Tierra Adentro

Rafa es una referencia obligada de la Tijuana actual, con sus programas de radio sobre música (era un ferviente melómano, siempre descubriendo nuevas bandas, compartiendo esa música en su blog), con los fanzines que publicó a lo largo de varios años, presente en todas las fiestas y toquines que se hacían allá en los que a veces se presentaba como DJ: Rafa Dro, con sus libros de cuentos, unos cuentos posmodernos, divertidos, radicales con su mescolanza de inglés y español y sarcasmo: Esto no es una salida. Postcards de ocio y odio (La Espina Dorsal, 1996; Nitro press, 2012), Buten Smileys (Yoremito, 1997; Libros Malaletra, 2011), Lejos del Noise (Moho, 2003) y Crossfader 2.0. B-sides, hidden tracks & remixes (Nortestación, 2011). Tal vez sin él no se entendería mucho de lo que hoy se hace y se vive en Tijuana.

Rafa siempre estuvo al día en asuntos de la tecnología: fue uno de los primeros mexicanos en tener un blog (allá por 1999, si mal no recuerdo), cuando pocos conocían esa plataforma digital de autopublicación. Además, fue el creador de la célebre frase “Tijuana makes me happy”, que después musicalizaron los de Nortec: “The happiest place on earth”. Y todo, siempre, desde esa esquina noroeste del país donde, según reza el lema, “inicia la patria”. Porque Rafa, a pesar del potencial que tenía, nunca se fue de allí e hizo de Tijuana su centro de operaciones: recientemente estudiaba una maestría en el Colef cuyo proyecto era, justamente, sobre fanzines.

Al saber de su prematura muerte trato de recordar cómo nos conocimos. No lo recuerdo con precisión, pero debió ser hace casi 10 años en Tijuana, en uno de los bares que frecuentaba: el “Turístico” en la plaza Santa Cecilia o el “Dandy del sur” en la calle Sexta, donde una vez coincidimos y ante mi ridiculez de tomar sólo una “cheve” él insistió en pagarla. Y seguramente fue por los amigos en común: Heriberto, Mayra, Juan Carlos Reyna, Eduardo, Amaranta (recuerdo una vez que amanecieron juntos en la playa después de una fiesta), Abril, Omar, Lorena y Louie, Haydé (con quien siempre se quedaba cuando venía al DF), Karla y recientemente con nuestra querida Gaby Torres. Algunos de ellos se han enemistado con el tiempo, pero Rafa siempre fue amigo de todos ellos. En nuestro caso, fueron pocas veces las que coincidimos después pero Rafa siempre fue muy amable, era de esas personas con las que te encariñas desde la primera.

En Radiante, uno de los fanzines que publicó junto con su amigo Checo Brown, me invitó a colaborar y le envié algo que él, sin reticencias, incluyó. Después se me ocurrió hacer una antología de cuento en la que, desde luego, lo quería incluir y él me envió a los pocos días una selección de ellos para escoger alguno. Una vez lo vi caminar por el camellón de la avenida Álvaro Obregón, aquí en el DF, y yo lancé un twitt para decírselo, cosa que le hizo mucha gracia. Tal vez la última vez que nos vimos fue en un lugar de la calle Sexta al que fuimos con Lorena y Louie, Juan Carlos Bautista y Víctor Jaramillo después de presentar un libro en la Feria de Tijuana. El contacto se mantuvo cordial con el intercambio de algunos twitts o algunos favs en Instagram, a donde siempre subía fotos de sus clases, sus amigos y, sobre todo, las playas de la Tijuana que lo hacía feliz.

Farewell, Rafa.

Tijuana Makes Me Happy – Nortec Collective

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