Nunca estaremos solos
La soledad puede definirse desde dos posturas: la ausencia de compañía o la ausencia de empatía. La primera responde a la soledad física y la segunda se da a pesar de estar rodeado de gente. El mundo infantil sabe poco de la primera, por años los adultos han evitado dejar a los niños solos. Parece que la presencia de alguien mayor garantiza que se mantenga con vida y los aleja de los peligros. La vigilancia es una constante que se supone garantiza el bien de un ser al que se considera incapaz de defenderse. Si estuviera solo se autodestruiría, quemaría la casa o vería cosas que no le están permitidas y lo dañarían de por vida. La presencia de un adulto atestigua que el orden se cumpla y marca las pautas de comportamiento. Una lógica similar a la que enuncia Michel Foucault en Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión al detallar el modus operandi del sistema carcelario, donde el rigor y el ojo están puestos sobre aquellos que se salen de la norma. Débiles que necesitan ser observados las 24 horas del día.
Se puede establecer un paralelo entre los monitores de un solo canal, los que se usan para escuchar a los bebés de una habitación a otra, y el panóptico benthamiano. El panóptico como una estructura arquitectónica diseñada para que el guardia pueda mirar a su prisionero sin que éste lo vea; el monitor, un dispositivo que cumple una función similar: escuchar sin ser escuchado. Ambos garantizan que el orden no sea quebrantado, cada uno a su modo, establecen una relación de dependencia entre adultos/guardia y niños/prisioneros. Los presos, vuelven a una etapa infantil cuando se ven obligados a ceder su voluntad como consecuencia de violar la ley . Los sistemas penitenciarios los someten a un conjunto de reglas, pierden la facultad de elegir a qué hora comer, dormir y vivir. Este microcosmos los condiciona y limita su toma de decisiones.
La LIJ tiene una postura clara ante esta idea e intenta darle la vuelta al juego de poder. Roald Dahl en Matilda subvierte esta noción y construye un personaje que está por encima del mundo adulto. Una niña superdotada que establece su propio orden y decide que sus padres son un estorbo en su vida. Disfruta de la soledad física porque es su refugio ante la falta de empatía con su entorno más cercano. A pesar de estar ceñida a la disciplina escolar y a las estructuras familiares, construye un muro de contención a su alrededor. Se vuelve inmune al mundo que la reprime o que intenta decirle qué hacer. Su moral está por encima de las de sus padres, que encarnan todos los males de la sociedad. Ella se hace a un lado, vive con ellos y de ellos, pero construye un universo propio que le permite aspirar a una vida distinta.
Las historias de niños que crecen “solos” y se resuelven la vida, es un recurso que se repite en la LIJ contemporánea. Desde Tom Sawyer hasta Harry Potter se puede rastrear esta cualidad en el los personajes infantiles, saben que dependen del mundo adulto pero buscan crear un universo individual que responde a problemáticas propias. Se refugian en sí mismos y ahí encuentran sus propias respuestas. La mayoría de estos personajes están lejos de la norma, son peces fuera del agua —a veces con poderes extraordinarios—que reflexionan sobre la vida que quieren tener y así se convierten en factores de cambio. En la medida de sus posibilidades, subvierten las relaciones de poder y escapan de la marginalidad a la que están condicionados culturalmente.