiomas indígenas que no están representados y todavía hay problemas con el anonimato de los editores.
Pero estos problemas empalidecen con la hermosa perspectiva que propone esta enciclopedia colectiva para el futuro. En esta era, el miedo patente ha reemplazado la esperanza que teníamos en la tecnología. Internet parece cada vez más un lugar de peligros y explotación y no la comunidad colaborativa que alguna vez imaginamos. Pornografía infantil, noticias falsas, grupos radicalizados, racismo, enfrentamientos, mineo de datos, phishing. Internet no creció para convertirse en una utopía.
El capitalismo de la vigilancia, que tan bien describió Edward Snowden, acabó con las utopías de la red:
La primera carrera para convertir el comercio electrónico pronto llevó a una burbuja y, después, justo en el giro del milenio, a un colapso.
Después de eso, las compañías se dieron cuenta de que las personas que se conectaban a Internet estaban mucho menos interesadas en gastar que en compartir, y que la conexión humana que permite el Internet puede ser monetizada.
Si la mayoría de las personas que se conectaban a Internet querían poder decirle a su familia, amigos y algunos extraños qué es lo que estaban haciendo; y quería saber qué es lo que sus familiares, amigos y algunos extraños estaban haciendo a la vez, entonces las compañías sólo tenían que averiguar cómo ponerse en medio de estos intercambios sociales para convertirlos en ganancia.
Esto fue el principio del capitalismo de vigilancia y el final del Internet como lo conocemos.
Wikipedia, como Facebook, Twitter, YouTube e Instagram, se alimenta del contenido que, voluntaria y gratuitamente, proporcionan sus usuarios. A diferencia de estas plataformas, sin embargo, la enciclopedia más grande del mundo no mina los datos de sus usuarios, no se ha convertido en un pedestal para fanáticos, no es el principio de todas las noticias falsas y, sobre todo, no lucra con este contenido.
Para entender cómo está conformado Internet en nuestros días basta reflexionar sobre un dato: entre las 15 páginas más visitadas del mundo, solamente Wikipedia pertenece a una organización sin fines de lucro. Todas las demás páginas han creado inmensas fortunas, de Google a Amazon.
Mientras, los creadores de Wikipedia no son magnates millonarios y la fundación Wikimedia no es un nido de cinismo disfrazado de creatividad en algún enclave de Silicon Valley.
Wikipedia se mantiene por donaciones y no utiliza la publicidad que tanto enriquece a los otros sitios. También podría generar miles de millones de dólares al año; en vez de eso, se enfoca en el reforzamiento positivo y la misión de conocimiento libre por la que murió Aaron Swartz.
Wikipedia es un lugar de comunidad que no persigue las ganancias, sino la diversión y el propósito. Los editores voluntarios, los que hacen y corrigen artículos, tienen discusiones en los foros que forman las bambalinas de la enciclopedia. En estos diálogos se percibe el ambiente de creación de todo el sitio, un ambiente relajado, en el que se privilegia la humildad, el humor, la mesura y la inteligencia.
Una de las reglas fundamentales para los editores de Wikipedia es, por supuesto, “no seas un patán”.
El fundamento de esta enciclopedia está entonces en la colaboración gratuita por el bien mayor; por el mejoramiento del conocimiento humano; por liberar la sabiduría y la cultura de las garras de académicos que, por sistema o voluntad, solo pueden compartirlas como un intercambio de bienes.
Al liberar al conocimiento de la prisión de las aulas, Wikipedia permite también que haya una horizontalidad única en el conocimiento. Cualquier contenido merece una entrada, todo lo que sabemos sobre el mundo importa. Por eso hay entradas sobre Khanzir, el único cerdo de Afganistán; o sobre la muy meta Entrada Ficticia: “el contenido puede ser ficticio pero la entrada es real”.
En el júbilo del conocimiento horizontal, todos somos iguales, todos importamos y todo importa. Hay un placer en distribuir lo que sabemos, en escuchar al otro, en acercarse a otras culturas y, por la virtud del hipervínculo, perdernos en la curiosidad de mundos que se desdoblan.
En un mundo dominado por la mentira y la envidia, Wikipedia es un oasis. En este paraíso artificial, está la oportunidad de una mejor relación entre pares, de la comunidad que soñamos cuando se creó Internet, de la libertad por la que se sacrificó Aaron Swartz.
Es nuestra responsabilidad mantener vivo el espíritu de Wikipedia. Es nuestra tarea editar y participar en el mantenimiento de la enciclopedia libre.
Hay que editar para gritar a los cuatro vientos que importa el conocimiento libre, gratuito y para todos.
Hay que editar para demostrar que todos importamos.
Hay que editar para celebrar que todavía queda un lugar en este mundo gris en donde podemos soñar como comunidad.
Hay que editar, finalmente, porque todavía hay creaciones humanas por las que vale la pena luchar.