A veces el azar provoca agradables casualidades, pensé al escuchar de pronto el tañido de campanas de alguna iglesia cuando caminaba por las calles de Lagos de Moreno en busca de la casa donde vivió el poeta Francisco González León.
Al llegar a la muerte, en 1968, cerca de los cien años de vida, María Enriqueta, quien en su hora fuera una de las escritoras más importantes de Hispanoamérica, se encontraba en la miseria absoluta.