Sisyphus: tres cerebros musicales para un artista plástico
Del lado positivo de su historia, Sísifo, rey de Éfira, según la mitología y las fuentes actuales más populares de información, llegó a ser considerado el más sabio de los hombres, pero terminó siendo un mentiroso, además de un asesino: abusaba de la gente para incrementar su riqueza. Se dice que él mismo consiguió, incluso, engañar a Tánatos (personificación de la muerte en la mitología griega) y ponerle grilletes, de modo que durante un tiempo nadie murió en la tierra hasta que Ares solucionó el asunto.
Lo más famoso del personaje es su castigo divino: empujar una enorme piedra hasta la cima de una montaña, y antes de llegar, ésta rueda hacia abajo, obligándolo a repetir infinitamente el frustrante proceso. Muchas han sido las interpretaciones de la simbología de tan severa tarea. De acuerdo con los seguidores de la Teoría solar, Sísifo es como el sol que sale cada mañana y al final del día se oculta en el horizonte. Otros tantos ven en este pasaje mitológico una interpretación de la lucha del hombre por alcanzar la sabiduría.
Tal vez en estos motivos se encuentre una vertiente más próxima al porqué tres músicos, a los que los une una buena amistad, han decidido utilizar el nombre de este personaje para llamar tanto a una nueva entidad artística como a un álbum completo. Sufjan Stevens, Son Lux y Serengeti descartaron seguir utilizando sus iniciales y dejaron de lado el s / s / s, con el que auspiciaron el EP Bear & Claw, editado el año pasado. No quedaron conformes con la posible asociación de esa suma de letras con la unidad nazi, responsables de uno de los peores holocaustos de la historia (un problema de fonética, más que nada).
Lo importante con este disco epónimo es que han querido ser perseverantes y exigentes consigo mismos, y así lograr que la electrónica de Son Lux se adapte a los arreglos orquestales y el pop luminoso de Sufjan. A esta combinación hay que agregar el rapeo de Serengeti. Se trata de una terna de artistas marcadamente distantes, en cuanto a sus estilos, que se han volcado en adaptar sus personalidades al grupo con que presentan estas 11 piezas.
El resultado de la suma de sus fuertes personalidades parece ser su mayor logro, aunque la crítica anota que el rapero parece concentrar la atención, sobretodo porque las líneas vocales caen sobre él.
Sisyphus (Ashmtattic Kitty / Joyful Noise, 2014) suena muy actual y no presenta problemas en cuanto a las bases musicales sobre las que el hip hop debería danzar. Han conseguido algo que destaca por su belleza sonora.
Sufjan ha sido el encargado de subrayar que no se trató de un pasatiempo de menor importancia; ha enfatizado que: “esto está lejos de ser música para una fiesta de fraternidad universitaria, es música cerebral de cojones, pero ese era nuestro objetivo, confiar en nuestros impulsos y hacer algo divertido”.
Y es que no suena desmadroso sino inspirado y ensoñador. Eso es lo que hay. Variación de intensidades, pasajes bucólicos, letras juguetonas pero contenidas. Pop electrónico que abre oportunidad para que los textos sean dichos por momentos y cantados con languidez en otros, como en “Take me”.
El disco es producto de tres semanas de trabajo intensivo y varias convivencias bien dosificadas de licores y algunas otras bebidas. Ellos lo han pasado bien, como nos lo hacen saber en “Alcohol”, un tema trotón que deja bien en claro que si de algo van a presumir es de estilo y charmé.
Lo que en un principio parecía ser un álbum modesto hecho a partir de las obras del pintor Jim Hodges se fue estirando hasta tener una obra bastante completa, que aunque no lo diga Stevens, termina por acercarse a su disco The Age of Adz (2010), una de sus producciones más ambiciosas y barrocas.
Este hombre orquesta ya tiene experiencia trabajando para el mundo del arte. En esta ocasión no colaboró para una institución de Brooklyn –su lugar de residencia- sino a invitación de The Walker Art Center de Minneapolis y The Saint Paul Chamber Orchestra. La idea fue que crearan una entrega más de la Liquid Music Series para la exposición del artista visual, que va del 14 de febrero al 11 de mayo, en aquel recinto de Minnesota.
Durante las sesiones de grabación tuvieron cerca las impresiones del artista plástico, aunque dejaron fluir el subconsciente —según cuentan—; aun así tomaron el título de alguna pieza y las canciones también reflejan las temáticas características del creador: sexo, sida, miedo a la muerte, soledad, amor y belleza. Los músicos partieron de su estética y luego trataron de darle la vuelta hacia rumbos distintos.
Pero el proyecto siguió creciendo. Una edición limitada de 50 copias del álbum fue puesta a la venta el día de la inauguración, que incluyó una breve intervención en vivo del trío, más Dj sets de Olga Bell, Angel Deradoorian y Tom Vek de los Dirty Projectors. Al día siguiente todos formaron parte de una charla pública. Estimularon la reflexión.
¿Qué tan expansivo puede ser el concepto del pop? Sufjan se encarga de hacer que los elementos encajen y obtengan coherencia. Son Lux aporta su aparataje y personalidad minimalista. Ambos dejan que Serengeti se luzca un poquito de más, así sea repitiendo una frase tan sencilla como “Calm it down”, uno de los sencillos y la apertura del disco.
A final de cuentas un rapero mestizo de Chicago, un compositor de Detroit y un productor arty pusieron la amistad por delante, encontraron un nuevo nombre que reuniera tres eses y recrearon el trabajo plástico de una figura que les influyó, hasta en el cambio de nombre. Han dejado en claro que el corpus plástico de Hodges es la piedra de Sísifo que les toca empujar. Les ha parecido interesante transmutarse en un personaje que hace las veces de anti-héroe y que refleja el drama existencial. Ellos han querido llevar hasta la cumbre a un enorme monolito sonoro. Una tarea monumental a la que supieron enfrentar con gallardía, coraje y mucho talento.