Era la 40ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y Quino había sido invitado a dar el discurso inaugural tras 41 años de haber dejado de publicar las tiras cómicas de Mafalda.
El primer lienzo fueron las rocas, las cavernas que aún guardan sus secretos, quizá algunos troncos como ahora lo son las paredes o la penca de algún maguey.