Sobrevivir del cuento
En la presentación de algunas de las novedades editoriales de la DGP, “(Sobre)vivir del cuento”, Ricardo Cayuela habló del nuevo plan editorial de la Dirección, que dejará de intentar comportarse como una editorial independiente para seguir una estrategia que fortalezca a la industria editorial y a toda la cadena del libro en México. Por ello, el plan editorial ahora atiende áreas que el Estado mexicano debe reforzar, como la reedición de clásicos literarios; así como el cuento y el ensayo literario, elementos poco atendidos por la industria editorial. Tal es el caso de los tres libros de cuentos que se presentaron en esta ocasión, unidos por la ironía y la irreverencia.
Rodolfo JM presentó La vida amorosa de las cigarras, de la que dijo, “más que escribir literatura fantástica, escribo literatura con efectos especiales”. Este libro de cuentos narra un México alternativo en donde la pornografía tuvo un gran auge y luego una gran caída. Resaltó la influencia de Naief Yehya en su formación como escritor.
Yehya, a su vez, resaltó como aunque no conocía a sus compañeros se seguían los unos a los otros a través de las redes sociales. “El cuento en las editoriales grandes es despreciado”, dijo. “Les parece que no te presenta, que no les das calidad como autor”. De Rebanadas, su libro, dijo que sus cuentos estaban firmemente anclados en su trabajo ensayístico.
Carlos Miranda dijo que Siempre es peor en noches de paz dijo que “todos los cuentos pueden ser cuerpos vivos si están bien construidos”. “Me gustan hacer juegos de guiños literarios”, agregó.
Sobre el por qué de los problemas para editar cuentos Ricardo Cayuela dijo que “Los cuentistas pasan de la marginalidad al canon”, pensando en Borges, Cortázar y Monterroso, entre otros. “Los cuentos son los que plantean más retos al escritor”, enfatizó Miranda. “Hay una percepción de que los autores escribimos cuento para prepararnos para escribir una novela”, dijo Rodolfo JM. Yehya concluyó que los cuentistas como Rulfo le fueron muy importantes, pero que le parecían muy difíciles de conseguir. Descubrir que el editor de Carver (Gordon Lish) era quien editaba y adelgazaba sus cuentos, le provocó una revolución en su manera de pensar en el cuento.