Tierra Adentro

«Empecé de la forma más simple. De pequeño tuve al alcance una cámara fotográfica en casa. Era una cámara de mi madre de lo más sencilla, ni siquiera era reflex. Yo siempre he sido de las personas que no le gustan las historias largas. Descubrí que con la cámara fotográfica podía contar una historia con una sola imagen o incluso con varias imágenes, pero que con una bastaba».

Ricardo Modi no es serio, pero sí directo. No despliega grandes narraciones para hablar de su obra. Tampoco hace falta, porque su trabajo visual es poderoso, evocativo y cuenta historias por sí solo; se defiende con su silencio. Comenzó de forma autodidacta tomando fotografías durante cinco años de forma secreta e íntima: «Yo no creía en mi obra. Estuve desde los 13 hasta los 20 años en un proceso personal, tomaba fotografías para mí y no las compartía. Y como yo no creía en mi obra, no podía esperar que la gente creyera en ella». A los 16 años ingresó al Centro Morelense de las Artes (CMA) a un diplomado de un año de duración. Ahí aprendió las técnicas analógicas y descubrió su vocación, «mientras estaba en el CMA dije: esto es lo mío y me quiero dedicar a ello toda mi vida».

Al terminar el diplomado se matriculó en la Licenciatura de Artes en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Aunque muy pronto buscaría otros aires y nuevas experiencias, «llegó un punto en el que me cansé de mi escuela, de Cuernavaca y de todo y decidí irme un año a Guadalajara a estudiar y a trabajar. Ahí encontré la confianza que me faltaba y encontré mi estilo. De regreso a Cuernavaca decidí que era momento de mostrar mi obra».

unnamed (23)

Ricardo Modi por Maleny Vázquez

Las tres miradas

Una de las exposiciones más recientes de Ricardo Modi, tuvo lugar en la galería de la Torre de Rectoría de la UAEM y llevaba por título Las tres miradas, que conjuntaba tres de sus series fotográficas más importantes: La ciencia del vuelo, Si mi país tuviera mirada y Naturaleza muerta. Me llamó la atención el interés de Modi por la mirada del espectador, que según él «completa su obra», junto a la mirada del artista y la del retratado. «Yo creo que ningún proyecto artístico está completo hasta que llega la gente. Al tener una persona frente de mí tengo dos miradas, la del fotógrafo, que es la mía y la del modelo. Me interesa construir empatía con la modelo para desarrollar una actuación. Yo hago fotografías construidas, no hago imagen documental. Intento quitarle lo obvio y hacerla subjetiva, con más posibilidades. Lo que me gusta de la tercera mirada (la del espectador) es que yo no quiero que me entiendan a mí tal cual como soy. Yo quiero que pongan sus vivencias y experiencias en la fotografía. Que se apropien de la imagen. Para mí no sólo se trata de clavarse en lo que quiero que la gente entienda».

Creo que uno de los grandes aciertos de la obra de Modi es precisamente la noción del espectador. Sus piezas cada vez son más fáciles de identificar porque una serie de elementos muy propios y originales comienzan a construir una firma sólida. Una de ellas es la particularidad de que sólo se interesa por el cuerpo humano y en especial por la imagen femenina: «Yo no puedo fotografiar algo sin vida, algo que no tenga mirada. Ni objetos, ni paisajes. Lo mío es el retrato». Otro de sus sellos es el color. «En mis fotografías veo mucha influencia de la pintura. De hecho hay gente que piensa que mis fotografías son en realidad pinturas. Todas las escenas que construyo llevan colores que también son una suerte de ficción, son colores que no se ven normalmente en la vida diaria. Son colores demasiado explotados. Algunos, de hecho, cuando los imprimes no salen. Digitalmente existen, pero en el papel es imposible recrearlos».

Retratos que son autoRretratos

«Todos mis proyectos hablan de mi vida. Yo no salgo a cuadro, pero siempre estoy hablando de alguna parte de mi vida. La fotografía es mi forma de rebeldía». Una de las formas de ir a contracorriente de Modi, es usar la imagen como la manifestación de inconformidad. El contexto del México actual es uno de los intereses más claros en muchas de sus series. «A mí no me gusta marchar, pero me interesa hablar sobre lo que pasa en nuestro país. Siento que una obra artística es una cosa de gran impacto». Sus obras no son planfetarías sino que se valen de las metáforas para expresar un punto —casi siempre ambiguo o más o menos abstracto— en aras de que el espectador se apropie de su trabajo y halle un mensaje propio. No obstante, su serie Si mi país tuviera mirada, busca dar un mensaje mucho más explicito a través de retratos de mujeres. «Es una serie en la que puse a mujeres a llorar. Se trata de dar una imagen bella con un mensaje opuesto. Un mensaje camuflajeado. Se ve un llanto espeso, fuerte. Y aunque trato de no caer en lo obvio, esta serie sí tiene un mensaje más claro y directo. Son imágenes de nuestro México actual».

La ciencia del vuelo y la belleza femenina

Hay que decirlo, en las fotografías de Ricardo Modi aparecen muchas de las mujeres más guapas de Cuernavaca. «Retratar mujeres es algo que me llena mucho. Siento mucha admiración por el sexo femenino. No sólo busco mujeres bellas físicamente, me centro mucho en la mirada. Siempre busco modelos que tengan una mirada fuerte».

Casi todas sus series están construidas cuidadosamente. Modi confiesa que es un artista meticuloso que intenta no dejar nada al azar, por ello realiza las sesiones en su estudio que está lleno de luz. También experimenta y no se cierra a nuevas posibilidades. La prueba la encuentro en su serie La ciencia del vuelo que retrata bailarinas que flotan en una suerte de mar citadino, gris y tenue. «Me encanta el mar y la fotografía submarina. Así que en esta serie mezclé estas dos cosas que representan la libertad que yo tengo como artista. En esta serie no quería tener tanto control, quería que ciertas cosas quedaran al azar, como el movimiento de las bailarinas». Ellas improvisaban y él las capturaba con su lente. «Para mí las cosas más libres de este planeta son las aves y las bailarinas».

Nuevos proyectos

Actualmente pueden seguir el trabajo y los nuevos proyectos de Ricardo Modi en su página oficial de Facebook. Uno de ellos —aún sin título — busca revalorar la historia y revisar ciertos personajes femeninos de la Historia de México. «Una de las preguntas centrales de la serie es ¿Cómo sería si estos personajes vivieran en nuestros tiempos». Algunas de las personas que aparecen (o aparecerán) son María Félix, la Malinche, Sor Juana Inés de la Cruz e incluso la Virgen de Guadalupe. «Es una serie con mucha sátira. Es una crítica a las generaciones nuevas. Estos personajes los pongo en situaciones un poco chuscas, con colores saturados, pero con el afán de generar una crítica». La serie comenzará un tour por varias ciudades del país en merzo, entre las que se encuentran Tijuana, Hermosillo, Guadalajara, Guanajuato, Distrito Federal, Puebla y cerraría su recorrido en casa, en Cuernavaca.

En Morelos tenemos grandes fotógrafos, muchos egresados del Centro Morelense de las Artes, de la Facultad de Artes y de la Escuela Activa de Fotografía, sin embargo, pocos están creando una obra personal como artistas (hay expertos en encuadres, en hallar buenas imágenes, pero no generan discursos artísticos con sus piezas) y Modi, en ese sentido, se ha convertido poco a poco en un fotógrafo con más reconocimiento porque tiene una propuesta sólida. Por supuesto que no es el único, pero sí uno de los más propositivos y su obra —estoy seguro— nos seguirá ofreciendo nuevas perspectivas de lo que un rostro puede alcanzar a comunicar.

 


Autores
Escritor, crítico de cine y co-director del Festival Grotesco. Forma parte del Grumo de Escritores de la Barba Naranja. Se interesa por las películas de terror, el vegetarianismo, las bicicletas, los perros, la música con guitarras distorsionadas, las mujeres que cantan, la literatura, la filosofía y el punto de encuentro entre todas esas cosas (véase: Hora de aventura).