Tierra Adentro

Preámbulo: palabra dicha y palabra escrita

Las culturas antiguas estaban cimentadas en la oralidad. En ellas, la palabra dicha y sistemáticamente repetida por sacerdotes, gobernantes o cualquier otro jerarca, era equivalente a la verdad. La palabra de la autoridad era ley. Con la aparición y el auge de la escritura, según se ha dicho, este sistema comienza a tambalearse. Al parecer, en la soledad de la lectura, el individuo consigue establecer un diálogo silente con el autor. Así, el lector puede −en teoría− refutar, comprobar o corregir lo escrito. La lectura, entonces, se convertiría en la fuente de la divergencia y el pensamiento crítico.

Belerofonte y los signos funestos

Pero la palabra escrita, a diferencia de la oral, no era (no es todavía) accesible a todos. Una inmensa mayoría de ciudadanos, esclavos, niños y mujeres, veía (ve) inscripciones, tallas en las paredes, rocas con signos: todos ininteligibles. Incomprensibles. Su carácter hermético los conduce al temor, a la sospecha. ¿Qué son esos garabatos?, ¿qué esconden? La literatura ha proporcionado distintas respuestas. Quisiera abordar sólo una, por considerarla esencial en mi lectura del Anti-Humboldt de Hugo García Manríquez. En Ilíada VI (145 y ss.), Homero resume la historia de Belerofonte: Antea, reina de Tirinto, quiso seducir al héroe, que permanecía en su corte como huésped. Belerofonte rechazó su oferta. Ofendida, la reina lo acusó de intento de violación. El marido de Antea, el rey Preto, para no faltar a las normas de hospitalidad al asesinar a Belerofonte en sus palacios, le encomienda llevar una carta a un rey lejano. El héroe, por supuesto, ignora que en esas letras lleva su propia condena. Las palabras escritas, dice Homero, son sémata lygra, signos terribles, funestos.

El TLC: el mundo escrito

Anti-Humboldt de García Manríquez participa de esta idea clásica. Aquí, las sémata lygra, las palabras funestas, conforman el cuerpo del Tratado de Libre Comercio que ha regido nuestra vida −y la de otros dos países− durante más de 20 años. En el Tratado está nuestro calendario, los años venideros, el futuro. El Tratado es la Ley que está por encima de toda ley. Es el mundo. Encima del estado, de la familia, del individuo (p. 54),

(…)la Tarifa de la Ley del Impuesto General de Importación; (d) camión ligero: es un vehículo con o sin (…), la Tarifa de la Ley del Impuesto General de Importación, (…) vehículo de autotransporte es un vehículo de uno de los siguientes tipos:

En Anti-Humboldt, el TLC funciona como una cosmogonía neoliberal. Como todo texto cosmogónico, el Tratado clasifica, divide, establece formas de consecución y origen, y exhibe su autoridad. Bajo premisas comerciales, define e instaura el orden de todo lo vivo y lo inerte. Decodifica y traduce, en sus términos, a plantas, animales y personas. El Tratado es un Libro de la Vida, cruel y devastador. Es la funesta palabra escrita.

El sistema oculto en la escritura

Sin embargo, en Anti-Humboldt, una lectura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, no leemos el TLC: casi no puede leerse. García Manríquez ha borrado el texto. ¿Qué esconden esas palabras, entonces? Como el mismo Belerofonte, lo ignoramos.

Lo que leemos en Anti-Humboldt son palabras resaltadas, aquellas que se han salvado de la fantasmagoría, de ser meras sombras de la realidad.[1] Descubrimos, a partir de ellas, que  se esconde un Sistema Armonizado. Un sistema que busca resignificar todo cuanto existe, objetivamente. Convertir todo en una mercancía, sin contradicciones ni divergencias, que transite de una frontera a otra. Este Sistema dentro del TLC es el punto clave de la lectura de Manríquez.

Un pastizal de palabras

Vuelvo a Homero. En Ilíada XX (244 y ss.), Eneas se enfrenta verbalmente con Aquiles. En medio de la trifulca, le dice que existe un pastizal de palabras, presente en todos lados, del que cualquiera puede echar mano para crear un discurso.

Si, en Anti-Humboldt, el TLC es el mundo, todas las palabras están en él. El pastizal está lleno de números, cifras, fórmulas; de procesos de deshumanización, pautas para tarifas y tráfico de mercancías. Opera como la mente, como la memoria, la musa. El TLC es la fuente de la voz poética, de la que no puede alejarse. No lo parodia, sino abreva de él.

Voz poética y resistencia

En Anti-Humboldt, las palabras que leemos (las resaltadas) no son sino fragmentos, resquicios por donde emerge la voz poética. Seleccionadas, producto de la mutilación o creadas, revelan la postura de la voz ante el TLC y, particularmente, frente al Sistema Armonizado. La voz poética intenta resistirlo. Ante a la brutalidad de la Ley, a su frialdad, a su resolución en cifras, a la imposición de la manifactura y la maquinaria sobre los individuos y su búsqueda de la felicidad, surge el yo (de mayoritario, p.31):

maquiladora independiente significa una empresa que cuenta con registro de industria maquiladora de exportación en los términos del Decreto de Maquiladora existente, y en la cual ninguna empresa (…) tiene un accionista mayoritario común con cualquier otra empresa (…) en la capacidad de producción de una empresa de la industria terminal que resulte de un desastre natural, incendio, explosión, u otros eventos imprevistos fuera del control de dicha empresa;

La voz se erige como un desastre natural, aquello que no puede ser catalogado, medido. Una fuerza que está fuera del control del Tratado. Esta resistencia −paradójicamente− nace de las palabras de un texto que intenta homologar y convertir en recursos utilizables al mundo. Brota de él, como esperanza. La esperanza (¿don o castigo?) de escapar al dominio del capital, esa zona común, que ya no conoce límites ni fronteras (p. 72):

(a) cada filial financiera extranjera tendrá un capital autorizado determinado por México, y el capital pagado de dicha institución no deberá ser menor (…) Una vez establecida, México podrá permitir que el capital autorizado exceda al capital pagado. El capital autorizado no se reducirá, por ninguna medida de México (salvo por medidas prudenciales), por debajo del capital pagado. El importe máximo de las operaciones de cada filial financiera extranjera se determinará (…) el efecto de evadir los límites de capital señalados en esta lista. Este inciso no se aplica a las transferencias de fondos de buena fe para constituir depósitos de una noche (…)

 

 

[1] Demócrito de Abdera, B145K D-K, citado por Antonio López Eire en Sobre el carácter retórico del lenguaje” (UNAM, 2005), de donde también retomo la noción del «pastizal de palabras».