Tres poemas
Armar el cuadro otra vez/ reconstruirlo como si una fuerza extraña lo hubiera fracturado como los evacuados como los exiliados como los que incendiaban sus propias casas como después de las guerras y de los desastres y también como cosas más sutiles como sobrevivirle al amor como después de esos finales como después de la muerte como después de los padres y después de los hijos y también como cosas más sutiles como cuando amanece
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es enorme el hibisco de mi infancia y es rojo como yo fui roja tan enorme que se niega a que lo piense tan rojo como un parto, madre, yo me hubiera agarrado de tus piernas no tendría que vivir en este nombre tengo a la muerte acomodada/ quieta y ciega / adentro de mis libros/ ordenada pero es enorme el hibisco de mi infancia quiébrate le digo dóblate como se dobla la memoria quédate en la grieta de mi mano yo corté raíces con tijeras de gigante enterré las plantas/el patio/ los huesos de mi madre hice un pozo para hijos que no tuve arrojé a mis hombres en silencio obstinado hibisco de la infancia crece desde abajo/ desde el centro se caen las paredes de mi casa
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No voy a hablar voy a hablar de otra cosa nunca es eso no te voy a decir basta voy a dibujarte este sutil paraíso de papel sin contarte los piojos ni los sueños la mirada que se abre hacia una infancia breve de las hamacas voy a hablar de los rosarios será que no rezás que no te hamacaste ayer mañana nunca no voy a retomar la cuenta moretones que se van pero hacia adentro para volver a estallar en el gesto de los hijos de tus hijos y ad eternum me olvidaré después cuando esté hablando a nadie de Picasso eso duele no tu mano firme como la rigidez de un loco le diste vuelta la cara y volvió otro de un golpe tu hijo se hizo hombre no me vas a decir que ellos son niños hombre de mil años canta Goyeneche voy a hablar de otra cosa aunque me vuelvo a este abecedario que sólo habla de vos y de mi infancia nada más no dice basta no se hizo para decir basta no voy a hablar del golpe y de la marca de la forma en que tu mano aplasta el gesto de tu hijo como si fuera mosca de verano voy a hablar de la forma en que tu mano se levanta desde adentro del poema y lo deshace