Sentido común, simulación y paranoia

Titulo: Sentido común, simulación y paranoia
Autor: Fernando Lobo
Editorial: Sur+
Lugar y Año: México, 2013
Sentido común, simulación y paranoia, libro publicado por la editorial oaxaqueña Sur+, está conformado por un ensayo largo y seis artículos dedicados a la mofa de la sociedad mexicana contemporánea. Su autor Fernando Lobo decidió sacar a pasear un poco las teorías sociológicas más importantes (Weber, Gramsci, Foucault, Lipovetsky, Baudrillard, Debord, McLuhan) y quitarles el polvo que se les junta con tanto lector aburrido en las bibliotecas. El ensayo homónimo al título del libro propone lo siguiente: “He aquí mi hipótesis: no es que mi tía Engracia sea entrometida, indiscreta, exagerada e intrigante porque imite conductas televisadas. Mi tía Engracia es así porque le da la gana, y las telenovelas le otorgan la magnífica oportunidad de que su conducta sea la correcta”. Así, a lo largo del ensayo, esta visión irónica sobre lo cotidiano se perpetúa y se vuelve esencial en el texto. Otro ejemplo, el tío Mauricio, esposo de la tía Engracia, se queja de la terrible situación actual “(con la autoridad intelectual que le otorga su noche libre): Todos están coludidos: políticos, mandos policíacos, empresarios.
Si el sistema de Administración Tributaria congelara todo el dinero que lavan las mafias en la economía formal…” y al momento siguiente le marca a su proveedor de cocaína. Los temas actuales de la agenda pública mexicana son la preocupación del libro: el monopolio televisivo, la guerra con contra el narco y el Bacardí. Y al leerlo parece que es cierto, el que anda perdido no es el país, sino nosotros.
Esa es la ventaja de leer, saber que muchos más piensan como tú, pero no sólo eso. Fernando Lobo apunta que para los alternativos que buscan legalizar las drogas, así como así; y esos que se apartan de la máquinas de rayos catódicos, les hace falta reflexionar sobre a dónde han ido a parar esas alternatividades, esos zombis ¿qué es lo que buscan poniendo oposición o dejándose llevar? ¿acaso quieren que un grupo de cadenas farmaceúticas monopolizantes, como cocodrilos hambrientos, se vuelvan las dueñas de nuestra mota? Porque el autor es marihuano y más bien es “un escritor coleccionista de adicciones”. Uno de esos farmacodependientes distraídos que andan pensando en algo cuando sus tías ven las novelas y sus tíos discuten sobre el tráfico. Esa gente que da igual, sea lo que sea, que sólo piensan un pequeño segundo lo que otros dicen y les queda como salida hacer un buen chiste, pues resulta que ellos mismos participan de ese mundo que es incorrecto. Son esos cocos y marihuanos en la “lucha antinarcóticos”. Les gusta, como a la tía Engra, que los hombres sean adúlteros para luego llorar con la sobrina la desgracia.
Probablemente el problema de este libro es que se burla de todo. Y no tiene ninguna verdad que ofrecer, más que sólo mostrar esa falta que hoy día se va presentando: la irónica verdad absoluta de que el capitalismo más avanzado sigue dominándonos y nadie, ni siquiera los teóricos tienen la oportunidad de explicarnos que sus pensamientos son baratijas intercambiables en el mundo de la ideología, la inteligencia y la cultura. Podemos decir que este libro es una oportunidad nueva que apesta. Fernando Lobo sólo hizo el trabajo de ubicarnos, porque andamos muy perdidos, pensando que tenemos todas las respuestas para un mundo tan discutido.
¿Será que el sentido común nos dirige a una sociedad de consciencia? ¿Será que la simulación, ser malos y buenos a la vez, nos justifica? ¿A poco la paranoia es una respuesta?